¡Ay, Dios mío! Este caso que nos llegó está pa' loma, señores. Un mae llamado Lobo Muñoz, residente en San José, descubrió un majeado tremendo en su expediente médico del Hospital México. Resulta que, revisando su información digital en el EDUS, ¡le aparecía que le habían puesto fentanilo y midazolam!, fármacos bien pesados, que ni siquiera le administraron, según él.
Ahora, pa' ponerles sabor al arroz, el señor Lobo explica que el 4 de febrero del año pasado, él solamente fue a una consulta externa, donde le recetaron venlafaxina, un antidepresivo. Jamás pisó emergencias ni vio al doctor Mesén, el tipo que figura en el expediente como el responsable de haberle despachado esos tranquilizantes. "Sí fui a consulta, pero externa, nunca fui a emergencias y nunca se me despachó y nunca me dieron eso. Eso son como drogas muy delicadas y tiene que ser con receta. Eso me preocupó mucho", nos cuenta el señor Lobo con cara de pocos amigos, hablando con CRHoy.
El asunto se puso más raro cuando el afectado pidió su expediente completo en la Clínica Clorito Picado. Ahí confirmaron que había algo turbio. Así que, fiel a su estilo, presentó una denuncia ante la Contraloría del Hospital México. Pero, como suele pasar acá en Costa Rica, la burocracia se tragó la denuncia. Tuvo que andar enviando correos electrónicos pa' que le dieran una respuesta.
Después de varios días de espera y demoras, el 5 de agosto finalmente le llegó una contestación, pero ¡qué contestación! Se limitaban a mencionarle el antidepresivo que sí le recetaron, ¡pero hacían mimo mimísimo de toquetear el tema del fentanilo y el midazolam que estaban registrados en su expediente! ¡Qué poca pena!
"Eso me preocupó más. Yo, como paciente, también tengo que curarme en salud porque me puedo meter en problemas si siguen sacando cosas a mi nombre. Ojalá que se haga una investigación respecto a eso porque no le pusieron cuidado a mi denuncia y si no le pusieron cuidado es porque sí hay una irregularidad ahí y se quieren tapar entre ellos”, lanzó el señor Lobo, visiblemente molesto. Parece que alguien anda jugando con fuego, brete complicado el que tiene este señor.
Pero lo que realmente causó revuelo es que el señor Lobo asegura que hasta la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), estaba enterada del caso y decidió guardar silencio. ¡Imagínate, la jefa de la CCSS sabiendo de un majeazo así y no haciendo nada! "Estoy en shock porque la presidenta de la CCSS conocía esto y no denunció, calló", afirmó, dejando caer la bomba. Esto ya huele a podrido, chunches.
Este caso abre una puerta gigante a la preocupación sobre la seguridad y privacidad de los datos médicos en Costa Rica. ¿Hasta dónde llega el control sobre nuestros expedientes? ¿Quién garantiza que esta clase de situaciones no se repetirán? Además, levanta ampollas sobre la responsabilidad de las autoridades sanitarias frente a denuncias de irregularidades como esta. Que pena ver cómo se manejan estas situaciones, parece que las denuncias van a parar al olvido, ¡qué torta!
Considerando todo este escenario, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿Debería ser obligatoria una auditoría exhaustiva a todos los sistemas de gestión de expedientes médicos en hospitales y clínicas públicas para evitar que esto siga ocurriendo, o creen que deberían enfocarse en sancionar severamente a los responsables de este caso particular?
Ahora, pa' ponerles sabor al arroz, el señor Lobo explica que el 4 de febrero del año pasado, él solamente fue a una consulta externa, donde le recetaron venlafaxina, un antidepresivo. Jamás pisó emergencias ni vio al doctor Mesén, el tipo que figura en el expediente como el responsable de haberle despachado esos tranquilizantes. "Sí fui a consulta, pero externa, nunca fui a emergencias y nunca se me despachó y nunca me dieron eso. Eso son como drogas muy delicadas y tiene que ser con receta. Eso me preocupó mucho", nos cuenta el señor Lobo con cara de pocos amigos, hablando con CRHoy.
El asunto se puso más raro cuando el afectado pidió su expediente completo en la Clínica Clorito Picado. Ahí confirmaron que había algo turbio. Así que, fiel a su estilo, presentó una denuncia ante la Contraloría del Hospital México. Pero, como suele pasar acá en Costa Rica, la burocracia se tragó la denuncia. Tuvo que andar enviando correos electrónicos pa' que le dieran una respuesta.
Después de varios días de espera y demoras, el 5 de agosto finalmente le llegó una contestación, pero ¡qué contestación! Se limitaban a mencionarle el antidepresivo que sí le recetaron, ¡pero hacían mimo mimísimo de toquetear el tema del fentanilo y el midazolam que estaban registrados en su expediente! ¡Qué poca pena!
"Eso me preocupó más. Yo, como paciente, también tengo que curarme en salud porque me puedo meter en problemas si siguen sacando cosas a mi nombre. Ojalá que se haga una investigación respecto a eso porque no le pusieron cuidado a mi denuncia y si no le pusieron cuidado es porque sí hay una irregularidad ahí y se quieren tapar entre ellos”, lanzó el señor Lobo, visiblemente molesto. Parece que alguien anda jugando con fuego, brete complicado el que tiene este señor.
Pero lo que realmente causó revuelo es que el señor Lobo asegura que hasta la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), estaba enterada del caso y decidió guardar silencio. ¡Imagínate, la jefa de la CCSS sabiendo de un majeazo así y no haciendo nada! "Estoy en shock porque la presidenta de la CCSS conocía esto y no denunció, calló", afirmó, dejando caer la bomba. Esto ya huele a podrido, chunches.
Este caso abre una puerta gigante a la preocupación sobre la seguridad y privacidad de los datos médicos en Costa Rica. ¿Hasta dónde llega el control sobre nuestros expedientes? ¿Quién garantiza que esta clase de situaciones no se repetirán? Además, levanta ampollas sobre la responsabilidad de las autoridades sanitarias frente a denuncias de irregularidades como esta. Que pena ver cómo se manejan estas situaciones, parece que las denuncias van a parar al olvido, ¡qué torta!
Considerando todo este escenario, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿Debería ser obligatoria una auditoría exhaustiva a todos los sistemas de gestión de expedientes médicos en hospitales y clínicas públicas para evitar que esto siga ocurriendo, o creen que deberían enfocarse en sancionar severamente a los responsables de este caso particular?
