¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, hablando de cómo el palo parece que se nos va de la mano con el tema de la educación universitaria. Resulta que la Universidad de Costa Rica (UCR), con todo el presupuesto extra que le han estado metiendo desde el gobierno a través del FEES, ¡menos becas está dando! Y eso sí que es un chin de despiche, porque cuando más necesitamos echarle ganas a apoyar a los jóvenes, parece que vamos para atrás.
Los números hablan por sí solos. En 2022 teníamos 25,498 estudiantes becados, pero para 2024 esa cifra se ha desplomado a 23,888. ¡Eso significa casi dos mil estudiantes menos recibiendo ayuda! Y esto pasa justo cuando la economía está apretada y muchas familias están batallando para mandar a sus hijos a la universidad. No mames, la cosa está dura por to’ lados.
La UCR dice que es porque están fortaleciendo el sistema de becas, ofreciendo ayudas más completas, tipo categoría 4 y 5, que incluyen mensualidades, residencia, comida... Todo el paquete, vaya. Lo que ellos quieren decirnos es que prefieren invertir en unos pocos que tengan todo el pastel en lugar de ayudar a muchos con algo básico. Pero bueno, así es el mundo, ¿verdad? Unas viven en la cima y otras en el fango, diay…
Pero la pregunta sigue clavada: ¿Era realmente necesario quitarle la oportunidad a tanta gente por darle más beneficios a otros? A ver, entiendo que un apoyo completo es mejor que uno superficial, pero sacrificar la cobertura por la profundidad suena a justificación postrera, ¿me entienden? Parece que se les escapó la pelota, lo juro.
Y no piensen que esto es problema exclusivo de la UCR. Este tema viene de arrastre hace tiempo. Cada año, cuando se negocia el FEES, siempre hay tensión entre las universidades y el gobierno. Las universidades piden más plata, y nosotros, los ciudadanos, exigimos que esa plata se use bien, con transparencia y que dé resultados tangibles. Porque, a final de cuentas, somos nosotros los que pagamos la cuenta con nuestros impuestos.
Claro que la universidad se pavonea diciendo que apoya mucho a los estudiantes de las sedes regionales, fuera de la Gran Área Metropolitana, y ahí tienen razón. Más del 70% de los estudiantes en esas sedes reciben becas, lo cual es super importante para impulsar la movilidad social en nuestro país. Pero no podemos dejar que ese dato sea una cortina de humo para taparle la bola a la verdadera problemática: si hay más dinero, ¿por qué hay menos becas?
Entendemos que quizás haya fluctuaciones en la demanda y cambios en los requisitos, pero eso no justifica la disminución generalizada en el número de becarios. Si la demanda baja, ¿no podrían buscar más estudiantes que cumplan con los criterios? Si los requisitos son demasiado estrictos, ¿no sería mejor fortalecer los programas de apoyo académico antes de negarles la oportunidad a tantos jóvenes?
En fin, este caso de la UCR nos lleva a reflexionar sobre la responsabilidad de todas las universidades públicas y sobre cómo utilizamos los recursos que destinamos a la educación superior. Porque al final del día, la educación es clave para construir un país más justo y equitativo, y las becas universitarias son una herramienta fundamental para romper las barreras sociales y económicas. Así que, díganme, ¿ustedes creen que el gobierno debería auditar más exhaustivamente el uso del FEES en las universidades o simplemente confiar en la buena voluntad de las autoridades? ¿Estamos priorizando lo correcto con estos recursos?
Los números hablan por sí solos. En 2022 teníamos 25,498 estudiantes becados, pero para 2024 esa cifra se ha desplomado a 23,888. ¡Eso significa casi dos mil estudiantes menos recibiendo ayuda! Y esto pasa justo cuando la economía está apretada y muchas familias están batallando para mandar a sus hijos a la universidad. No mames, la cosa está dura por to’ lados.
La UCR dice que es porque están fortaleciendo el sistema de becas, ofreciendo ayudas más completas, tipo categoría 4 y 5, que incluyen mensualidades, residencia, comida... Todo el paquete, vaya. Lo que ellos quieren decirnos es que prefieren invertir en unos pocos que tengan todo el pastel en lugar de ayudar a muchos con algo básico. Pero bueno, así es el mundo, ¿verdad? Unas viven en la cima y otras en el fango, diay…
Pero la pregunta sigue clavada: ¿Era realmente necesario quitarle la oportunidad a tanta gente por darle más beneficios a otros? A ver, entiendo que un apoyo completo es mejor que uno superficial, pero sacrificar la cobertura por la profundidad suena a justificación postrera, ¿me entienden? Parece que se les escapó la pelota, lo juro.
Y no piensen que esto es problema exclusivo de la UCR. Este tema viene de arrastre hace tiempo. Cada año, cuando se negocia el FEES, siempre hay tensión entre las universidades y el gobierno. Las universidades piden más plata, y nosotros, los ciudadanos, exigimos que esa plata se use bien, con transparencia y que dé resultados tangibles. Porque, a final de cuentas, somos nosotros los que pagamos la cuenta con nuestros impuestos.
Claro que la universidad se pavonea diciendo que apoya mucho a los estudiantes de las sedes regionales, fuera de la Gran Área Metropolitana, y ahí tienen razón. Más del 70% de los estudiantes en esas sedes reciben becas, lo cual es super importante para impulsar la movilidad social en nuestro país. Pero no podemos dejar que ese dato sea una cortina de humo para taparle la bola a la verdadera problemática: si hay más dinero, ¿por qué hay menos becas?
Entendemos que quizás haya fluctuaciones en la demanda y cambios en los requisitos, pero eso no justifica la disminución generalizada en el número de becarios. Si la demanda baja, ¿no podrían buscar más estudiantes que cumplan con los criterios? Si los requisitos son demasiado estrictos, ¿no sería mejor fortalecer los programas de apoyo académico antes de negarles la oportunidad a tantos jóvenes?
En fin, este caso de la UCR nos lleva a reflexionar sobre la responsabilidad de todas las universidades públicas y sobre cómo utilizamos los recursos que destinamos a la educación superior. Porque al final del día, la educación es clave para construir un país más justo y equitativo, y las becas universitarias son una herramienta fundamental para romper las barreras sociales y económicas. Así que, díganme, ¿ustedes creen que el gobierno debería auditar más exhaustivamente el uso del FEES en las universidades o simplemente confiar en la buena voluntad de las autoridades? ¿Estamos priorizando lo correcto con estos recursos?