¡Ay, mándale! Quién lo iba a decir, mi gente. Lussania Víquez, la reina indiscutible de las redes sociales y ahora… ¡en El Chinamo! La presentadora, loca de atar, asumió el reto y dejó a todos boquiabiertos en Teletica. Se veía que estaba nerviosita, pero también con ganas de echarle montón al brete. Esto sí que fue sorpresa, eh.
Para los que viven debajo de piedra, El Chinamo es el segmento de pruebas imposibles que cada año trae Teletica. Personalidades del medio se ponen a prueba con desafíos que parecen sacados de una película de comedia. Y este año, la elegida fue Lussania, quien tuvo que demostrar si tenía madera de chinamera de pura cepa. Imagínense la presión, mamita.
Desde que Gabriela Jiménez la presentó, rodeada de halagos por parte de Carlos Álvarez, quedó claro que Lussania era una ficha importante. “Les vamos a traer a la misión a una mujer comunicadora, locutora y, de verdad, una mujer admirable. Mamá de gemelos. Muchos ya sospechaban de quién se trataba”, soltó Jiménez, levantando el ánimo del público. Y vaya si llegó con actitud, ¡bailoteaba como si estuviera en su casa!
Las misiones no fueron precisamente un paseo por el Parque Nacional. ¡Imagínense! Le tocó tomarse un selfie en el edificio más alto del país – el edificio Alsacia, pa’ que se animen –, luego posar frente a un castillo (sí, hay castillos cerca de acá), bailar con una cimarrona hasta quedar sin aire, ¡y para rematar!, una foto en una carne asada con un gallito de tortillas en mano. ¿Se imaginan la escena?
Y bueno, ¿qué les cuento? Lussania le puso pasión y corazón a cada desafío. Aunque hubo momentos de susto, como cuando casi se le cae el celular en la cima del Alsacia – ¡qué sal! –, siempre mantuvo la sonrisa y la actitud positiva. Demostró que detrás de esa imagen de influencer exitosa hay una persona con ganas de divertirse y romper esquemas.
Lo que más me gustó es cómo interactuó con el público. Desde que salió al escenario, se notaba que sentía el cariño de la gente. Recibió aplausos, gritos de apoyo e incluso algunas serenatas improvisadas. ¡Eso la hizo sentir como en casa! De verdad, fue un momento muy emotivo y conmovedor. Uno siente el orgullo de ver a una compatriota dando rienda suelta a su talento y personalidad.
Ahora bien, dejando de lado el morbo y el entretenimiento, creo que la participación de Lussania en El Chinamo nos recuerda que todos podemos salir de nuestra zona de confort y enfrentar nuevos retos. Que no importa si somos influencers, artistas, abogados o panaderos, siempre tenemos algo que aportar y algo nuevo que aprender. Además, nos demuestra que el humor y la espontaneidad son ingredientes esenciales para superar cualquier obstáculo – ¡y para disfrutar de la vida, diay!
En fin, ¿creen que Lussania debería participar en más programas de televisión además de sus proyectos en redes sociales? ¿Consideran que este tipo de formatos ayuda a humanizar a las figuras públicas y a mostrar otra faceta de ellas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan!
Para los que viven debajo de piedra, El Chinamo es el segmento de pruebas imposibles que cada año trae Teletica. Personalidades del medio se ponen a prueba con desafíos que parecen sacados de una película de comedia. Y este año, la elegida fue Lussania, quien tuvo que demostrar si tenía madera de chinamera de pura cepa. Imagínense la presión, mamita.
Desde que Gabriela Jiménez la presentó, rodeada de halagos por parte de Carlos Álvarez, quedó claro que Lussania era una ficha importante. “Les vamos a traer a la misión a una mujer comunicadora, locutora y, de verdad, una mujer admirable. Mamá de gemelos. Muchos ya sospechaban de quién se trataba”, soltó Jiménez, levantando el ánimo del público. Y vaya si llegó con actitud, ¡bailoteaba como si estuviera en su casa!
Las misiones no fueron precisamente un paseo por el Parque Nacional. ¡Imagínense! Le tocó tomarse un selfie en el edificio más alto del país – el edificio Alsacia, pa’ que se animen –, luego posar frente a un castillo (sí, hay castillos cerca de acá), bailar con una cimarrona hasta quedar sin aire, ¡y para rematar!, una foto en una carne asada con un gallito de tortillas en mano. ¿Se imaginan la escena?
Y bueno, ¿qué les cuento? Lussania le puso pasión y corazón a cada desafío. Aunque hubo momentos de susto, como cuando casi se le cae el celular en la cima del Alsacia – ¡qué sal! –, siempre mantuvo la sonrisa y la actitud positiva. Demostró que detrás de esa imagen de influencer exitosa hay una persona con ganas de divertirse y romper esquemas.
Lo que más me gustó es cómo interactuó con el público. Desde que salió al escenario, se notaba que sentía el cariño de la gente. Recibió aplausos, gritos de apoyo e incluso algunas serenatas improvisadas. ¡Eso la hizo sentir como en casa! De verdad, fue un momento muy emotivo y conmovedor. Uno siente el orgullo de ver a una compatriota dando rienda suelta a su talento y personalidad.
Ahora bien, dejando de lado el morbo y el entretenimiento, creo que la participación de Lussania en El Chinamo nos recuerda que todos podemos salir de nuestra zona de confort y enfrentar nuevos retos. Que no importa si somos influencers, artistas, abogados o panaderos, siempre tenemos algo que aportar y algo nuevo que aprender. Además, nos demuestra que el humor y la espontaneidad son ingredientes esenciales para superar cualquier obstáculo – ¡y para disfrutar de la vida, diay!
En fin, ¿creen que Lussania debería participar en más programas de televisión además de sus proyectos en redes sociales? ¿Consideran que este tipo de formatos ayuda a humanizar a las figuras públicas y a mostrar otra faceta de ellas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan!