¡Ay, Dios mío, qué voltereta! Resulta que lo que empezó como unas obras sencillas para mejorar el acceso a unas casitas en Carrillos de Poás, Alajuela, terminó siendo un viaje directo al pasado precolombino. Imagínate la sorpresa de la vecina, ¡descubriendo un tesoro escondido justo debajo de sus pies!
Según nos cuentan, todo comenzó el pasado 11 de septiembre, cuando la señora reportó a las autoridades algunas cositas raras que aparecieron durante la preparación del terreno. Pensaba que era pura tierra vieja, pero bueno, ¡la vida siempre nos da sorpresas, diay!
Y ahí entró nuestro equipo de expertos del Departamento de Antropología e Historia, liderados por el arqueólogo Julio César Sánchez. Se presentaron con todo el equipo y empezaron a remover la tierra con cuidado, aplicando todas las técnicas necesarias para documentar bien este hallazgo. ¡Imagínatelo, un brete eso!
Después de varios días de excavación, lograron sacar a relucir cinco piezas de cerámica que, según los primeros análisis, podrían tener más de dos mil años de antigüedades. ¡Más de dos mil años, chunches! Eso sí que es historia pura, paisa.
Ahora, claro, algunos se preguntarán, ¿qué significan estas piezas? Bueno, todavía estamos esperando los resultados finales de los análisis técnicos, pero se cree que pertenecen a alguna cultura indígena que habitó la zona hace muchísimos siglos. Quién sabe qué secretos guardaban estos antepasados nuestros.
Este descubrimiento resalta una vez más la riqueza histórica y cultural que tenemos en Costa Rica. Ya hemos visto otras cosas impresionantes como las esferas de piedra del Diquís, pero esto demuestra que aún hay mucho por descubrir en nuestro suelo. Es importante que sigamos cuidando nuestro patrimonio, porque somos herederos de una civilización ancestral.
Por supuesto, también es fundamental que la gente reporte cualquier hallazgo sospechoso a las autoridades competentes. No vaya a ser que alguien se lleve algún tesoro valioso sin avisarle a nadie. ¡Imagínate la torta que sería perder esa información! Se les autorizó a la dueña retomar sus obras, pero ahora con un poquito más de respeto al pasado.
Esto nos lleva a pensar... ¿Deberíamos exigir estudios arqueológicos obligatorios antes de iniciar cualquier construcción grande en zonas rurales? ¿Será posible que haya muchos más tesoros escondidos esperando ser encontrados bajo nuestros patios traseros?
Según nos cuentan, todo comenzó el pasado 11 de septiembre, cuando la señora reportó a las autoridades algunas cositas raras que aparecieron durante la preparación del terreno. Pensaba que era pura tierra vieja, pero bueno, ¡la vida siempre nos da sorpresas, diay!
Y ahí entró nuestro equipo de expertos del Departamento de Antropología e Historia, liderados por el arqueólogo Julio César Sánchez. Se presentaron con todo el equipo y empezaron a remover la tierra con cuidado, aplicando todas las técnicas necesarias para documentar bien este hallazgo. ¡Imagínatelo, un brete eso!
Después de varios días de excavación, lograron sacar a relucir cinco piezas de cerámica que, según los primeros análisis, podrían tener más de dos mil años de antigüedades. ¡Más de dos mil años, chunches! Eso sí que es historia pura, paisa.
Ahora, claro, algunos se preguntarán, ¿qué significan estas piezas? Bueno, todavía estamos esperando los resultados finales de los análisis técnicos, pero se cree que pertenecen a alguna cultura indígena que habitó la zona hace muchísimos siglos. Quién sabe qué secretos guardaban estos antepasados nuestros.
Este descubrimiento resalta una vez más la riqueza histórica y cultural que tenemos en Costa Rica. Ya hemos visto otras cosas impresionantes como las esferas de piedra del Diquís, pero esto demuestra que aún hay mucho por descubrir en nuestro suelo. Es importante que sigamos cuidando nuestro patrimonio, porque somos herederos de una civilización ancestral.
Por supuesto, también es fundamental que la gente reporte cualquier hallazgo sospechoso a las autoridades competentes. No vaya a ser que alguien se lleve algún tesoro valioso sin avisarle a nadie. ¡Imagínate la torta que sería perder esa información! Se les autorizó a la dueña retomar sus obras, pero ahora con un poquito más de respeto al pasado.
Esto nos lleva a pensar... ¿Deberíamos exigir estudios arqueológicos obligatorios antes de iniciar cualquier construcción grande en zonas rurales? ¿Será posible que haya muchos más tesoros escondidos esperando ser encontrados bajo nuestros patios traseros?