Entrevista a Dios
Después de insistir hasta el infinito, encontré una luz. Dios aceptó finalmente la entrevista que tanto le había solicitado. Me concedió solo unos minutos, pero suficiente para preguntarle y decirle mucho de lo que siempre he querido. En un cómodo sofá, un vaso con agua medio vacío, una lámpara prendida, una grabadora y un pequeño globo terráqueo con el que Dios constantemente jugaba. Lo lanzaba hacia arriba y lo atrapaba, a veces rebotándolo con el suelo o simplemente utilizándolo como esfera de caucho para liberar el estrés. Al comienzo me sentía un poco asustado, no sabía si iba a poder cumplir mi papel o si iba a decir algo correcto e incorrecto. Cuando entré a la habitación no sentí ninguna presencia extraña, no sentí el aura del ser más poderoso del universo, es más, sentí como si estuviera hablando conmigo mismo -pero a la vez con alguien más-.
Yo: Dios, antes que todo, gracias por concederme esta entrevista, pero sin más preámbulo quiero ir a lo importante. ¿Por qué creaste al hombre?
Dios: El Uno es un lugar muy solitario, cuando se tiene poder para hacer lo que se quiera, pero no hay con quién compartirlo, surge la soledad. Por eso creé al hombre, para que fuera mi amigo, mi hermano, mi padre y mi hijo, para tener a quién enseñarle mi grandeza y ostentar mis poderes.
Y: Comprendo Dios, a nosotros nos pasa lo mismo. Nos sentimos solos en este mundo donde no nos identificamos con ningún otro ser, no tenemos a quién demostrarle la grandeza de nuestra existencia, por eso te creamos a ti.
Y: Es irónico que te pregunte esto, pero ¿existes?
D: Existo en la medida que me necesiten, que me determinen y me hagan parte de su realidad. Mi existencia es ambivalente, puedo existir o no existir, eso es vuestra decisión. Si quieres que exista, existo, si no quieres que exista, no existo.
Y: Es interesante como se supone que los hombres somos los únicos que tenemos el libre albedrío para escoger entre el bien y el mal, pero ¿porque no tenemos la libertad de no tener que elegir? ¿Es esta libertad una ilusión?, ya que estamos obligados a tomar un camino, a realizar una elección.
D: Déjame decirte. Yo soy la máxima manifestación de la libertad. Puedes elegir que yo exista, y tomar el camino de el-bien o si decides de el-mal; por otra parte, puedes elegir que yo no exista y en ese caso no hay tal elección. Igualmente el bien y el mal al final y al cabo son uno mismo, pero eso te lo responderé en la próxima pregunta.
Y: ¿Como supiste? Efectivamente te lo iba a preguntar. Si existe Dios, ¿entonces eso significa que existe el diablo?
D: Los parámetros humanos son muy reducidos. ¿Que harías si te dijera que la moneda puede tener una sola cara? ¿que un espejo puede tener un solo lado? Yo soy Dios, pero también soy el Diablo, y ahí volvemos a la libertad, tú eliges quién quieres que sea. El infierno y el cielo son un mismo lugar, determinado por el individuo. Recuerda que no siempre la circunstancia precede a la esencia del ser. El objeto muchas veces está en capacidad de determinar el estar, antes de determinar el ser.
Y: Aprovechando tu muestra de arrogancia al minimizar nuestros parámetros te cuestiono. Puedo notar tus respuestas muy humanizadas, como si sintieras y pensaras de la misma forma que un ser humano, ¿acaso no eres un ser supremo, que va más allá de los límites de la razón humana?
D: Evidentemente hijo, pero la forma en que me entiendes es bajo tus parámetros, de otra forma podría responder con elementos abstractos completamente exógenos a tu capacidad y quedar en blanco. Asimismo, el ser humano es incapaz de crear un ser explicable bajo niveles superiores a sus posibilidades, pues no es posible dentro de su naturaleza. Aunque de igual forma me atribuyen esas capacidades divinas, como escapatoria para poder darle respuesta en lo desconocido a lo que no pueden comprender ni cambiar. Con esas cualidades creé al ser humano, para que él mismo me creara con esas características.
Y: Dios, ¿no sientes que el ser humano te ha superado?, así como tú se lo hiciste a la no existencia al crearla, el mundo de hoy parece no necesitar encontrar respuestas a un ser supremo, pero aún no todos estamos preparados para sustituirte con el método científico.
D: Volvemos a lo mismo, mientras ocupen que yo exista, aquí estaré. Mi carácter ontológico responde a la determinación del hombre de la existencia y si quiere decidir entre una existencia previa a la circunstancia o una circunstancia previa a la existencia. Si quieres que la circunstancia anteceda el ser, inevitablemente estaré ahí siempre.
El método científico por más que no lo creas no es mi enemigo. Me ayuda a responderles muchas cosas a ustedes los humanos, y finalmente me ha subordinado. Yo no soy la respuesta a todo, ya sé lo que se siente la independencia o por lo menos, la no dependencia de ustedes hacia mi. Antes no la conocía porque no la antecedía la dependencia, por lo tanto no la lograba apreciar.
Y: No eres tan complejo como pensé, me hablas de cosas que no me desvelan: relativismo, epistemología, ciencia, existencialismo. Pero ¿donde está aquel Dios piadoso, de misericordia y adjetivizado como el amor mismo?
D: Recuerda, soy una proyección tuya. Tu propia subjetividad permea mis respuestas. Mi identidad en esta entrevista te puede decir mucho sobre ti mismo.
Y: En efecto, yo te creo como a mi imagen y semejanza.
Y: El bien y el mal, al ser Dios y el diablo uno solo, ¿son entonces subjetivos?
D: No es tan simple hijo. Si tus acciones te afectaran a ti únicamente podría ser. Pero ustedes viven en un mundo caracterizado por correlaciones humanas, y las consecuencias de los actos puede que a quién menos recaigan sea al ejecutor del mismo. Muchos piensan que ahí es donde yo defino las verdades fundamentales, pero en verdad las definen ustedes mismos, en un contrato social buscando la instintiva supervivencia.
D: Se me está acabando el tiempo. Para ser preciso: se te está acabando el tiempo.
Y: Perdona, una última pregunta entonces. ¿Qué hacemos si no existes?
D: Vive la vida que es un bien escaso, no te desveles por estas preguntas. La existencia es más simple de lo que crees, recuerda, pequeños momentos y pequeñas cosas. Lo único grande soy yo, y no soy posible. Soy la voz de tu subconsciente diciéndote que puedes hacer, que grita en lo profundo y lucha por salir. Y recuerda, que si yo dejo de existir, es porque así lo quieres.
Y: Gracias Dios, ha sido muy ilustrativa nuestra conversación.
D: Igualmente hijo. Y no creas que esto es final, esta conversación puede continuar hasta donde así lo desees. Suerte y Adiós. (Sí, adiós).
Volví a ver el cuarto, y noté que estaba solo. El vaso de agua ahora estaba medio lleno y la lámpara estaba apagada. Dios me creó una treta, desapareció para que pensara que estaba hablando solo aunque yo se que no fue así. Pensé muy seriamente en si divulgar esta conversación o dejarla solo para mi. Al final decidí no enseñarla a nadie y guardarla como un amuleto, pues sólo así se convertiría en parte del infinito.