¡Ay, Dios mío! La cosa está bien fea por Heredia. Una nena de 13 añitos, Liashnell Peñaranda Ruiz, se mandó a desaparecer este finde, dejando a su familia hecha pedazos y a toda la comunidad con el corazón en la boca. La buscan por todos lados, pero hasta ahora, ni rastro de la chama.
Todo comenzó este domingo pasado, alrededor de las cuatro y media de la tarde, cuando Liashnell fue vista por última vez merodeando por Barva. Después, alguien la vio cerca del Monte de la Cruz, pasadas las cinco de la tarde. Ahí se acabó la novela, mae. Su familia, desesperada, ya puso el grito por cielo porque esto no es broma. Imagínate, una hija, una hermana, desaparecida así, sin dejar ni una nota… ¡qué torta!
La preocupación es enorme, claro. No es poca cosa que una jovencita desaparezca así. La policía está movilizada, haciendo rastreo y entrevistando a gente del sector, pero parece que las pistas se les van apagando. Ya han puesto avisos por toda la zona, con la fotito de Liashnell y los teléfonos donde la gente puede llamar si sabe algo. Que nadie piense que una llamada insignificante podría servir de algo, diay. Cada dato cuenta, y ahora toca darle duro para traerla sanita a casa.
Y hablando de eso, la familia te suplica a todos los que lean esto que compartan la información en las redes. Eso ayuda mucho, mándale, para que llegue a más gente y la vea quien tenga alguna información valiosa. Hay grupos de WhatsApp dedicados a buscarla, páginas de Facebook repletas de mensajes… el pueblo tico unido siempre encuentra la forma de echarle una mano, y en estos casos, es más necesario que nunca. Ojalá pronto tengamos buenas noticias, porque la angustia en la familia es palpable.
Algunos dicen que la coyuntura nacional también juega un papel importante en esto. Con tanto problema en el país, tanta inseguridad, la gente está nerviosa y preocupada. Uno piensa, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿En qué se va a convertir nuestro querido Costa Rica? Pero basta de lamentaciones, ahora toca enfocarnos en ayudar a esta familia a recuperar a su hija. Olvidémonos por un rato de la política y pongamos el corazón en la búsqueda de Liashnell.
Además, recordemos que no somos los únicos sufriendo. Hace poquito tuvimos esa tragedia horrible en Aserrí, con esos vecinos encontrando cosas que nadie debería ver. Y luego está el caso de Fernando, el trabajador del restaurante Silvestre, encontrado sin vida en el río Torres… ¡tremenda pena! Demasiado dolor para digerir últimamente, y ahora esto de Liashnell encima. Parece que nos estamos yendo al traste poco a poco, pero hay que agarrarle la vara con fuerza y seguir adelante.
Ahora, volviendo a Liashnell, la policía ha pedido a la población que esté atenta a cualquier persona que luzca sospechosa o que se comporte de manera extraña en las zonas cercanas al Monte de la Cruz y alrededores. También piden que, si alguien la ve, no la aborde directamente, sino que llame inmediatamente a las autoridades competentes. Lo importante es garantizar su seguridad y evitar cualquier tipo de confrontación que pueda ponerla en riesgo. Pura precaución, pero necesaria, porque no sabemos con quién nos podemos topar.
La familia de Liashnell, consciente de la gravedad de la situación y de la incertidumbre que los atormenta, hace un llamado final a la solidaridad costarricense. “Por favor, ayúdennos a traer a Liashnell de vuelta”, imploran. “No importa cuán pequeña sea la información, llámenos. Necesitamos saber que está bien”. Así que, queridos lectores, aquí va mi pregunta: ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse a nivel comunitario para prevenir futuros casos de desaparición de menores en Costa Rica?
Todo comenzó este domingo pasado, alrededor de las cuatro y media de la tarde, cuando Liashnell fue vista por última vez merodeando por Barva. Después, alguien la vio cerca del Monte de la Cruz, pasadas las cinco de la tarde. Ahí se acabó la novela, mae. Su familia, desesperada, ya puso el grito por cielo porque esto no es broma. Imagínate, una hija, una hermana, desaparecida así, sin dejar ni una nota… ¡qué torta!
La preocupación es enorme, claro. No es poca cosa que una jovencita desaparezca así. La policía está movilizada, haciendo rastreo y entrevistando a gente del sector, pero parece que las pistas se les van apagando. Ya han puesto avisos por toda la zona, con la fotito de Liashnell y los teléfonos donde la gente puede llamar si sabe algo. Que nadie piense que una llamada insignificante podría servir de algo, diay. Cada dato cuenta, y ahora toca darle duro para traerla sanita a casa.
Y hablando de eso, la familia te suplica a todos los que lean esto que compartan la información en las redes. Eso ayuda mucho, mándale, para que llegue a más gente y la vea quien tenga alguna información valiosa. Hay grupos de WhatsApp dedicados a buscarla, páginas de Facebook repletas de mensajes… el pueblo tico unido siempre encuentra la forma de echarle una mano, y en estos casos, es más necesario que nunca. Ojalá pronto tengamos buenas noticias, porque la angustia en la familia es palpable.
Algunos dicen que la coyuntura nacional también juega un papel importante en esto. Con tanto problema en el país, tanta inseguridad, la gente está nerviosa y preocupada. Uno piensa, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿En qué se va a convertir nuestro querido Costa Rica? Pero basta de lamentaciones, ahora toca enfocarnos en ayudar a esta familia a recuperar a su hija. Olvidémonos por un rato de la política y pongamos el corazón en la búsqueda de Liashnell.
Además, recordemos que no somos los únicos sufriendo. Hace poquito tuvimos esa tragedia horrible en Aserrí, con esos vecinos encontrando cosas que nadie debería ver. Y luego está el caso de Fernando, el trabajador del restaurante Silvestre, encontrado sin vida en el río Torres… ¡tremenda pena! Demasiado dolor para digerir últimamente, y ahora esto de Liashnell encima. Parece que nos estamos yendo al traste poco a poco, pero hay que agarrarle la vara con fuerza y seguir adelante.
Ahora, volviendo a Liashnell, la policía ha pedido a la población que esté atenta a cualquier persona que luzca sospechosa o que se comporte de manera extraña en las zonas cercanas al Monte de la Cruz y alrededores. También piden que, si alguien la ve, no la aborde directamente, sino que llame inmediatamente a las autoridades competentes. Lo importante es garantizar su seguridad y evitar cualquier tipo de confrontación que pueda ponerla en riesgo. Pura precaución, pero necesaria, porque no sabemos con quién nos podemos topar.
La familia de Liashnell, consciente de la gravedad de la situación y de la incertidumbre que los atormenta, hace un llamado final a la solidaridad costarricense. “Por favor, ayúdennos a traer a Liashnell de vuelta”, imploran. “No importa cuán pequeña sea la información, llámenos. Necesitamos saber que está bien”. Así que, queridos lectores, aquí va mi pregunta: ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse a nivel comunitario para prevenir futuros casos de desaparición de menores en Costa Rica?