¡Ay, Dios mío! Parece mentira que apenas hace unos añitos era un lujo tener internet en casa, y ahora nuestros chavales pasan más tiempo en TikTok que hablando con nosotros en la mesa. Pero ojo, que no se trata solo de “pasarle mucho tiempo”, sino de qué andan mirando y con quiénes se andan juntando virtualmente. La preocupación está a flor de piel entre papás, maestros y psicólogos, porque este asunto de las redes sociales ha dado un vuelco a la crianza.
Verdad sea dicha, las redes sociales se han convertido en el nuevo patio escolar, el lugar donde los adolescentes buscan aceptación, validación y sentido de pertenencia. Imagínate la presión: todos publicando sus mejores momentos, mostrando una vida perfecta… y ahí está el pequeño buscando encajar, queriendo ser igualito, sin darse cuenta de que eso que ven no siempre es la realidad. Como diría mi abuela, ¡qué rollo!
Ingrid Naranjo, psicóloga del Colegio de Psicólogos, nos pone las pilas con una advertencia bien clara: si no hay supervisión y comunicación abierta en casa, los jóvenes pueden terminar buscando respuestas en malos pasos. “Si no hay un acompañamiento, van a buscar orientación entre sus pares, y no siempre esos compañeros tienen la madurez suficiente para ayudarles. Entran en ese juego del FOMO, el miedo a perderse algo, y terminan haciendo cosas que después lamentan”. Y vaya que el FOMO da duro, ¡eh?
Lo que preocupa aún más es que muchos chavales no saben discernir entre información verídica y fake news, ni entienden las implicaciones legales de lo que publican. Imagínate subir fotos comprometedoras o participar en retos peligrosos sin siquiera pensar en las consecuencias. Además, todo ese contenido rápido, de 30 segundos a un minuto, le está afectando la capacidad de concentrarse, leer libros largos y hasta prestar atención en clase. ¡Se les achicaron las neuronas!”, bromea Naranjo, aunque la verdad detrás de la broma es seria.
Pero no todo está perdido, pues los expertos nos dan algunas claves para navegar en estas aguas turbulentas. Primero, establecer límites claros sobre el tiempo de uso y el tipo de contenido que consumen. Segundo, promover hábitos saludables: descanso adecuado, buena alimentación y, por supuesto, ¡mucho deporte!”. Y tercero, lo más importante: abrir canales de comunicación seguros y sin prejuicios. Que sepan que pueden contarte cualquier cosa, sin temor a regaños o castigos. Preguntar qué están viendo, por qué les gusta y cuáles son sus inquietudes. Es como decir: “mae, estoy aquí para apoyarte, no para juzgarte”.
Rolando Pérez Sánchez, profesor de la UCR, complementa diciendo que la edad mínima de 13 años para usar redes sociales es solo una recomendación. “Un niño antes de esa edad no debería estar expuesto a ese mundo sin la guía adecuada de un adulto.” Subraya la importancia del acompañamiento digital, tan esencial como enseñarle a andar en bicicleta o a cruzar la calle. Es nuestra responsabilidad como padres mantenernos actualizados y saber navegar en internet, controlar y denunciar contenidos inapropiados. ¡Nos toca aprender también, muchachos!”.
Y no se crean que basta con instalar un filtro o darle seguimiento a sus cuentas. La verdadera batalla se libra en el diálogo diario, en construir una relación de confianza donde puedan sentir seguridad para compartir sus inquietudes y dudas. Porque, al final, los adolescentes necesitan amor, apoyo y comprensión, y no solo un montón de “likes” y seguidores virtuales. Recuerden que las redes sociales son solo una herramienta, y como toda herramienta, puede ser usada para bien o para mal. Depende de nosotros guiarlos para que la usen con sabiduría y responsabilidad. Incluso, Pérez enfatiza que si vas a darle un teléfono, te estás comprometiendo con una nueva tarea: acompañar, guiar y crear un ambiente seguro para hablar de las experiencias.
Así que, ya saben, papás, mamás, cuidadores... ¡pongámonos las pilas! No podemos seguir ignorando este problema. Los tiempos han cambiado y nuestros hijos necesitan nuestro apoyo más que nunca. Ahora me pregunto, ¿ustedes, padres, sienten que tienen las herramientas necesarias para acompañar a sus hijos en el mundo digital o creen que es momento de buscar ayuda profesional para desarrollar esas habilidades y mantener conversaciones abiertas sobre los desafíos que presentan las redes sociales?
Verdad sea dicha, las redes sociales se han convertido en el nuevo patio escolar, el lugar donde los adolescentes buscan aceptación, validación y sentido de pertenencia. Imagínate la presión: todos publicando sus mejores momentos, mostrando una vida perfecta… y ahí está el pequeño buscando encajar, queriendo ser igualito, sin darse cuenta de que eso que ven no siempre es la realidad. Como diría mi abuela, ¡qué rollo!
Ingrid Naranjo, psicóloga del Colegio de Psicólogos, nos pone las pilas con una advertencia bien clara: si no hay supervisión y comunicación abierta en casa, los jóvenes pueden terminar buscando respuestas en malos pasos. “Si no hay un acompañamiento, van a buscar orientación entre sus pares, y no siempre esos compañeros tienen la madurez suficiente para ayudarles. Entran en ese juego del FOMO, el miedo a perderse algo, y terminan haciendo cosas que después lamentan”. Y vaya que el FOMO da duro, ¡eh?
Lo que preocupa aún más es que muchos chavales no saben discernir entre información verídica y fake news, ni entienden las implicaciones legales de lo que publican. Imagínate subir fotos comprometedoras o participar en retos peligrosos sin siquiera pensar en las consecuencias. Además, todo ese contenido rápido, de 30 segundos a un minuto, le está afectando la capacidad de concentrarse, leer libros largos y hasta prestar atención en clase. ¡Se les achicaron las neuronas!”, bromea Naranjo, aunque la verdad detrás de la broma es seria.
Pero no todo está perdido, pues los expertos nos dan algunas claves para navegar en estas aguas turbulentas. Primero, establecer límites claros sobre el tiempo de uso y el tipo de contenido que consumen. Segundo, promover hábitos saludables: descanso adecuado, buena alimentación y, por supuesto, ¡mucho deporte!”. Y tercero, lo más importante: abrir canales de comunicación seguros y sin prejuicios. Que sepan que pueden contarte cualquier cosa, sin temor a regaños o castigos. Preguntar qué están viendo, por qué les gusta y cuáles son sus inquietudes. Es como decir: “mae, estoy aquí para apoyarte, no para juzgarte”.
Rolando Pérez Sánchez, profesor de la UCR, complementa diciendo que la edad mínima de 13 años para usar redes sociales es solo una recomendación. “Un niño antes de esa edad no debería estar expuesto a ese mundo sin la guía adecuada de un adulto.” Subraya la importancia del acompañamiento digital, tan esencial como enseñarle a andar en bicicleta o a cruzar la calle. Es nuestra responsabilidad como padres mantenernos actualizados y saber navegar en internet, controlar y denunciar contenidos inapropiados. ¡Nos toca aprender también, muchachos!”.
Y no se crean que basta con instalar un filtro o darle seguimiento a sus cuentas. La verdadera batalla se libra en el diálogo diario, en construir una relación de confianza donde puedan sentir seguridad para compartir sus inquietudes y dudas. Porque, al final, los adolescentes necesitan amor, apoyo y comprensión, y no solo un montón de “likes” y seguidores virtuales. Recuerden que las redes sociales son solo una herramienta, y como toda herramienta, puede ser usada para bien o para mal. Depende de nosotros guiarlos para que la usen con sabiduría y responsabilidad. Incluso, Pérez enfatiza que si vas a darle un teléfono, te estás comprometiendo con una nueva tarea: acompañar, guiar y crear un ambiente seguro para hablar de las experiencias.
Así que, ya saben, papás, mamás, cuidadores... ¡pongámonos las pilas! No podemos seguir ignorando este problema. Los tiempos han cambiado y nuestros hijos necesitan nuestro apoyo más que nunca. Ahora me pregunto, ¿ustedes, padres, sienten que tienen las herramientas necesarias para acompañar a sus hijos en el mundo digital o creen que es momento de buscar ayuda profesional para desarrollar esas habilidades y mantener conversaciones abiertas sobre los desafíos que presentan las redes sociales?