¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que Meta, esa empresa que nos da likeazos en Facebook e historias fugaces en Instagram, tuvo un batacazo tremendo este trimestre. Parece que una factura de impuestos de $16 mil millones les cayó como balde de agua fría, dejando sus ganancias bastante bajas. Uno se queda pensando, ¿qué pasó ahí?
Para ponerle pausa, Meta, la casa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, siempre ha sido una máquina de hacer plata, pero esto pegó duro. Sus ingresos, sí, superaron las expectativas, llegando a los $51.2 mil millones, pero esa cifra se vio opacada por el peso de los impuestos. Esto demuestra que hasta los gigantes tecnológicos tienen que lidiar con las leyes y regulaciones – ni siquiera Mark Zuckerberg está exento, fiu.
Y no crean que eso es todo, porque ahora vienen con otra: van a meterle pluma a desarrollar inteligencia artificial generativa. Sí, esas cosas que hacen imágenes raras y escriben poemas. Estiman gastar entre $70 y $72 mil millones para el año 2025. ¡Una vara! Eso sí que es inversión a lo grande, pero uno se pregunta si realmente vale la pena echarle tanto billete a la IA cuando ya están teniendo problemas para mantener la nave andando.
Las bolsas de Nueva York no tardaron en reaccionar y las acciones de Meta se desplomaron más del 8% después del cierre. Los inversionistas, bueno, parece que no quedaron muy contentos con la noticia. Se nota que no les gusta que el negocio tenga esos baches. Y hablando de números, es importante recordar que estas fluctuaciones económicas afectan a todos, aunque no lo veamos directamente en nuestro día a día.
Ahora bien, ¿por qué tantos impuestos? Bueno, parece que hay cambios en la legislación internacional sobre cómo se gravan las empresas tecnológicas multinacionales. Han cambiado las reglas del juego, y Meta, como muchas otras, está pagando el precio. Algunos expertos dicen que esto podría marcar una tendencia global, donde las empresas tecnológicas tendrán que pagar más impuestos en los países donde operan, incluso si no tienen su sede central ahí. Un cambio importante, dirían.
Pero no todo es drama. Meta sigue siendo una de las empresas más valiosas del mundo y tiene muchísimos proyectos en marcha. Su apuesta por la inteligencia artificial generativa es ambiciosa, y si logran sacarle provecho, podrían volver a disparar sus ganancias. La clave estará en demostrar que esa inversión masiva dará frutos, y rápido. Porque la paciencia de los accionistas es corta, créeme.
En Costa Rica, esto nos toca indirectamente, pero es importante entenderlo. Muchas startups locales dependen de plataformas como Facebook e Instagram para promocionarse y llegar a sus clientes. Si Meta tiene problemas económicos, eso puede afectar a estas pequeñas empresas. Además, la carrera por la inteligencia artificial generativa tiene implicaciones globales que nos afectarán a todos, desde cómo consumimos información hasta cómo trabajamos. Es un brete, vaya.
Y así estamos, con Meta tambaleándose un poco, pero aún luchando por mantenerse en la cima. ¿Será que la apuesta por la inteligencia artificial será suficiente para salvarla, o la factura impositiva la dejará varada? ¿Ustedes creen que las empresas tecnológicas deberían pagar más impuestos en los países donde generan ganancias, o eso frena la innovación? Déjenme leer sus opiniones, ¡díganme qué piensan!
Para ponerle pausa, Meta, la casa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, siempre ha sido una máquina de hacer plata, pero esto pegó duro. Sus ingresos, sí, superaron las expectativas, llegando a los $51.2 mil millones, pero esa cifra se vio opacada por el peso de los impuestos. Esto demuestra que hasta los gigantes tecnológicos tienen que lidiar con las leyes y regulaciones – ni siquiera Mark Zuckerberg está exento, fiu.
Y no crean que eso es todo, porque ahora vienen con otra: van a meterle pluma a desarrollar inteligencia artificial generativa. Sí, esas cosas que hacen imágenes raras y escriben poemas. Estiman gastar entre $70 y $72 mil millones para el año 2025. ¡Una vara! Eso sí que es inversión a lo grande, pero uno se pregunta si realmente vale la pena echarle tanto billete a la IA cuando ya están teniendo problemas para mantener la nave andando.
Las bolsas de Nueva York no tardaron en reaccionar y las acciones de Meta se desplomaron más del 8% después del cierre. Los inversionistas, bueno, parece que no quedaron muy contentos con la noticia. Se nota que no les gusta que el negocio tenga esos baches. Y hablando de números, es importante recordar que estas fluctuaciones económicas afectan a todos, aunque no lo veamos directamente en nuestro día a día.
Ahora bien, ¿por qué tantos impuestos? Bueno, parece que hay cambios en la legislación internacional sobre cómo se gravan las empresas tecnológicas multinacionales. Han cambiado las reglas del juego, y Meta, como muchas otras, está pagando el precio. Algunos expertos dicen que esto podría marcar una tendencia global, donde las empresas tecnológicas tendrán que pagar más impuestos en los países donde operan, incluso si no tienen su sede central ahí. Un cambio importante, dirían.
Pero no todo es drama. Meta sigue siendo una de las empresas más valiosas del mundo y tiene muchísimos proyectos en marcha. Su apuesta por la inteligencia artificial generativa es ambiciosa, y si logran sacarle provecho, podrían volver a disparar sus ganancias. La clave estará en demostrar que esa inversión masiva dará frutos, y rápido. Porque la paciencia de los accionistas es corta, créeme.
En Costa Rica, esto nos toca indirectamente, pero es importante entenderlo. Muchas startups locales dependen de plataformas como Facebook e Instagram para promocionarse y llegar a sus clientes. Si Meta tiene problemas económicos, eso puede afectar a estas pequeñas empresas. Además, la carrera por la inteligencia artificial generativa tiene implicaciones globales que nos afectarán a todos, desde cómo consumimos información hasta cómo trabajamos. Es un brete, vaya.
Y así estamos, con Meta tambaleándose un poco, pero aún luchando por mantenerse en la cima. ¿Será que la apuesta por la inteligencia artificial será suficiente para salvarla, o la factura impositiva la dejará varada? ¿Ustedes creen que las empresas tecnológicas deberían pagar más impuestos en los países donde generan ganancias, o eso frena la innovación? Déjenme leer sus opiniones, ¡díganme qué piensan!