Claro. Es como decir que el mejor remedio para la calentura es quebrar el termómetro.
O que en vez de bajar de peso, no dejo que la báscula marque más de 80 kilos.
Las absurdas altas tasas de interés de las tarjetas de crédito son reflejo de la porquería de sistema financiero que tenemos en el país. Un sistema lleno de redundancias e ineficiencias, que hace tiempo debió ser reformado y abierto más a la competencia. Pero por ceguera ideológica sigue siendo un feudo intocable donde los bancos privados que participan obtienen jugosas ganancias.
Una anécdota: trabajé por varios años en un Banco en el exterior. Me tocó en ese tiempo de casualidad coincidir con un grupo de ejecutivos del Banco Nacional, que fueron a dicho país a estudiar los sistemas de fiscalización de cuentas del Banco. Se sorprendieron porque el banocextranjero, teniendo más del doble de clientes que el Banco Nacional, tenía un departamento de fiscalización con una cuarta parte del personal del Banco Nacional, y hacían las cosas mucho mejor.
Eso es lo que pagan esas altas tasas de interés: burocracia en exceso.
Eso, y la ausencia de un sistema adecuado de información crediticia, que no sea muy invasivo en al privacidad de las personas, pero que otorgue un adecuado incentivo a las personas a mantener un buen antecedente crediticio: por ejemplo,
si tal como ordenó la Sala IV en un reciente fallo, la información de más de 4 años de vigencia debe borrarse de esas bases de datos
Esa decisión no fue muy acertada. Una persona con buen historial de crédito y otra que no lo tiene estarán en la misma condición 4 años después. El resultado es que el Banco, ante la incertidumbre de no saber cuál es cual, cobrará una tasa alta a ambos individuos. El problema es que si bien es alta, no lo es tanto para el individuo que no paga (porque, sabiendo su tendencia a no pagar, espera una tasa mayor por mayor riesgo) pero sí para el individuo con buen historial de crédito, que estaría menos anuente a pedir prestado.
Esto generaría un deterioro de la cartera, con clientes muy riesgosos.
Esa es otra razón para avanzar en la apertura bancaria, tarea que se dejó de lado, pero que es vital actualmente.