¡Ay, Dios mío! El Partido Pueblo Soberano (PPSO) de Laura Fernández anda con resaca mediática porque el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) les metió una prevención tremenda. Parece que olvidaron entregar un reportito chiquito, ¡pero de 453 millones de colones!, sobre unos certificados de cesión que vendieron. ¡Imagínate la bronca!
Para refrescarle la memoria a los que andan distraídos, estos certificados de cesión son como prestamos rapiditos que los partidos políticos hacen para juntar billetes. A cambio, prometen regresar la plata si ganan las elecciones. Pero ojo, ¡no es como sacar la lotería! Depende de cuántos votos consigan y cómo vayan las cosas con el Ministerio de Hacienda.
Rónald Chacón Badilla, el tipo del TSE encargado de estas cositas, mandó un email clarito explicando que ya le avisaron al PPSO. Dijo que los reportes que faltan eran de octubre y noviembre pasao, y que tenían que haberlos entregado antes del 15 de diciembre. “Estamos esperando la información”, recalcó el buen hombre, como diciendo ‘apúrate, que estamos viendo’.
Y no es solo eso, pues. El TSE también les reclamó por no presentar otro reporte de unos míseros (¡con perdón!) 1 millón de colones de certificados de cesión. Ahí sí que parece que se fueron al traste con los papeles. La cosa se pone más interesante porque, según el TSE, la agrupación política ni siquiera registró préstamos formales con bancos o personas particulares. ¿Dónde sacaron toda esa lana?
Lo que sí dieron a conocer, según los reportes que sí presentaron, es que recibieron donaciones millonarias. Entre octubre y noviembre pasao, juntaron 38 millones y pico de colones gracias a 47 personas diferentes. Desde unos cinco mil colones hasta casi cinco millones, ¡hay de todo en el reparto!
Algunos nombres interesantes aparecen en la lista, como Carlos Valenciano Kamer, que estuvo ligado al canal OPA, y el candidato a diputado Boris Marchegiani. Incluso Mayulí Ortega Guzmán, dipuatada, hizo un aporte de diez mil colones, aunque hay donantes que echaron la casa por el tejado con cantidades de hasta diez millones de colones, como Juan Carlos Obando y Mario Antonio González durante el periodo de junio a agosto. ¡Qué nivel de generosidad... o qué agenda oculta, quién sabe!
Para refrescarle la memoria a los que andan distraídos, estos certificados de cesión son como prestamos rapiditos que los partidos políticos hacen para juntar billetes. A cambio, prometen regresar la plata si ganan las elecciones. Pero ojo, ¡no es como sacar la lotería! Depende de cuántos votos consigan y cómo vayan las cosas con el Ministerio de Hacienda.
Rónald Chacón Badilla, el tipo del TSE encargado de estas cositas, mandó un email clarito explicando que ya le avisaron al PPSO. Dijo que los reportes que faltan eran de octubre y noviembre pasao, y que tenían que haberlos entregado antes del 15 de diciembre. “Estamos esperando la información”, recalcó el buen hombre, como diciendo ‘apúrate, que estamos viendo’.
Y no es solo eso, pues. El TSE también les reclamó por no presentar otro reporte de unos míseros (¡con perdón!) 1 millón de colones de certificados de cesión. Ahí sí que parece que se fueron al traste con los papeles. La cosa se pone más interesante porque, según el TSE, la agrupación política ni siquiera registró préstamos formales con bancos o personas particulares. ¿Dónde sacaron toda esa lana?
Lo que sí dieron a conocer, según los reportes que sí presentaron, es que recibieron donaciones millonarias. Entre octubre y noviembre pasao, juntaron 38 millones y pico de colones gracias a 47 personas diferentes. Desde unos cinco mil colones hasta casi cinco millones, ¡hay de todo en el reparto!
Algunos nombres interesantes aparecen en la lista, como Carlos Valenciano Kamer, que estuvo ligado al canal OPA, y el candidato a diputado Boris Marchegiani. Incluso Mayulí Ortega Guzmán, dipuatada, hizo un aporte de diez mil colones, aunque hay donantes que echaron la casa por el tejado con cantidades de hasta diez millones de colones, como Juan Carlos Obando y Mario Antonio González durante el periodo de junio a agosto. ¡Qué nivel de generosidad... o qué agenda oculta, quién sabe!