¡Ay, mi gente! Ya estamos casi en diciembre, y saben qué significa eso: luces, empanadas, y canciones que te hacen sentir nostálgico. Pero resulta que hay rincones del planeta donde la Navidad es más una pesadilla que una fiesta. Sí, así como lo escucharon, unos cuantos países tienen la Navidad en la mira... ¡y no precisamente con cariño!
Como bien sabemos, la Navidad es una mezcla de tradición religiosa, familia reunida y, bueno, compras hasta decir basta. Es un fenómeno global que mueve billetes y corazones. Pero cuando el panorama cambia y las creencias o ideologías chocan, la magia navideña puede esfumarse rapidito. Según varios medios internacionales, como The Guardian y Gizmodo, hay países donde simplemente no se festeja; de hecho, ¡la intentan borrar del mapa!
Y no piensen que es cosa de algún pueblito perdido. Estamos hablando de naciones enteras, con gobiernos poderosos que dictaminan qué se puede y qué no se puede hacer en diciembre. Imaginen la bronca de querer armarle un nacenchi’tito a su abuelita y tener que esconderlo pa' no meterse en lío. ¡Un verdadero dolor de cabeza!
Empecemos por Corea del Norte, el reino de Kim Jong-un. Ahí, la Navidad fue echada a patadas en 2016. Olvídense de ponerle luces al árbol o cantar villancicos; cualquier festejo navideño se considera un acto contra el glorioso partido trabajador. ¡Más vale rezarle a la patria que pedirle cosas a Papá Noel!
Luego tenemos a Brunei, un pequeño sultanato en Asia que aplica la sharia de forma súper estricta. Desde 2014, la Navidad está totalmente prohibida, ni siquiera para los extranjeros. Se acabó el pavo relleno y el rompope; ahora solo impera la ley islámica. Dicen que hasta mirarte con espíritu navideño puede valerte una multa considerable.
En Tayikistán, después de independizarse de la Unión Soviética, decidieron limpiar el calendario de cualquier festividad que no tenga relación con el Islam. Así que, adiós Navidad, hola cultura tradicional tayika. Ni disfraz de Santa Claus, ni fuegos artificiales, ni regalitos. ¡Todo prohibido, señores!
Somalia tampoco se quedó atrás. En 2015, declararon que ninguna celebración religiosa que no fuera islámica tendrá espacio en los espacios públicos. Si eres turista y quieres llevarle un dulce navideño a un amigo somalí, hazlo en la más absoluta discreción, porque si alguien te ve encendiendo una vela con motivos navideños, ¡puede que tengas problemas!
Y por último, pero no menos importante, China. Aquí la cosa es más complicada porque la prohibición de la Navidad varía dependiendo de la región. En zonas con un control ideológico más fuerte, las autoridades no toleran adornos, música o fiestas navideñas. Aunque en algunas ciudades se permite alguna celebración discreta, la Navidad sigue siendo más una excusa para comprar cosas que una verdadera festividad. ¡Imagínense lo que sería intentar convencer a un funcionario chino de que los renos vuelan! Bueno, pura pérdida de tiempo, brete. ¿Ustedes creen que la globalización llegará a cambiar las cosas en estos países o la prohibición de la Navidad seguirá siendo una realidad por mucho tiempo?
Como bien sabemos, la Navidad es una mezcla de tradición religiosa, familia reunida y, bueno, compras hasta decir basta. Es un fenómeno global que mueve billetes y corazones. Pero cuando el panorama cambia y las creencias o ideologías chocan, la magia navideña puede esfumarse rapidito. Según varios medios internacionales, como The Guardian y Gizmodo, hay países donde simplemente no se festeja; de hecho, ¡la intentan borrar del mapa!
Y no piensen que es cosa de algún pueblito perdido. Estamos hablando de naciones enteras, con gobiernos poderosos que dictaminan qué se puede y qué no se puede hacer en diciembre. Imaginen la bronca de querer armarle un nacenchi’tito a su abuelita y tener que esconderlo pa' no meterse en lío. ¡Un verdadero dolor de cabeza!
Empecemos por Corea del Norte, el reino de Kim Jong-un. Ahí, la Navidad fue echada a patadas en 2016. Olvídense de ponerle luces al árbol o cantar villancicos; cualquier festejo navideño se considera un acto contra el glorioso partido trabajador. ¡Más vale rezarle a la patria que pedirle cosas a Papá Noel!
Luego tenemos a Brunei, un pequeño sultanato en Asia que aplica la sharia de forma súper estricta. Desde 2014, la Navidad está totalmente prohibida, ni siquiera para los extranjeros. Se acabó el pavo relleno y el rompope; ahora solo impera la ley islámica. Dicen que hasta mirarte con espíritu navideño puede valerte una multa considerable.
En Tayikistán, después de independizarse de la Unión Soviética, decidieron limpiar el calendario de cualquier festividad que no tenga relación con el Islam. Así que, adiós Navidad, hola cultura tradicional tayika. Ni disfraz de Santa Claus, ni fuegos artificiales, ni regalitos. ¡Todo prohibido, señores!
Somalia tampoco se quedó atrás. En 2015, declararon que ninguna celebración religiosa que no fuera islámica tendrá espacio en los espacios públicos. Si eres turista y quieres llevarle un dulce navideño a un amigo somalí, hazlo en la más absoluta discreción, porque si alguien te ve encendiendo una vela con motivos navideños, ¡puede que tengas problemas!
Y por último, pero no menos importante, China. Aquí la cosa es más complicada porque la prohibición de la Navidad varía dependiendo de la región. En zonas con un control ideológico más fuerte, las autoridades no toleran adornos, música o fiestas navideñas. Aunque en algunas ciudades se permite alguna celebración discreta, la Navidad sigue siendo más una excusa para comprar cosas que una verdadera festividad. ¡Imagínense lo que sería intentar convencer a un funcionario chino de que los renos vuelan! Bueno, pura pérdida de tiempo, brete. ¿Ustedes creen que la globalización llegará a cambiar las cosas en estos países o la prohibición de la Navidad seguirá siendo una realidad por mucho tiempo?