¡Ay, papá! Parece que la cosa se nos está poniendo más caliente de lo normal. El OIJ, esos chavos que trabajan duro para mantenernos tranquilos, están sacando humo porque les falta todo para poder controlar bien dónde entra la droga al país. No es cuento, señores, la situación está más que seria y ellos lo están gritando a los cuatro vientos.
Resulta que tienen identificados cuatro puntitos clave en el mapa nacional –¡y no precisamente son playas paradisíacas para vacacionar!– donde la mayoría de la mercancía ilícita llega sin que casi nadie la vea. Estamos hablando de Punta Burica, allá arriba en la frontera con Panamá, donde la selva hace de escondite perfecto; el Golfo Dulce, que es como un laberinto acuático; Bahía Drake, famosa por sus ballenas pero parece que también por las lanchas sospechosas; y el polémico triángulo de Osa, donde el Parque Nacional Corcovado guarda más secretos de los que imaginamos. ¡Imagínate qué brete!
Y eso no es todo, porque también tienen el ojo puesto en Cabo Velas, en Guanacaste, cerquita de Tamarindo, nuestro paraíso turístico. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, lo dijo claro: en todos estos sitios hay una falla grave, ¡falta pura y dura de polis! No es que el Ministerio de Seguridad no esté haciendo nada, pero parece que no alcanza con lo que tienen. Agarraron gente de Corredores y la mandaron pa’ Golfito, pero aún así, Bahía Drake sigue siendo el epicentro de todo este menjunje.
Zúñiga, que fue a hablar con los diputados en el Congreso, prácticamente les rogó que le dieran unos colones más al OIJ. Necesitan gente en Puerto Jiménez y en Tamarindo, porque ahí la cosa está que arde. Además, destacó que ni siquiera tienen presencia en La Cruz, donde hace tiempo que no ven un decomiso de droga decente. ¡Qué sal! De verdad, parece que le están dando facilidades al hampa.
No es solo cuestión de falta de personal, porque el OIJ también está batallando con temas de presupuesto. Le están echando pestes al Ministerio de Hacienda, tanto al exministro Nogui Acosta como al actual Rudolf Lücke, por negarle seis mil millones de colones que necesitan urgentemente para crear nuevas plazas tanto en la policía judicial como en el Ministerio Público. Ya saben, más casos, más trabajo, y menos recursos… ¡qué torta!
Pero la cosa no termina ahí. Resulta que, por culpa de los cambios climáticos, los mapas de calor de las embarcaciones decomisadas muestran que los narcotraficantes están cambiando de ruta, pasando del Atlántico al Pacífico. Un país como Jamaica dejó de ser un exportador de droga hacia nosotros, así que ahora toda la mercancía viene por acá. Y encima, algunos movimientos del gobierno, como mover equipos del SNG ordenados por el viceministro Manuel Jiménez Steller, han complicado aún más la situación.
Recuerden el caso de Drake, donde sacaron al GOPES, el grupo especial de Guardacostas, ¡justo después de haberlo inaugurado! Eso levantó muchas sospechas, y no es para menos. Parece que alguien anda jugando fuego, y eso no nos beneficia a ninguno. Como decía Zúñiga, “nada vamos a lograr con discursos llenos de populismo o de odio para generar algún tipo de rédito privado”. ¡Que hablen claro y actúen, por favor!
En fin, la situación pinta complicada, pero no imposible. Se necesita una unión nacional, una estrategia clara y, sobre todo, recursos. Porque, díganme, ¿creen ustedes que realmente el gobierno está priorizando la seguridad ciudadana o simplemente están buscando excusas para recortar gastos y dejar que la delincuencia siga campante?
Resulta que tienen identificados cuatro puntitos clave en el mapa nacional –¡y no precisamente son playas paradisíacas para vacacionar!– donde la mayoría de la mercancía ilícita llega sin que casi nadie la vea. Estamos hablando de Punta Burica, allá arriba en la frontera con Panamá, donde la selva hace de escondite perfecto; el Golfo Dulce, que es como un laberinto acuático; Bahía Drake, famosa por sus ballenas pero parece que también por las lanchas sospechosas; y el polémico triángulo de Osa, donde el Parque Nacional Corcovado guarda más secretos de los que imaginamos. ¡Imagínate qué brete!
Y eso no es todo, porque también tienen el ojo puesto en Cabo Velas, en Guanacaste, cerquita de Tamarindo, nuestro paraíso turístico. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, lo dijo claro: en todos estos sitios hay una falla grave, ¡falta pura y dura de polis! No es que el Ministerio de Seguridad no esté haciendo nada, pero parece que no alcanza con lo que tienen. Agarraron gente de Corredores y la mandaron pa’ Golfito, pero aún así, Bahía Drake sigue siendo el epicentro de todo este menjunje.
Zúñiga, que fue a hablar con los diputados en el Congreso, prácticamente les rogó que le dieran unos colones más al OIJ. Necesitan gente en Puerto Jiménez y en Tamarindo, porque ahí la cosa está que arde. Además, destacó que ni siquiera tienen presencia en La Cruz, donde hace tiempo que no ven un decomiso de droga decente. ¡Qué sal! De verdad, parece que le están dando facilidades al hampa.
No es solo cuestión de falta de personal, porque el OIJ también está batallando con temas de presupuesto. Le están echando pestes al Ministerio de Hacienda, tanto al exministro Nogui Acosta como al actual Rudolf Lücke, por negarle seis mil millones de colones que necesitan urgentemente para crear nuevas plazas tanto en la policía judicial como en el Ministerio Público. Ya saben, más casos, más trabajo, y menos recursos… ¡qué torta!
Pero la cosa no termina ahí. Resulta que, por culpa de los cambios climáticos, los mapas de calor de las embarcaciones decomisadas muestran que los narcotraficantes están cambiando de ruta, pasando del Atlántico al Pacífico. Un país como Jamaica dejó de ser un exportador de droga hacia nosotros, así que ahora toda la mercancía viene por acá. Y encima, algunos movimientos del gobierno, como mover equipos del SNG ordenados por el viceministro Manuel Jiménez Steller, han complicado aún más la situación.
Recuerden el caso de Drake, donde sacaron al GOPES, el grupo especial de Guardacostas, ¡justo después de haberlo inaugurado! Eso levantó muchas sospechas, y no es para menos. Parece que alguien anda jugando fuego, y eso no nos beneficia a ninguno. Como decía Zúñiga, “nada vamos a lograr con discursos llenos de populismo o de odio para generar algún tipo de rédito privado”. ¡Que hablen claro y actúen, por favor!
En fin, la situación pinta complicada, pero no imposible. Se necesita una unión nacional, una estrategia clara y, sobre todo, recursos. Porque, díganme, ¿creen ustedes que realmente el gobierno está priorizando la seguridad ciudadana o simplemente están buscando excusas para recortar gastos y dejar que la delincuencia siga campante?
