Maes, en serio, a veces uno lee las noticias de política nacional y tiene que revisar dos veces si no es una página de memes o un titular del Día de los Inocentes. Pero no, la vara es real. Resulta que el Partido Liberación Nacional, en su infinita sabiduría, decidió que la mejor carta para encabezar su papeleta de diputados por Limón es, nada más y nada menos, que Mangell McLean, el exalcalde de Siquirres. ¿Les suena el nombre? Debería. Es uno de los mencionados en el expediente del famosísimo Caso Diamante. Diay, ¡qué manera de empezar la semana!
Vamos por partes, porque este chunche tiene tela que cortar. Primero, nos venden la idea de que es una movida para descentralizar el poder, porque McLean no es del cantón central de Limón. ¡Qué innovador! ¡Qué visión! Pero, mae, ese detalle es como enfocarse en el color de las cortinas cuando la casa se está quemando. El meollo del asunto, el elefante verdiblanco en la habitación, es que su nombre figura en una de las investigaciones por corrupción más sonadas de los últimos años. Que el PLN, un partido que necesita con urgencia limpiar su imagen y reconectar con la gente, ponga de número uno a una figura con esa sombra encima... suena a que alguien se jaló una torta monumental en el Balcón Verde.
Pero lo mejor, lo que de verdad es la cereza de este pastel de contradicciones, es la justificación del propio McLean. Agárrense. El ahora candidato soltó esta joya: “En administración pública, si usted se mete a buscar camarones es muy difícil no salir embarrialado”. ¡Tomen eso! Traducido del politiqués al buen tico, básicamente nos está diciendo: "Diay, sí, andaba en aguas turbias, pero es que así es el brete". Es una excusa que insulta la inteligencia de cualquiera. No, señor, no todos los que entran a la función pública salen "embarrialados". Eso solo le pasa al que, para empezar, decide meterse al barrial a buscar los camarones. ¡Qué despiche de lógica!
Esta decisión plantea una pregunta de fondo sobre la estrategia liberacionista. ¿De verdad creen que el electorado limonense ha olvidado el Caso Diamante? ¿O es que la crisis de liderazgos es tan profunda que esta era, genuinamente, la mejor opción que tenían? McLean asegura que goza de "muy buena popularidad" y que van por al menos tres diputados. Una meta ambiciosa, sobre todo cuando tu principal candidato tiene que empezar su campaña explicando por qué su nombre aparece ligado a un presunto esquema de corrupción. La vara, para ser honestos, se ve complicada. Parece más una apuesta de casino que una estrategia política seria para una provincia con problemas tan complejos y urgentes como Limón.
Al final, todo esto deja un sinsabor terrible. Parece que los partidos tradicionales no aprenden. Siguen reciclando figuras cuestionadas, apostando a la memoria corta del votante y defendiendo lo indefendible con metáforas de pesca. Nos piden confianza, pero nos ofrecen candidatos que, en el mejor de los casos, admiten haber andado en el lodo. Por eso, les tiro la bola a ustedes, maes del foro: ¿Creen que esta jugada le va a funcionar al PLN en Limón? ¿O es este el tipo de autogol que les va a costar carísimo en las próximas elecciones?
Vamos por partes, porque este chunche tiene tela que cortar. Primero, nos venden la idea de que es una movida para descentralizar el poder, porque McLean no es del cantón central de Limón. ¡Qué innovador! ¡Qué visión! Pero, mae, ese detalle es como enfocarse en el color de las cortinas cuando la casa se está quemando. El meollo del asunto, el elefante verdiblanco en la habitación, es que su nombre figura en una de las investigaciones por corrupción más sonadas de los últimos años. Que el PLN, un partido que necesita con urgencia limpiar su imagen y reconectar con la gente, ponga de número uno a una figura con esa sombra encima... suena a que alguien se jaló una torta monumental en el Balcón Verde.
Pero lo mejor, lo que de verdad es la cereza de este pastel de contradicciones, es la justificación del propio McLean. Agárrense. El ahora candidato soltó esta joya: “En administración pública, si usted se mete a buscar camarones es muy difícil no salir embarrialado”. ¡Tomen eso! Traducido del politiqués al buen tico, básicamente nos está diciendo: "Diay, sí, andaba en aguas turbias, pero es que así es el brete". Es una excusa que insulta la inteligencia de cualquiera. No, señor, no todos los que entran a la función pública salen "embarrialados". Eso solo le pasa al que, para empezar, decide meterse al barrial a buscar los camarones. ¡Qué despiche de lógica!
Esta decisión plantea una pregunta de fondo sobre la estrategia liberacionista. ¿De verdad creen que el electorado limonense ha olvidado el Caso Diamante? ¿O es que la crisis de liderazgos es tan profunda que esta era, genuinamente, la mejor opción que tenían? McLean asegura que goza de "muy buena popularidad" y que van por al menos tres diputados. Una meta ambiciosa, sobre todo cuando tu principal candidato tiene que empezar su campaña explicando por qué su nombre aparece ligado a un presunto esquema de corrupción. La vara, para ser honestos, se ve complicada. Parece más una apuesta de casino que una estrategia política seria para una provincia con problemas tan complejos y urgentes como Limón.
Al final, todo esto deja un sinsabor terrible. Parece que los partidos tradicionales no aprenden. Siguen reciclando figuras cuestionadas, apostando a la memoria corta del votante y defendiendo lo indefendible con metáforas de pesca. Nos piden confianza, pero nos ofrecen candidatos que, en el mejor de los casos, admiten haber andado en el lodo. Por eso, les tiro la bola a ustedes, maes del foro: ¿Creen que esta jugada le va a funcionar al PLN en Limón? ¿O es este el tipo de autogol que les va a costar carísimo en las próximas elecciones?