¡Aguas, mi gente! La pesca ilegal sigue siendo un dolor de cabeza mundial, pero acá en Costa Rica estamos poniéndolelele… ¡más ganas que nunca! Fecop, el Guardacostas, la Fiscalía Ambiental y hasta gringos de Humane World for Animals se dieron la mano para sacar adelante la cuarta edición de un curso que está haciendo historia. Se trata de detectar, investigar y llevar ante la justicia a esos vándalos que se dedican a robar nuestros peces y a afectar nuestro ecosistema marino.
Imagínate la escena: jueces, fiscales, polis del OIJ, guardacostas y hasta gente de Incopesca, todos metidos en un curso intensivo para aprender a identificar cuándo alguien anda haciendo cosas turbias con nuestros recursos marinos. Este año, además, trajeron instructores de punta, incluyendo expertos de Global Fishing Watch, para compartir conocimientos y técnicas de última generación. ¡Esto sí que es ponerse las pilas!
¿Y qué tanto han avanzado? Pues miren, desde que empezaron con esto hace unos años, ya más de 140 funcionarios se han capacitado. Eso significa que tenemos un equipo mucho más preparado para darle pelea a la pesca INDR – ilegal, no declarada y no reglamentada – un problema que le cuesta al mundo más de 154 mil millones de dólares al año. ¡Una suma que da escalofríos! En Costa Rica, solo en la pesca de atún entre 2010 y 2015, se estima una pérdida de 84 millones de balones. ¡Pero ojo!, eso es solo el atún... pensemos en el daño que se le causa a otras especies.
No se crean que solo afecta a los pescadores que trabajan honestamente; la pesca ilegal también le pega duro a la industria de la pesca turística y deportiva, que mueve medio billón de colones anualmente. ¡Un negocio importantísimo para muchas familias costarricenses! Moisés Mug, el director de Ciencia de FECOP, lo dejó claro: la concienciación es clave. "Este esfuerzo nos ayuda a entender la magnitud del problema y a tomar medidas contundentes", comentó.
Lo que más me gusta de este curso es que reúne a gente de todas las instituciones involucradas en la justicia. No es solo un grupo de polis, sino jueces, fiscales, investigadores... ¡Todo el mundo trabajando en conjunto! Esto permite ver los casos con mayor claridad y aplicar la ley de manera más efectiva. Además, aprendieron el lenguaje técnico de las pesquerías, así que ahora saben exactamente qué significa cuando hablan de cuotas, vedaduras y demás tecnicismos. ¡Eso facilita muchísimo el trabajo judicial!
Y ni hablar de la tecnología que están usando. Ahora tienen simulaciones de realidad virtual donde pueden practicar abordajes de barcos sospechosos, ¡sin tener que salir a navegar de verdad! Pueden recolectar pruebas, aprender a identificar indicios de pesca ilegal y familiarizarse con los procedimientos correctos. Imagínatelo, como si estuvieran jugando un videojuego, pero en lugar de salvar princesas, ¡salvan nuestros mares!
Costa Rica tiene sus propias particularidades cuando se habla de pesca ilegal. Por ejemplo, hay barcos extranjeros que entran en zonas protegidas, capturan especies vedadas (¡eso es un delito grave!) y usan palangres con carnada viva cerca de la costa. Esta última práctica mata alrededor de 19,000 peces al año, afectando la pesca deportiva y turística. ¡Qué pena, pura sal!
Bueno, mi gente, hablando en serio, esta iniciativa es fundamental para proteger nuestros recursos marinos y asegurar un futuro sostenible para la pesca en Costa Rica. Pero quiero saber qué piensan ustedes: ¿creen que estas medidas serán suficientes para frenar la pesca ilegal, o necesitamos hacer algo más radical? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
Imagínate la escena: jueces, fiscales, polis del OIJ, guardacostas y hasta gente de Incopesca, todos metidos en un curso intensivo para aprender a identificar cuándo alguien anda haciendo cosas turbias con nuestros recursos marinos. Este año, además, trajeron instructores de punta, incluyendo expertos de Global Fishing Watch, para compartir conocimientos y técnicas de última generación. ¡Esto sí que es ponerse las pilas!
¿Y qué tanto han avanzado? Pues miren, desde que empezaron con esto hace unos años, ya más de 140 funcionarios se han capacitado. Eso significa que tenemos un equipo mucho más preparado para darle pelea a la pesca INDR – ilegal, no declarada y no reglamentada – un problema que le cuesta al mundo más de 154 mil millones de dólares al año. ¡Una suma que da escalofríos! En Costa Rica, solo en la pesca de atún entre 2010 y 2015, se estima una pérdida de 84 millones de balones. ¡Pero ojo!, eso es solo el atún... pensemos en el daño que se le causa a otras especies.
No se crean que solo afecta a los pescadores que trabajan honestamente; la pesca ilegal también le pega duro a la industria de la pesca turística y deportiva, que mueve medio billón de colones anualmente. ¡Un negocio importantísimo para muchas familias costarricenses! Moisés Mug, el director de Ciencia de FECOP, lo dejó claro: la concienciación es clave. "Este esfuerzo nos ayuda a entender la magnitud del problema y a tomar medidas contundentes", comentó.
Lo que más me gusta de este curso es que reúne a gente de todas las instituciones involucradas en la justicia. No es solo un grupo de polis, sino jueces, fiscales, investigadores... ¡Todo el mundo trabajando en conjunto! Esto permite ver los casos con mayor claridad y aplicar la ley de manera más efectiva. Además, aprendieron el lenguaje técnico de las pesquerías, así que ahora saben exactamente qué significa cuando hablan de cuotas, vedaduras y demás tecnicismos. ¡Eso facilita muchísimo el trabajo judicial!
Y ni hablar de la tecnología que están usando. Ahora tienen simulaciones de realidad virtual donde pueden practicar abordajes de barcos sospechosos, ¡sin tener que salir a navegar de verdad! Pueden recolectar pruebas, aprender a identificar indicios de pesca ilegal y familiarizarse con los procedimientos correctos. Imagínatelo, como si estuvieran jugando un videojuego, pero en lugar de salvar princesas, ¡salvan nuestros mares!
Costa Rica tiene sus propias particularidades cuando se habla de pesca ilegal. Por ejemplo, hay barcos extranjeros que entran en zonas protegidas, capturan especies vedadas (¡eso es un delito grave!) y usan palangres con carnada viva cerca de la costa. Esta última práctica mata alrededor de 19,000 peces al año, afectando la pesca deportiva y turística. ¡Qué pena, pura sal!
Bueno, mi gente, hablando en serio, esta iniciativa es fundamental para proteger nuestros recursos marinos y asegurar un futuro sostenible para la pesca en Costa Rica. Pero quiero saber qué piensan ustedes: ¿creen que estas medidas serán suficientes para frenar la pesca ilegal, o necesitamos hacer algo más radical? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!