Diay, maes, a veces uno lee noticias que simplemente lo dejan a uno con la boca abierta, y no para bien. Agárrense, porque la vara en Puntarenas está color de hormiga. Resulta que la Municipalidad se está jalando una torta de proporciones épicas con la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales del Mercado Municipal. Y no lo digo yo, lo dice el Ministerio de Salud y hasta la mismísima Sala Constitucional. ¡Qué despiche!
Para que entiendan la magnitud del asunto: esto no es un simple chunche que se puede dejar para después, como arreglar un hueco en la calle (que ya de por sí es un problema). Estamos hablando de una orden directa de la Sala Cuarta que decía, en buen tico, "pónganse las pilas y terminen este brete para noviembre de 2025". Era una fecha límite, inamovible, para solucionar un problema de salud pública que apesta, literal y figuradamente. La idea era simple: dejar de contaminar y proteger a la gente. Pero parece que en la Muni leyeron otro documento.
¿Y qué pasó? ¡Salados! La Municipalidad, en un despliegue de ineficiencia que ya quisiéramos ver para cosas buenas, no solo no avanzó, sino que retrocedió. Según el Ministerio de Salud, se perdieron dos meses vitales, entre junio y agosto, en puro papeleo mal hecho. Devoluciones, errores en los planos, trámites que iban y venían como un mal chiste. Y para coronar la torta, salen la semana pasada con un "nuevo cronograma" que patea la bola hasta julio de 2026. Es decir, le están diciendo a la Sala Constitucional y al Ministerio de Salud que su orden no les importa mucho.
Lo más frustrante de toda esta vara es que no es un juego. Cada día que esa planta no funciona es un día más de contaminación, un día más de riesgos para la salud de los porteños y un golpe a la economía de una ciudad que vive del turismo y de su belleza natural. Mientras el alcalde Randall Chavarría y su equipo se enredan en sus propios trámites, la salud de toda una comunidad pende de un hilo. El Ministerio de Salud ya dijo que va a usar todas las herramientas legales para que se cumpla lo ordenado, pero diay, ¿cuánto más tiene que esperar la gente?
Al final, este despiche anunciado deja un sabor amargo. Demuestra una falta de respeto increíble no solo por las órdenes de las más altas autoridades judiciales, sino por la propia gente a la que se supone que deben servir. El plan original se fue al traste por una negligencia que cuesta creer. Por eso abro el debate acá en el foro, porque esto va más allá de un simple atraso. ¿Creen que ya es hora de que rueden cabezas en la Muni de Puntarenas por este despiche, o esto es solo el 'pan de cada día' de la burocracia que nos toca aguantar?
Para que entiendan la magnitud del asunto: esto no es un simple chunche que se puede dejar para después, como arreglar un hueco en la calle (que ya de por sí es un problema). Estamos hablando de una orden directa de la Sala Cuarta que decía, en buen tico, "pónganse las pilas y terminen este brete para noviembre de 2025". Era una fecha límite, inamovible, para solucionar un problema de salud pública que apesta, literal y figuradamente. La idea era simple: dejar de contaminar y proteger a la gente. Pero parece que en la Muni leyeron otro documento.
¿Y qué pasó? ¡Salados! La Municipalidad, en un despliegue de ineficiencia que ya quisiéramos ver para cosas buenas, no solo no avanzó, sino que retrocedió. Según el Ministerio de Salud, se perdieron dos meses vitales, entre junio y agosto, en puro papeleo mal hecho. Devoluciones, errores en los planos, trámites que iban y venían como un mal chiste. Y para coronar la torta, salen la semana pasada con un "nuevo cronograma" que patea la bola hasta julio de 2026. Es decir, le están diciendo a la Sala Constitucional y al Ministerio de Salud que su orden no les importa mucho.
Lo más frustrante de toda esta vara es que no es un juego. Cada día que esa planta no funciona es un día más de contaminación, un día más de riesgos para la salud de los porteños y un golpe a la economía de una ciudad que vive del turismo y de su belleza natural. Mientras el alcalde Randall Chavarría y su equipo se enredan en sus propios trámites, la salud de toda una comunidad pende de un hilo. El Ministerio de Salud ya dijo que va a usar todas las herramientas legales para que se cumpla lo ordenado, pero diay, ¿cuánto más tiene que esperar la gente?
Al final, este despiche anunciado deja un sabor amargo. Demuestra una falta de respeto increíble no solo por las órdenes de las más altas autoridades judiciales, sino por la propia gente a la que se supone que deben servir. El plan original se fue al traste por una negligencia que cuesta creer. Por eso abro el debate acá en el foro, porque esto va más allá de un simple atraso. ¿Creen que ya es hora de que rueden cabezas en la Muni de Puntarenas por este despiche, o esto es solo el 'pan de cada día' de la burocracia que nos toca aguantar?