¡Ay, Dios mío, qué torta! La cosa anda fea por Colombia. Parece que la irresponsabilidad al volante no tiene fin, y ahora un tipo de 56 años decidió convertir un día cualquiera en una pesadilla para once personas en Bogotá. Un taxista, supuestamente mareado por la granota, le dio duro a un grupo de gente inocente en el barrio La Sierra, dejando un reguero de dolor y preocupación.
Según las autoridades, el hecho ocurrió el pasado 8 de noviembre y ha levantado ríos de críticas y llamados a reforzar los controles de alcoholemia en el país. Uno piensa, ¿hasta cuándo vamos a tener que ver estas tragedias repetirse? Da gusto que haya campañas, pero parece que no son suficientes para meterle conciencia a algunos conductores. Algunos creen que la ley necesita ser más dura, otros prefieren enfocarse en la educación vial… el debate está abierto, diay.
Lo primero que te impacta es ver el video de las cámaras de seguridad – y vaya si da urticaria. El taxi, con toda la intención del mundo, va avanzando a velocidad considerable, y de repente, ¡boom!, embiste a un grupo de personas que estaban tratando de cruzar la calle. Se ven niños, señoras… pura gente inocente que estaba haciendo lo suyo. Luego, el carro se estrella contra una casa, dejando motonetas hechas pedazos y un montón de destrucción. ¡Imaginen el susto que se tragaron los vecinos!
Y ni hablar del daño humano. De las once personas lesionadas, cuatro eran menores de edad: un bebé de cuatro meses (¡qué sal!), un nene de siete años, un chamaco de doce y un joven de quince. Pero lo más preocupante es que dos de estos niños, el de siete y el de quince, están en estado crítico con diagnóstico de muerte cerebral. Pobre gente, pasando por el peor calvario que puedan imaginar. Las familias, destrozadas, esperando noticias que quizás no sean las mejores.
En medio del caos, las autoridades lograron capturar al conductor “en flagrancia”, como dicen ellos. Al parecer, el mae andaba visiblemente alterado, y las pruebas de alcoholemia confirmaron lo que todos sospechábamos: iba manejando bajo los efectos del aguardiente. Ahora enfrenta cargos graves por homicidio culposo agravado y lesiones personales. Esperemos que la justicia haga lo correcto y le dé una lección bien dura al responsable de tanto sufrimiento.
Esta maraña de eventos nos recuerda, otra vez, la importancia de tomar precauciones al volante. No importa cuánto tengas prisa, nunca vale la pena poner en riesgo la vida propia y la de los demás. Especialmente si vas a tomar unos tragos, ¡mejor llama a un taxi seguro o pídale el favor a alguien que esté sobrio! Es que los accidentes así dejan cicatrices profundas, tanto físicas como emocionales, que tardan mucho tiempo en sanar. Además, hay que pensar en los niños, que tienen derecho a crecer seguros y protegidos.
Ahora, claro, surgen preguntas sobre la seguridad vial en Colombia y en general. ¿Estamos haciendo lo suficiente para prevenir este tipo de tragedias? ¿Se aplican realmente las leyes contra el alcohol al volante? ¿Son efectivas las campañas de concientización? Hay muchas cosas que analizar y mejorar para evitar que esto siga sucediendo. El problema es que a veces hablamos mucho y hacemos poco... ¡eso sí que es una torta!
Después de escuchar todas estas noticias, uno se queda pensando: ¿cree usted que las penas actuales para quienes manejan bajo los efectos del alcohol son suficientemente disuasorias, o necesitamos medidas aún más drásticas para proteger la vida de los ciudadanos en nuestras calles?
Según las autoridades, el hecho ocurrió el pasado 8 de noviembre y ha levantado ríos de críticas y llamados a reforzar los controles de alcoholemia en el país. Uno piensa, ¿hasta cuándo vamos a tener que ver estas tragedias repetirse? Da gusto que haya campañas, pero parece que no son suficientes para meterle conciencia a algunos conductores. Algunos creen que la ley necesita ser más dura, otros prefieren enfocarse en la educación vial… el debate está abierto, diay.
Lo primero que te impacta es ver el video de las cámaras de seguridad – y vaya si da urticaria. El taxi, con toda la intención del mundo, va avanzando a velocidad considerable, y de repente, ¡boom!, embiste a un grupo de personas que estaban tratando de cruzar la calle. Se ven niños, señoras… pura gente inocente que estaba haciendo lo suyo. Luego, el carro se estrella contra una casa, dejando motonetas hechas pedazos y un montón de destrucción. ¡Imaginen el susto que se tragaron los vecinos!
Y ni hablar del daño humano. De las once personas lesionadas, cuatro eran menores de edad: un bebé de cuatro meses (¡qué sal!), un nene de siete años, un chamaco de doce y un joven de quince. Pero lo más preocupante es que dos de estos niños, el de siete y el de quince, están en estado crítico con diagnóstico de muerte cerebral. Pobre gente, pasando por el peor calvario que puedan imaginar. Las familias, destrozadas, esperando noticias que quizás no sean las mejores.
En medio del caos, las autoridades lograron capturar al conductor “en flagrancia”, como dicen ellos. Al parecer, el mae andaba visiblemente alterado, y las pruebas de alcoholemia confirmaron lo que todos sospechábamos: iba manejando bajo los efectos del aguardiente. Ahora enfrenta cargos graves por homicidio culposo agravado y lesiones personales. Esperemos que la justicia haga lo correcto y le dé una lección bien dura al responsable de tanto sufrimiento.
Esta maraña de eventos nos recuerda, otra vez, la importancia de tomar precauciones al volante. No importa cuánto tengas prisa, nunca vale la pena poner en riesgo la vida propia y la de los demás. Especialmente si vas a tomar unos tragos, ¡mejor llama a un taxi seguro o pídale el favor a alguien que esté sobrio! Es que los accidentes así dejan cicatrices profundas, tanto físicas como emocionales, que tardan mucho tiempo en sanar. Además, hay que pensar en los niños, que tienen derecho a crecer seguros y protegidos.
Ahora, claro, surgen preguntas sobre la seguridad vial en Colombia y en general. ¿Estamos haciendo lo suficiente para prevenir este tipo de tragedias? ¿Se aplican realmente las leyes contra el alcohol al volante? ¿Son efectivas las campañas de concientización? Hay muchas cosas que analizar y mejorar para evitar que esto siga sucediendo. El problema es que a veces hablamos mucho y hacemos poco... ¡eso sí que es una torta!
Después de escuchar todas estas noticias, uno se queda pensando: ¿cree usted que las penas actuales para quienes manejan bajo los efectos del alcohol son suficientemente disuasorias, o necesitamos medidas aún más drásticas para proteger la vida de los ciudadanos en nuestras calles?
