En esto de Venezuela hay que entender un par de cosas:
1. La primera es que esa "cultura política" no es oriunda de Chaves. En Venezuela, después de que la democracia regresó con Betancourt la corrupción se asentó de tal manera que llegó a verse como lo más normal del mundo tanto por Acción Democrática (social demócratas) como por Copey (socialcristianos). Se podía escuchar a un joven expresar que estaba buscando un trabajo en el gobierno para hacer lo que por acá llamamos "chorizos", pero lo decía así y con el mayor de los descaros. Era bien visto por la población que si usted tenía un puesto público tenía el "derecho" a ser corrupto. Por ejemplo, era frecuente que un funcionario público, no importa su puesto, llegaba por ejemplo a un concierto y sacaba su "carnet de funcionario" y simplemente decía: "oye, pana, que yo soy funcionario" y el pobre tipo de la entrada lo dejaba pasar. Por tanto, los únicos que se preocupaban por el nivel de corrupción eran los intelectuales en las universidades.
2. El venezolano medio y más aún el de escasos recursos, es muy proclive a que el gobierno le regale. El clientelismo político en Venezuela es mucho más fuerte que en Costa Rica y eso ya es mucho decir. Probablemente Chaves no necesita regalar una casa, con solo que regale unas "hayacas" y unos "porotos" (frijoles negros) se gana el voto de cualquiera. Para un venezolano común y silvestre, recibir dádivas que él mismo sabe que son mal habidas no es ningún problema de conciencia.
Por eso, gente como Capriles tienen la cuesta en contra, están nadando contra corriente, pues NUNCA atraerán un electorado con conciencia política sobre la realidad de su país... hasta que se hunda.
No nos asustemos, en Costa Rica vamos por un camino similar.
