¡Ay, pata! Ya casi cerramos el año y la política sigue presente, aunque sea disfrazada de buenos deseos navideños. Varios de los candidatos que quieren llegar a Casa Amarilla en 2026 sacaron pecho con mensajes bonitos, tratando de conectar con el pueblo en estos días de reflexión y convivencia familiar. Pero, vamos, entre líneas se nota el despecho y las ganas de meterle a la competencia.
Como ya saben, entró la 'tregua navideña', ese periodo donde los políticos tienen prohibido andar echándose carbón unos a otros por los medios tradicionales. Pueden mandar tres mensajes, uno pa' la tele, otro pa' la radio y otro pa' los periódicos. Una medida para que podamos pasar las fiestas tranquilos, sin tanto debate político a gritos, ¡que ya tenemos bastante con la familia!
Laura Fernández, del Pueblo Soberano, empezó tirándole balones con esa metáfora de las lucitas. Dice que Costa Rica estaba caminando a oscuras y que ahora, gracias a la gente, se está iluminando. ¡Qué lindo! Suena bien, pero a muchos nos queda el sabor de que la oscuridad llegó precisamente cuando ella estuvo en el poder, ¿no?
Álvaro Ramos, del PLN, cambió el discurso y se puso más terrenal. Reconoció que hay mucha gente currando duro, “pulseándola” como decimos acá, en tiendas, hospitales… Eso sí que conecta con la realidad del mae común. En lugar de promesas vacías, te dice que disfrutes con tu familia, que la Navidad no es solo lujo ni fotos posadas. ¡Esa sinceridad le pega!
Pero Ariel Robles, del Frente Amplio, sí que soltó la bomba. Le preguntó al público: “¿Y ahora, cómo arreglamos este enredo?”. Directo al grano, reconociendo que el país está en un lío. Luego salió con el rollo de la esperanza, pero con un toque realista. No prometió soluciones mágicas, sino compromiso. Esa vara la tienen alta, ¿eh?
Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, nos llevó de viaje a su infancia, recordando esos portales llenos de musgo y de primos. Un relato nostálgico que busca evocar esos valores de unión y amor que caracterizan a la Navidad. Es un juego psicológico interesante; apelar a la nostalgia para ganarse el corazón de la gente. Si funciona, pues chapeu, ¡pero ojo!
Juan Carlos Hidalgo, del Unidad Social Cristiana, siguió la línea espiritual, hablando de “emparejar la cancha” y de oportunidades para todos. Nada muy original, pero cumple con el rollo de pedir votos con decencia. Natalia Díaz, de Unidos Podemos, también apostó por la calma, sugiriendo que no se trata de venganzas, sino de construir juntos. Un discurso conciliador, que podría funcionar en un clima polarizado como el actual.
Y así, cada candidato intentando dejar su huella en estas fiestas. Algunos con discursos más elaborados, otros con mensajes más directos. Todos buscando conectar con el electorado. Ahora, miren, me pregunto: ¿creen que estos mensajes navideños realmente influirán en la decisión de la gente, o ya nos hemos cansado de tanto rollo político y simplemente queremos comer tamales y pasarla bien con la familia? ¡Diganme qué piensan en los comentarios!
Como ya saben, entró la 'tregua navideña', ese periodo donde los políticos tienen prohibido andar echándose carbón unos a otros por los medios tradicionales. Pueden mandar tres mensajes, uno pa' la tele, otro pa' la radio y otro pa' los periódicos. Una medida para que podamos pasar las fiestas tranquilos, sin tanto debate político a gritos, ¡que ya tenemos bastante con la familia!
Laura Fernández, del Pueblo Soberano, empezó tirándole balones con esa metáfora de las lucitas. Dice que Costa Rica estaba caminando a oscuras y que ahora, gracias a la gente, se está iluminando. ¡Qué lindo! Suena bien, pero a muchos nos queda el sabor de que la oscuridad llegó precisamente cuando ella estuvo en el poder, ¿no?
Álvaro Ramos, del PLN, cambió el discurso y se puso más terrenal. Reconoció que hay mucha gente currando duro, “pulseándola” como decimos acá, en tiendas, hospitales… Eso sí que conecta con la realidad del mae común. En lugar de promesas vacías, te dice que disfrutes con tu familia, que la Navidad no es solo lujo ni fotos posadas. ¡Esa sinceridad le pega!
Pero Ariel Robles, del Frente Amplio, sí que soltó la bomba. Le preguntó al público: “¿Y ahora, cómo arreglamos este enredo?”. Directo al grano, reconociendo que el país está en un lío. Luego salió con el rollo de la esperanza, pero con un toque realista. No prometió soluciones mágicas, sino compromiso. Esa vara la tienen alta, ¿eh?
Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, nos llevó de viaje a su infancia, recordando esos portales llenos de musgo y de primos. Un relato nostálgico que busca evocar esos valores de unión y amor que caracterizan a la Navidad. Es un juego psicológico interesante; apelar a la nostalgia para ganarse el corazón de la gente. Si funciona, pues chapeu, ¡pero ojo!
Juan Carlos Hidalgo, del Unidad Social Cristiana, siguió la línea espiritual, hablando de “emparejar la cancha” y de oportunidades para todos. Nada muy original, pero cumple con el rollo de pedir votos con decencia. Natalia Díaz, de Unidos Podemos, también apostó por la calma, sugiriendo que no se trata de venganzas, sino de construir juntos. Un discurso conciliador, que podría funcionar en un clima polarizado como el actual.
Y así, cada candidato intentando dejar su huella en estas fiestas. Algunos con discursos más elaborados, otros con mensajes más directos. Todos buscando conectar con el electorado. Ahora, miren, me pregunto: ¿creen que estos mensajes navideños realmente influirán en la decisión de la gente, o ya nos hemos cansado de tanto rollo político y simplemente queremos comer tamales y pasarla bien con la familia? ¡Diganme qué piensan en los comentarios!