Maes, a veces uno lee noticias entre tanto despiche nacional que de verdad le sacan una sonrisa, y esta es una de esas. Resulta que, por primera vez en sus más de 70 años de historia, los CEN-CINAI se mandaron y le entraron de lleno al bilingüismo. Y no, no es un plan a futuro ni una promesa de campaña. Ya está pasando: más de 600 chiquitos menores de 5 años, de las zonas Chorotega y Central Sur, están aprendiendo a tirar sus primeras frases en inglés. ¡Qué tuanis! La vara es que esto se logró gracias a una alianza entre el sector público y el privado, con el empujón del Despacho de la Primera Dama. Es de esas noticias que te hacen pensar que, a pesar de todo, a veces las cosas sí se hacen bien.
Diay, seamos honestos, que un güila aprenda inglés desde pequeño casi siempre ha sido un tema de privilegio. Si tus tatas podían pagar una escuela privada o un kínder bilingüe, ¡a cachete! Pero para la mayoría, esa puerta estaba cerrada. Por eso esta iniciativa se siente tan importante. Estamos hablando de los CEN-CINAI, que atienden a las poblaciones más vulnerables del país. La idea de que un chiquito en Nicoya o en Desamparados tenga la misma oportunidad de aprender un segundo idioma que uno en Escazú es, sencillamente, un cambio de juego. El proyecto no solo se enfoca en los niños; también están capacitando a casi 30 funcionarias para que ellas mismas metan el inglés en la rutina diaria, desde las canciones hasta los juegos. Es un brete integral.
Lo que me parece más rescatable de todo este asunto es la visión a largo plazo. Según los comunicados oficiales, esto es solo el comienzo. Mary Munive, la Vicepresidenta, y Marianella Ribas, la jefa de CEN-CINAI, hablan de un "paso histórico" y de "construir un país con oportunidades reales". Y aunque a veces los discursos políticos suenan a casete rayado, aquí hay algo tangible. Se está sembrando una semilla que puede cambiarle la vida a un montón de gente. Y sinceramente, la visión detrás de la iniciativa es un carga. No es solo enseñar a decir "hello" y "goodbye"; es darles una herramienta, un chunche indispensable en el mundo de hoy, para que cuando crezcan, el no saber inglés no sea una barrera más en su camino.
Claro, el plan es ambicioso. Para el 2026 quieren sumar dos regiones más, la Huetar Caribe y la Central Este, para alcanzar a otros 240 niños y capacitar a más personal. Suena increíble, pero como todo en este país, del dicho al hecho hay mucho trecho. El verdadero reto será mantener la calidad, asegurar que los recursos sigan fluyendo y que esto no se quede en un programa piloto bonito para la foto. La sostenibilidad de estos proyectos es siempre el talón de Aquiles. Ojalá que el impulso inicial no se pierda con el tiempo o con los cambios de gobierno, porque sería una lástima que una idea tan buena se vaya al traste por falta de seguimiento.
En resumen, esta vara es un golazo por donde se le vea. Es una inversión directa en el futuro de los que más lo necesitan, un paso firme para emparejar la cancha desde el puro arranque. Más allá de los números y las declaraciones, lo que queda es la imagen de cientos de chiquitos descubriendo un nuevo mundo a través de un idioma. Es una de esas noticias que nos recuerdan que el verdadero desarrollo de un país se mide en las oportunidades que les damos a nuestros niños. Esperemos que esto sea el inicio de una transformación mucho más grande en nuestro sistema educativo.
Pero ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿creen que este tipo de alianzas son la verdadera clave para cerrar las brechas en Costa Rica? ¿O es solo un buen primer paso y falta mucho brete por hacer? ¡Los leo!
Diay, seamos honestos, que un güila aprenda inglés desde pequeño casi siempre ha sido un tema de privilegio. Si tus tatas podían pagar una escuela privada o un kínder bilingüe, ¡a cachete! Pero para la mayoría, esa puerta estaba cerrada. Por eso esta iniciativa se siente tan importante. Estamos hablando de los CEN-CINAI, que atienden a las poblaciones más vulnerables del país. La idea de que un chiquito en Nicoya o en Desamparados tenga la misma oportunidad de aprender un segundo idioma que uno en Escazú es, sencillamente, un cambio de juego. El proyecto no solo se enfoca en los niños; también están capacitando a casi 30 funcionarias para que ellas mismas metan el inglés en la rutina diaria, desde las canciones hasta los juegos. Es un brete integral.
Lo que me parece más rescatable de todo este asunto es la visión a largo plazo. Según los comunicados oficiales, esto es solo el comienzo. Mary Munive, la Vicepresidenta, y Marianella Ribas, la jefa de CEN-CINAI, hablan de un "paso histórico" y de "construir un país con oportunidades reales". Y aunque a veces los discursos políticos suenan a casete rayado, aquí hay algo tangible. Se está sembrando una semilla que puede cambiarle la vida a un montón de gente. Y sinceramente, la visión detrás de la iniciativa es un carga. No es solo enseñar a decir "hello" y "goodbye"; es darles una herramienta, un chunche indispensable en el mundo de hoy, para que cuando crezcan, el no saber inglés no sea una barrera más en su camino.
Claro, el plan es ambicioso. Para el 2026 quieren sumar dos regiones más, la Huetar Caribe y la Central Este, para alcanzar a otros 240 niños y capacitar a más personal. Suena increíble, pero como todo en este país, del dicho al hecho hay mucho trecho. El verdadero reto será mantener la calidad, asegurar que los recursos sigan fluyendo y que esto no se quede en un programa piloto bonito para la foto. La sostenibilidad de estos proyectos es siempre el talón de Aquiles. Ojalá que el impulso inicial no se pierda con el tiempo o con los cambios de gobierno, porque sería una lástima que una idea tan buena se vaya al traste por falta de seguimiento.
En resumen, esta vara es un golazo por donde se le vea. Es una inversión directa en el futuro de los que más lo necesitan, un paso firme para emparejar la cancha desde el puro arranque. Más allá de los números y las declaraciones, lo que queda es la imagen de cientos de chiquitos descubriendo un nuevo mundo a través de un idioma. Es una de esas noticias que nos recuerdan que el verdadero desarrollo de un país se mide en las oportunidades que les damos a nuestros niños. Esperemos que esto sea el inicio de una transformación mucho más grande en nuestro sistema educativo.
Pero ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿creen que este tipo de alianzas son la verdadera clave para cerrar las brechas en Costa Rica? ¿O es solo un buen primer paso y falta mucho brete por hacer? ¡Los leo!