¡Ay, Dios mío! Parece que la cosa sigue igual en el mundo de los seguros, ¿eh? Según la Sugese, las primas crecieron un 3,4% en octubre pasado, sumando unos 35 mil millones de colones extra al bolsillo del tico promedio. Imagínate, eso da pa' unas buenas vacaciones en Guanacaste… si te alcanza, claro.
La verdad, este aumento viene de atrás. Si bien hay crecimiento, la velocidad se ha ido frenando bastante desde principios de año. Antes iban rapidito, ahora parece que van caminando despacio, perdiendo unos 8.7 puntos porcentuales en el ritmo anual. Esto nos hace pensar: ¿qué estará pasando realmente detrás de estas cifras?
Lo bueno es que el crecimiento vino de ambos lados: los seguros obligatorios, esos que te tocan tener como el SOAT para el carro y el seguro de riesgos del trabajo, subieron alrededor de 19 mil millones; y los voluntarios, como el seguro del chimbo o el de la casita, contribuyeron con otros 15 mil millones. Un alivio, aunque no mucho, porque los precios siempre siguen apretando.
Y hablando de obligatorios, el SOAT fue el que más impulsó el crecimiento, con un aumento del 11,2%. Eso significa que tendremos que apretarle más el cinturón para pagar ese brinco en la póliza vehicular. Luego le siguió el seguro de riesgos del trabajo, que también vio un repunte considerable del 6,3%. ¡Un brete para los empleadores!
Ahora, si miramos los seguros voluntarios, la cosa se puso un poco más complicada. Aunque hubo crecimiento general, los seguros “generales” (como el de autos) bajaron un 2,6%, supuestamente por cambalache de contratos y cosas así que ni el pope entiende. Pero ahí entró el seguro personal, el de vida, salud y esas cositas, que sí creció un buen 8,3%, demostrando que la gente se preocupa más por cuidarse que por cuidar el carro viejo.
Pero ojo, porque la historia completa no es tan sencilla. Siniestros, siniestros por todas partes. Se pagaron 46,8 mil millones más en siniestros que el año pasado, lo que significa que estamos chocando más, enfermando más, o simplemente teniendo más mala suerte. El seguro de riesgos del trabajo y el SOA fueron los que más siniestros acumularon, seguramente por todos los accidentes laborales y de tráfico que ocurren diariamente en nuestras carreteras.
Al final del día, los seguros que más primas generaron fueron los de autos, salud, vida e incendios, representando casi el 81% del mercado voluntario. El seguro de salud fue el que más creció en valor absoluto, con un aumento del 15,8%. Pero fíjate tú, el seguro de autos fue el único que vio una caída significativa, con 29 mil millones de colones menos. Esto tiene que ver con cómo cambian las fechas de vencimiento de las pólizas, y eso afecta directamente cómo se paga la prima. Una verdadera maraña, diay.
Entonces, viendo toda esta movida, me pregunto: ¿Cómo vamos a hacer los ticos comunes y corrientes para seguir cubriéndonos con estos aumentos constantes en los seguros? ¿Será que llegará el momento en que tengamos que elegir entre asegurar nuestro carro o comer gallo pinto los fines de semana?
La verdad, este aumento viene de atrás. Si bien hay crecimiento, la velocidad se ha ido frenando bastante desde principios de año. Antes iban rapidito, ahora parece que van caminando despacio, perdiendo unos 8.7 puntos porcentuales en el ritmo anual. Esto nos hace pensar: ¿qué estará pasando realmente detrás de estas cifras?
Lo bueno es que el crecimiento vino de ambos lados: los seguros obligatorios, esos que te tocan tener como el SOAT para el carro y el seguro de riesgos del trabajo, subieron alrededor de 19 mil millones; y los voluntarios, como el seguro del chimbo o el de la casita, contribuyeron con otros 15 mil millones. Un alivio, aunque no mucho, porque los precios siempre siguen apretando.
Y hablando de obligatorios, el SOAT fue el que más impulsó el crecimiento, con un aumento del 11,2%. Eso significa que tendremos que apretarle más el cinturón para pagar ese brinco en la póliza vehicular. Luego le siguió el seguro de riesgos del trabajo, que también vio un repunte considerable del 6,3%. ¡Un brete para los empleadores!
Ahora, si miramos los seguros voluntarios, la cosa se puso un poco más complicada. Aunque hubo crecimiento general, los seguros “generales” (como el de autos) bajaron un 2,6%, supuestamente por cambalache de contratos y cosas así que ni el pope entiende. Pero ahí entró el seguro personal, el de vida, salud y esas cositas, que sí creció un buen 8,3%, demostrando que la gente se preocupa más por cuidarse que por cuidar el carro viejo.
Pero ojo, porque la historia completa no es tan sencilla. Siniestros, siniestros por todas partes. Se pagaron 46,8 mil millones más en siniestros que el año pasado, lo que significa que estamos chocando más, enfermando más, o simplemente teniendo más mala suerte. El seguro de riesgos del trabajo y el SOA fueron los que más siniestros acumularon, seguramente por todos los accidentes laborales y de tráfico que ocurren diariamente en nuestras carreteras.
Al final del día, los seguros que más primas generaron fueron los de autos, salud, vida e incendios, representando casi el 81% del mercado voluntario. El seguro de salud fue el que más creció en valor absoluto, con un aumento del 15,8%. Pero fíjate tú, el seguro de autos fue el único que vio una caída significativa, con 29 mil millones de colones menos. Esto tiene que ver con cómo cambian las fechas de vencimiento de las pólizas, y eso afecta directamente cómo se paga la prima. Una verdadera maraña, diay.
Entonces, viendo toda esta movida, me pregunto: ¿Cómo vamos a hacer los ticos comunes y corrientes para seguir cubriéndonos con estos aumentos constantes en los seguros? ¿Será que llegará el momento en que tengamos que elegir entre asegurar nuestro carro o comer gallo pinto los fines de semana?
