La teoría de algunos es que Daniel tiene que ser más reciente que los
profetas postexílicos, ya que ninguno de ellos lo cita, menciona ni le hace
referencias. El texto contiene multitud de vocablos
persas y
griegos, lo cual
hace pensar que es posterior a las invasiones de
Ciro y de
Alejandro Magno. El estilo y la redacción de esos
pasajes confirman tal hipótesis.
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Los autores conocen muy bien la historia de la rebelión
macabea, y, como profecía apocalíptica, incluyen en
ella el estudio de los ángeles y el concepto de resurrección, que indudablemente
aparecieron mucho después del Exilio.
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Por consiguiente, la teoría de algunos es que el libro quizás fué compuesto
antes de la muerte de
Antíoco IV Epífanes, que persiguió a los hebreos
entre
167 y
164 a. C.
Por otro lado, en el Nuevo testamento, el propio Jesucristo se refiriere al
Libro de Daniel (Mateo 24:15), lo cual prueba
de que era un libro reconocido como inspirado por Dios y canónico para los
judeocristianos. Según esto, se puede deducir también que podría haberse
completado tal y como se explica en el propio libro de Daniel supuestamente
cuando Daniel residía exiliado en Babilonia, alrededor del año 539 a.C.. Lo
interesante de Daniel es que no fue considerado como profeta (Nevi'im) por los
judíos sino como escritor (Ketuvim). Aunque claramente se le menciona en Mateo
24:15 como el "profeta Daniel". En los textos se menciona la venida de un
conquistador, un mesías que destruiría la corrupción de los gobiernos humanos.
En
Daniel 2:44 se profetiza acerca del tiempo en el que Dios establecería
un Reino, o gobierno, que destruiría todos los gobiernos existentes y
subsistiría hasta tiempo indenfinido (para siempre)". Evidentemente se trata del
mismo gobierno que el propio Jesucristo enseñó a sus discipulos a orar pidiendo
a Dios "venga tu Reino y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo".