¡Aguafiestas! Justo cuando pensábamos que el país estaba avanzando a paso firme en temas de tecnología, sale la noticia de que Fonatel recibió 75 ofertas para conectar a internet casi 1500 escuelas públicas. Un movimiento chivísimo, sin duda, porque todos sabemos lo importante que es tener acceso a la web en pleno siglo XXI, especialmente para los niños y jóvenes. Pero, díganme, ¿será todo tan color de rosas como parece?
Según el comunicado oficial, la inversión superaría los ¢60 billones, una suma que te hace rascarte la cabeza pensando en cómo se destinarán esos fondos. Al final, el Banco de Costa Rica, como fiduciario, y la Sutel tienen 160 días hábiles para revisarlas y adjudicarlas. Eso es un buen rato, ¿eh? Uno se queda pensando si habrá algún resbalón ahí, alguna jugada turbia… pero bueno, esperemos que todo salga bien y no nos llevemos ninguna decepción.
Entre los ofertantes tenemos a los pesos pesados: Claro, CoopeGuanacaste, CoopeSantos, Itellum, Liberty, Tigo, Telecable y Ufinet, además del consorcio ICE-PC Central. Una competencia sana, ¿verdad? Aunque con tanto operador metido en el brío, uno se pregunta qué tipo de calidad vamos a obtener realmente. No quiero que nos vendan la moto como siempre, ¿entienden? Que no quede en una conexión lenta y llena de trabas que nos deje más frustrados que nunca.
El plan incluye no solo internet de alta velocidad, sino también la instalación de redes internas inalámbricas, mantenimiento de las redes y, agradecidamente, filtrado de contenido malicioso y pornografía. Esto último es vital, sobre todo en tiempos donde los niños tienen acceso a todo tipo de información en línea. Ojalá que implementen sistemas eficientes y efectivos para protegerlos, porque eso es de suma importancia.
Federico Chacón, presidente de la Sutel, se mostró contento con la participación de los operadores. Dice que ahora podrían estar conectando 2132 centros educativos, lo que implica beneficiar a unos 238 mil estudiantes y casi 28 mil maestros. Suena increíble, pero hay que ver cómo se traduce esto en realidad. Porque uno ya sabe cómo son las cosas por acá: muchas promesas y poca acción concreta. ¡Qué vara!
Y hablando de concreto, me preocupa un poco la sostenibilidad de este proyecto. ¿Quién va a pagar la factura mensual de todas estas conexiones? ¿Será el Estado, las escuelas o los padres de familia? Si la respuesta es la última opción, entonces estamos jodidos, porque muchos no tendrán los recursos para costearlo. Sería injusto obligarlos a pagar por algo que debería ser un derecho básico.
Otro tema que me inquieta es el impacto ambiental de tanta infraestructura tecnológica. Necesitamos más torres, cables y equipos, lo cual implica un mayor consumo de energía y la generación de residuos electrónicos. ¿Se ha considerado esto en el proyecto? Espero que sí, porque no queremos resolver un problema (la brecha digital) creando otro (la crisis climática).
En fin, la iniciativa es prometedora, pero todavía quedan muchas preguntas por resolver. ¿Realmente tendremos internet rápido y confiable en todas las escuelas? ¿Será sostenible a largo plazo? ¿Cómo se garantizará la seguridad de los estudiantes en línea? Y lo más importante: ¿esta inversión generará un cambio real en la calidad de la educación en nuestro país? ¡Dígame usted, compas! ¿Les parece que este proyecto tiene futuro, o será otra promesa incumplida que se irá al traste?
Según el comunicado oficial, la inversión superaría los ¢60 billones, una suma que te hace rascarte la cabeza pensando en cómo se destinarán esos fondos. Al final, el Banco de Costa Rica, como fiduciario, y la Sutel tienen 160 días hábiles para revisarlas y adjudicarlas. Eso es un buen rato, ¿eh? Uno se queda pensando si habrá algún resbalón ahí, alguna jugada turbia… pero bueno, esperemos que todo salga bien y no nos llevemos ninguna decepción.
Entre los ofertantes tenemos a los pesos pesados: Claro, CoopeGuanacaste, CoopeSantos, Itellum, Liberty, Tigo, Telecable y Ufinet, además del consorcio ICE-PC Central. Una competencia sana, ¿verdad? Aunque con tanto operador metido en el brío, uno se pregunta qué tipo de calidad vamos a obtener realmente. No quiero que nos vendan la moto como siempre, ¿entienden? Que no quede en una conexión lenta y llena de trabas que nos deje más frustrados que nunca.
El plan incluye no solo internet de alta velocidad, sino también la instalación de redes internas inalámbricas, mantenimiento de las redes y, agradecidamente, filtrado de contenido malicioso y pornografía. Esto último es vital, sobre todo en tiempos donde los niños tienen acceso a todo tipo de información en línea. Ojalá que implementen sistemas eficientes y efectivos para protegerlos, porque eso es de suma importancia.
Federico Chacón, presidente de la Sutel, se mostró contento con la participación de los operadores. Dice que ahora podrían estar conectando 2132 centros educativos, lo que implica beneficiar a unos 238 mil estudiantes y casi 28 mil maestros. Suena increíble, pero hay que ver cómo se traduce esto en realidad. Porque uno ya sabe cómo son las cosas por acá: muchas promesas y poca acción concreta. ¡Qué vara!
Y hablando de concreto, me preocupa un poco la sostenibilidad de este proyecto. ¿Quién va a pagar la factura mensual de todas estas conexiones? ¿Será el Estado, las escuelas o los padres de familia? Si la respuesta es la última opción, entonces estamos jodidos, porque muchos no tendrán los recursos para costearlo. Sería injusto obligarlos a pagar por algo que debería ser un derecho básico.
Otro tema que me inquieta es el impacto ambiental de tanta infraestructura tecnológica. Necesitamos más torres, cables y equipos, lo cual implica un mayor consumo de energía y la generación de residuos electrónicos. ¿Se ha considerado esto en el proyecto? Espero que sí, porque no queremos resolver un problema (la brecha digital) creando otro (la crisis climática).
En fin, la iniciativa es prometedora, pero todavía quedan muchas preguntas por resolver. ¿Realmente tendremos internet rápido y confiable en todas las escuelas? ¿Será sostenible a largo plazo? ¿Cómo se garantizará la seguridad de los estudiantes en línea? Y lo más importante: ¿esta inversión generará un cambio real en la calidad de la educación en nuestro país? ¡Dígame usted, compas! ¿Les parece que este proyecto tiene futuro, o será otra promesa incumplida que se irá al traste?