Bueno, maes, parece que en Migración se pusieron las pilas y decidieron hacer una limpieza de la casa. Este jueves nos levantamos con la noticia de que le dieron pasaje de vuelta, sin escalas y sin regreso, a 19 extranjeros que estaban en el país en condición irregular. Y ojo, no estamos hablando de gente que se quedó más tiempo de la cuenta por despistada. Aquí la vara es más gruesa, porque un buen número de ellos venían con un currículum que asusta a cualquiera.
El brete, coordinado por la Policía de Migración, sacó del país a un grupo bastante particular. Para que se hagan una idea, nueve de los deportados eran hombres que estaban metidos hasta el cuello en la minería ilegal de oro, esa misma que tiene varias zonas del país hechas un despiche ambiental. Pero la cosa no para ahí: de esos nueve, tres ya tenían en su expediente el bonito antecedente de robo agravado. O sea, no eran precisamente turistas que venían a ver perezosos. En la lista también iba una mujer, a quien las autoridades señalan por un delito tan grave como el Tráfico Ilícito de Personas. Claramente, gente que nadie quiere tener de vecino.
Y como para que quedara claro que no están jugando, la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) no solo los montó en un avión. A todos se les aplicó una sanción administrativa que, en tico, significa que tienen la entrada a Costa Rica vetada. Es una forma de decir "gracias por participar, pero no vuelva". La institución lo pone muy elegante en su comunicado, diciendo que están "reforzando las medidas de control migratorio y de seguridad interna", pero al final del día el mensaje es directo: si estás en el país de forma ilegal y además andás jalando tortas, te vas.
Diay, y para que vean que esta vara no es un evento aislado, hay que ver los números en grande. Según los datos oficiales, solo en el primer semestre de este 2025, ya van más de 750 extranjeros deportados. Esto nos dice que hay una política clara de no hacerse de la vista gorda con quienes tienen un estatus migratorio irregular y, sobre todo, con aquellos que representan un riesgo para la seguridad. Es un operativo constante que busca, en teoría, filtrar y sacar a quienes no vienen a aportar nada bueno al país.
Al final, este es un temazo con muchas capas. Por un lado, la seguridad es prioridad y nadie en su sano juicio quiere tener en el país a personas con antecedentes de robo o tráfico de personas. Es lógico y necesario que las autoridades actúen. Pero por otro, esto es solo una pequeña parte del enorme y complejo fenómeno migratorio que vive Costa Rica. Estas deportaciones son una respuesta a un problema, pero la raíz del mismo sigue ahí, latiendo fuerte.
Maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Son estas deportaciones una medida efectiva y necesaria para la seguridad del país, o apenas una curita en la herida gigante que es la gestión migratoria actual? ¿Dónde creen que está el balance? ¡Los leo!
El brete, coordinado por la Policía de Migración, sacó del país a un grupo bastante particular. Para que se hagan una idea, nueve de los deportados eran hombres que estaban metidos hasta el cuello en la minería ilegal de oro, esa misma que tiene varias zonas del país hechas un despiche ambiental. Pero la cosa no para ahí: de esos nueve, tres ya tenían en su expediente el bonito antecedente de robo agravado. O sea, no eran precisamente turistas que venían a ver perezosos. En la lista también iba una mujer, a quien las autoridades señalan por un delito tan grave como el Tráfico Ilícito de Personas. Claramente, gente que nadie quiere tener de vecino.
Y como para que quedara claro que no están jugando, la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) no solo los montó en un avión. A todos se les aplicó una sanción administrativa que, en tico, significa que tienen la entrada a Costa Rica vetada. Es una forma de decir "gracias por participar, pero no vuelva". La institución lo pone muy elegante en su comunicado, diciendo que están "reforzando las medidas de control migratorio y de seguridad interna", pero al final del día el mensaje es directo: si estás en el país de forma ilegal y además andás jalando tortas, te vas.
Diay, y para que vean que esta vara no es un evento aislado, hay que ver los números en grande. Según los datos oficiales, solo en el primer semestre de este 2025, ya van más de 750 extranjeros deportados. Esto nos dice que hay una política clara de no hacerse de la vista gorda con quienes tienen un estatus migratorio irregular y, sobre todo, con aquellos que representan un riesgo para la seguridad. Es un operativo constante que busca, en teoría, filtrar y sacar a quienes no vienen a aportar nada bueno al país.
Al final, este es un temazo con muchas capas. Por un lado, la seguridad es prioridad y nadie en su sano juicio quiere tener en el país a personas con antecedentes de robo o tráfico de personas. Es lógico y necesario que las autoridades actúen. Pero por otro, esto es solo una pequeña parte del enorme y complejo fenómeno migratorio que vive Costa Rica. Estas deportaciones son una respuesta a un problema, pero la raíz del mismo sigue ahí, latiendo fuerte.
Maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Son estas deportaciones una medida efectiva y necesaria para la seguridad del país, o apenas una curita en la herida gigante que es la gestión migratoria actual? ¿Dónde creen que está el balance? ¡Los leo!