¡Ay, Dios mío! Resulta que el gobierno, con toda la ilusión del mundo, había anunciado que iban a “remover” los cocodrilos del río Tárcoles durante las reparaciones del puente de la ruta Costanera. Uno pensaría que querían hacerle un favor a los bichos, pero la verdad es que era para evitar cualquier percance con los obreros. Imagínate, ahí trabajando tranquilamente y de repente, ¡bam!, un caimán saludándote. Un despache, vamos.
Todo empezó en agosto, cuando el ministro Franz Tattenbach soltó la bomba. Dijo que iban a quitar a los cocodrilos para garantizar la seguridad. Pero parece que alguien se echó frios los pies porque ahora la cosa va diferente. Ya no van a sacarlos, sino que van a estar vigilando su comportamiento y tomando otras precauciones. ¡Un cambio de parecer tremendo!
Mauricio Méndez, el director técnico del Área de Conservación Tempisque, nos explicó que en situaciones normales, no se recurre a remover a los animales. “Si no hay forma, se remueve. Nunca es la primera decisión intentar capturar los animales,” nos dijo con toda la calma del mundo. Aparentemente, la preocupación principal es no alterar el ecosistema ni poner en peligro a nadie, ni a humanos ni a cocodrilos.
Ahora, en lugar de sacar a los cocodrilos, desviarán el curso del río cuando sea necesario para que los trabajadores puedan hacer su labor en seco. Además, van a instalar una malla física como medida de protección extra. O sea, que le van a dar rodeos al río para que todos estén contentos. ¡Una solución ingeniosa, diay!
Lo curioso es que, según cuentan, la maquinaria pesada es la que asusta a los cocodrilos y los aleja de las zonas de construcción. Al parecer, esos bichos tienen buen oído y se espantan con el ruido de las máquinas. ¡Más vale un poco de silencio que un susto de muerte! Hubo un momento en que un cocodrilo se metió en un pozo que hicieron cerca de una base del puente, pero al final, con ayuda de la maquinaria, pudo salir solito. Afortunadamente, todo terminó bien.
Y como si fuera poco, estamos justo en época de apareamiento de los cocodrilos, lo que significa que los machos grandes se ponen más territoriales y echan a los más chicos. Así que, aunque no los saquen, seguro habrá algunas peleas entre ellos. ¡Es la naturaleza, pura y dura! Laura Porras, académica del Icomvis de la Universidad Nacional, advirtió que trasladar a los cocodrilos es ineficaz, arriesgado y una pérdida de tiempo y dinero. Agregó que estos animales son muy fieles a su hábitat y suelen regresar al sitio de origen. ¡Quién la contradecía!
Al principio, hubo cierta confusión con el término “remover”. Nadie sabía bien qué implicaba eso, si era un traslado temporal o definitivo. Parece que hasta adentro del Ministerio hubo quien no entendió qué quería decir el ministro. Pero bueno, ya aclararon la vaina y ahora saben que no se trata de capturarlos, sino de evitarlos. Según Méndez, solo en casos de emergencia o comportamiento agresivo se intentaría capturar a alguno de estos animales, pero eso sería un verdadero brete, teniendo en cuenta el tamaño del río y la dificultad de atraparlos en un entorno tan abierto.
Bueno, pues ya lo saben, amigos. El plan de sacar a los cocodrilos del Tárcoles se fue al traste. Ahora toca esperar y ver cómo sigue la historia. Pero dime tú, ¿crees que el gobierno tomó la decisión correcta al dejar a los cocodrilos en su territorio natural, o deberíamos haberles buscado otro hogar, aunque fuera temporal?
Todo empezó en agosto, cuando el ministro Franz Tattenbach soltó la bomba. Dijo que iban a quitar a los cocodrilos para garantizar la seguridad. Pero parece que alguien se echó frios los pies porque ahora la cosa va diferente. Ya no van a sacarlos, sino que van a estar vigilando su comportamiento y tomando otras precauciones. ¡Un cambio de parecer tremendo!
Mauricio Méndez, el director técnico del Área de Conservación Tempisque, nos explicó que en situaciones normales, no se recurre a remover a los animales. “Si no hay forma, se remueve. Nunca es la primera decisión intentar capturar los animales,” nos dijo con toda la calma del mundo. Aparentemente, la preocupación principal es no alterar el ecosistema ni poner en peligro a nadie, ni a humanos ni a cocodrilos.
Ahora, en lugar de sacar a los cocodrilos, desviarán el curso del río cuando sea necesario para que los trabajadores puedan hacer su labor en seco. Además, van a instalar una malla física como medida de protección extra. O sea, que le van a dar rodeos al río para que todos estén contentos. ¡Una solución ingeniosa, diay!
Lo curioso es que, según cuentan, la maquinaria pesada es la que asusta a los cocodrilos y los aleja de las zonas de construcción. Al parecer, esos bichos tienen buen oído y se espantan con el ruido de las máquinas. ¡Más vale un poco de silencio que un susto de muerte! Hubo un momento en que un cocodrilo se metió en un pozo que hicieron cerca de una base del puente, pero al final, con ayuda de la maquinaria, pudo salir solito. Afortunadamente, todo terminó bien.
Y como si fuera poco, estamos justo en época de apareamiento de los cocodrilos, lo que significa que los machos grandes se ponen más territoriales y echan a los más chicos. Así que, aunque no los saquen, seguro habrá algunas peleas entre ellos. ¡Es la naturaleza, pura y dura! Laura Porras, académica del Icomvis de la Universidad Nacional, advirtió que trasladar a los cocodrilos es ineficaz, arriesgado y una pérdida de tiempo y dinero. Agregó que estos animales son muy fieles a su hábitat y suelen regresar al sitio de origen. ¡Quién la contradecía!
Al principio, hubo cierta confusión con el término “remover”. Nadie sabía bien qué implicaba eso, si era un traslado temporal o definitivo. Parece que hasta adentro del Ministerio hubo quien no entendió qué quería decir el ministro. Pero bueno, ya aclararon la vaina y ahora saben que no se trata de capturarlos, sino de evitarlos. Según Méndez, solo en casos de emergencia o comportamiento agresivo se intentaría capturar a alguno de estos animales, pero eso sería un verdadero brete, teniendo en cuenta el tamaño del río y la dificultad de atraparlos en un entorno tan abierto.
Bueno, pues ya lo saben, amigos. El plan de sacar a los cocodrilos del Tárcoles se fue al traste. Ahora toca esperar y ver cómo sigue la historia. Pero dime tú, ¿crees que el gobierno tomó la decisión correcta al dejar a los cocodrilos en su territorio natural, o deberíamos haberles buscado otro hogar, aunque fuera temporal?