¡Ay, Dios mío, qué alivio para el pueblo! Por fin tenemos buenas noticias que vienen a sacudirnos el polvo de encima, literalmente. Resulta que más de quince mil personas en Orotina, San Mateo y Esparza ahora van a poder moverse con más facilidad gracias a unas mejoras bien rifadas en los caminos. El Inder, esos sí que le están poniendo ganas, inyectó unos colones que van a hacer una diferencia enorme.
La verdad es que esto no es cualquier cosita, chunches. Estamos hablando de casi mil quinientos millones de colones que se destinaron a cuatro proyectos diferentes en la zona del Pacífico Central. Lo bueno es que no se quedó ahí, porque trabajaron codo a codo con las municipalidades para asegurar que estas obras realmente le peguen a solucionar problemas reales que nos afectan a todos los que vivimos por acá.
Empezamos por San Mateo, donde la ruta cantonal Calle La Quinta, que conecta con el puerto de Caldera, estaba hecha un maje. Imagínate, dos mil quinientos treinta metros de carretera en necesidad urgente de rescate. Se invirtieron trescientos cuarenta y dos millones setecientas mil colones, con una parte importante del Inder y otra parte crucial de la municipalidad local. ¡Un trabajo en equipo de lujo!
Pero eso no es todo, ¡aguántense! En Desmonte, el camino La Unión, que a veces parecía una pista de carreras llena de baches, recibió una renovación completa. Con una inversión de trescientos veinticinco millones quinientos mil colones, se construyeron pasos de agua en concreto para evitar que el camino se llame al traste con la próxima temporada de lluvias. ¡Menos chinchorros y más progreso, diay!
Ahora, hablemos de Orotina, porque ahí la cosa está aún más grande. Entre Coyolar y Pozón, kilómetros enteros de vías estaban pidiendo a gritos un buen asfaltado. Se gastaron más de mil doscientos veintitrés millones de colones, con una contribución significativa tanto del Inder como de la Municipalidad de Orotina. Esto no solamente mejora la comodidad para quienes transitan por esos lugares, sino que también facilita el transporte de productos y personas hacia y desde el corazón del Pacífico Central. ¡Una bendición!
Y ni hablar de Esparza, específicamente en la comunidad de Mesetas. Ahí, casi dos mil personas van a ver cómo se pavimentan seis punto cinco kilómetros de camino y se construyen nueve punto cinco kilómetros de cunetas revestidas y pasos de alcantarillas. Una inversión de mil ochenta y cuatro millones cuatrocientas mil colones que va directo a apoyar el desarrollo agrícola, ganadero y turístico de la zona. ¡Se nota que hay interés en impulsar la economía local!
Ricardo Quesada, el presidente del Inder, no se anduvo con rodeos y expresó: “Estas inversiones reflejan nuestro compromiso firme con las comunidades rurales”. Y vaya que se nota, don Ricardo, ¡qué carga de trabajo se han metido!”. Es un mensaje claro de que se están tomando en serio la necesidad de mejorar la calidad de vida de quienes viven lejos de la capital.
Con todas estas mejoras, queda claro que se está apostando por el futuro de estas comunidades. Pero dime, ¿crees que estas mejoras serán suficientes para impulsar un desarrollo sostenible a largo plazo en Orotina, San Mateo y Esparza, o necesitamos ir más allá y pensar en soluciones integrales que abarquen áreas como educación, salud y acceso a empleos dignos?
La verdad es que esto no es cualquier cosita, chunches. Estamos hablando de casi mil quinientos millones de colones que se destinaron a cuatro proyectos diferentes en la zona del Pacífico Central. Lo bueno es que no se quedó ahí, porque trabajaron codo a codo con las municipalidades para asegurar que estas obras realmente le peguen a solucionar problemas reales que nos afectan a todos los que vivimos por acá.
Empezamos por San Mateo, donde la ruta cantonal Calle La Quinta, que conecta con el puerto de Caldera, estaba hecha un maje. Imagínate, dos mil quinientos treinta metros de carretera en necesidad urgente de rescate. Se invirtieron trescientos cuarenta y dos millones setecientas mil colones, con una parte importante del Inder y otra parte crucial de la municipalidad local. ¡Un trabajo en equipo de lujo!
Pero eso no es todo, ¡aguántense! En Desmonte, el camino La Unión, que a veces parecía una pista de carreras llena de baches, recibió una renovación completa. Con una inversión de trescientos veinticinco millones quinientos mil colones, se construyeron pasos de agua en concreto para evitar que el camino se llame al traste con la próxima temporada de lluvias. ¡Menos chinchorros y más progreso, diay!
Ahora, hablemos de Orotina, porque ahí la cosa está aún más grande. Entre Coyolar y Pozón, kilómetros enteros de vías estaban pidiendo a gritos un buen asfaltado. Se gastaron más de mil doscientos veintitrés millones de colones, con una contribución significativa tanto del Inder como de la Municipalidad de Orotina. Esto no solamente mejora la comodidad para quienes transitan por esos lugares, sino que también facilita el transporte de productos y personas hacia y desde el corazón del Pacífico Central. ¡Una bendición!
Y ni hablar de Esparza, específicamente en la comunidad de Mesetas. Ahí, casi dos mil personas van a ver cómo se pavimentan seis punto cinco kilómetros de camino y se construyen nueve punto cinco kilómetros de cunetas revestidas y pasos de alcantarillas. Una inversión de mil ochenta y cuatro millones cuatrocientas mil colones que va directo a apoyar el desarrollo agrícola, ganadero y turístico de la zona. ¡Se nota que hay interés en impulsar la economía local!
Ricardo Quesada, el presidente del Inder, no se anduvo con rodeos y expresó: “Estas inversiones reflejan nuestro compromiso firme con las comunidades rurales”. Y vaya que se nota, don Ricardo, ¡qué carga de trabajo se han metido!”. Es un mensaje claro de que se están tomando en serio la necesidad de mejorar la calidad de vida de quienes viven lejos de la capital.
Con todas estas mejoras, queda claro que se está apostando por el futuro de estas comunidades. Pero dime, ¿crees que estas mejoras serán suficientes para impulsar un desarrollo sostenible a largo plazo en Orotina, San Mateo y Esparza, o necesitamos ir más allá y pensar en soluciones integrales que abarquen áreas como educación, salud y acceso a empleos dignos?