¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde, pura controversia en el país. El diputado Ariel Robles, que no se anda con rodeos, soltó unas verdades que nos hicieron levantarnos un poquito del asiento. Parece que el presidente Chaves, con sus pullas constantes al TSE, está jugando con fuego, y Robles advierte que podríamos estar frente a un serio problema de cara al 2026.
Verán, la cosa es así: el Frente Amplio, a través de Robles, está diciendo que el presidente ha ido demasiado lejos. No es solo criticar, es cuestionar la legitimidad del mismo TSE, la institución encargada de garantizar elecciones limpias y justas. ¡Una locura!, algunos dirían. Pero Robles va más allá y plantea una pregunta que debería hacernos reflexionar a todos: ¿Estamos dispuestos a poner en riesgo la estabilidad democrática?
Y ahí radica el quid de la cuestión, ¿verdad? Robles preguntó, y vaya pregunta, si alguna vez un presidente ha sido interrogado públicamente sobre si entregará el poder. ¡Impensable!, dice él. Normalemente, eso se da por sentado, como algo tan obvio como que el gallito canta por las mañanas. Pero con Chaves, parece que nada es seguro. Él mismo ha creado el precedente de duda, y eso, mis queridos lectores, es peligroso.
Lo que realmente sacó a relucir Robles es que el presidente está atacando al árbitro del juego. Imagínense, ir contra el TSE, la misma institución que validó su propia elección, la que legitimó a todos los diputados que hoy estamos acá. Es como morderse la mano que te alimenta, ¿me entienden? Es un acto de auto-sabotaje político que puede tener consecuencias graves para el país.
Pero no todo es culpa de Chaves, claro que no. También hay responsabilidad de los medios de comunicación. ¿Por qué le estamos dando tanta cobertura a estas salidas de tono? ¿No sería mejor enfocarnos en temas que realmente importan a la gente, como el costo de la vida, la inseguridad, el desempleo…? Tal vez, solo tal vez, si le restamos atención, el presidente dejaría de hacer esas declaraciones incendiarias.
Robles, como buen abogado, hizo un llamado a la unidad nacional. Dice que no importa si somos seguidores del PAC, PLN, o del partido que usted prefiera; todos debemos estar de acuerdo en defender la democracia costarricense. ¡Qué carga! Pensar que tengamos que debatir esto en pleno siglo XXI, pero bueno, así estamos.
Ahora bien, más allá de las acusaciones y contraacusaciones, lo importante es recordar que la democracia no es un regalo. Se construye día a día, con esfuerzo, compromiso y respeto por las instituciones. Y si queremos que siga siendo sólida y duradera, tenemos que cuidarla como el huevo de serpiente. Ya hemos visto cómo se derrumban democracias en otros países, y no queremos que nos pase lo mismo aquí, ¿verdad?
Y aquí termina mi reporte, ¡diay! Con toda esta incertidumbre y tensiones políticas, me queda una pregunta para darle vuelta al asunto: ¿Creen que el presidente Chaves está actuando de manera responsable, o estamos presenciando los primeros movimientos hacia una crisis política mayor en Costa Rica?
	
		
			
		
		
	
				
			Verán, la cosa es así: el Frente Amplio, a través de Robles, está diciendo que el presidente ha ido demasiado lejos. No es solo criticar, es cuestionar la legitimidad del mismo TSE, la institución encargada de garantizar elecciones limpias y justas. ¡Una locura!, algunos dirían. Pero Robles va más allá y plantea una pregunta que debería hacernos reflexionar a todos: ¿Estamos dispuestos a poner en riesgo la estabilidad democrática?
Y ahí radica el quid de la cuestión, ¿verdad? Robles preguntó, y vaya pregunta, si alguna vez un presidente ha sido interrogado públicamente sobre si entregará el poder. ¡Impensable!, dice él. Normalemente, eso se da por sentado, como algo tan obvio como que el gallito canta por las mañanas. Pero con Chaves, parece que nada es seguro. Él mismo ha creado el precedente de duda, y eso, mis queridos lectores, es peligroso.
Lo que realmente sacó a relucir Robles es que el presidente está atacando al árbitro del juego. Imagínense, ir contra el TSE, la misma institución que validó su propia elección, la que legitimó a todos los diputados que hoy estamos acá. Es como morderse la mano que te alimenta, ¿me entienden? Es un acto de auto-sabotaje político que puede tener consecuencias graves para el país.
Pero no todo es culpa de Chaves, claro que no. También hay responsabilidad de los medios de comunicación. ¿Por qué le estamos dando tanta cobertura a estas salidas de tono? ¿No sería mejor enfocarnos en temas que realmente importan a la gente, como el costo de la vida, la inseguridad, el desempleo…? Tal vez, solo tal vez, si le restamos atención, el presidente dejaría de hacer esas declaraciones incendiarias.
Robles, como buen abogado, hizo un llamado a la unidad nacional. Dice que no importa si somos seguidores del PAC, PLN, o del partido que usted prefiera; todos debemos estar de acuerdo en defender la democracia costarricense. ¡Qué carga! Pensar que tengamos que debatir esto en pleno siglo XXI, pero bueno, así estamos.
Ahora bien, más allá de las acusaciones y contraacusaciones, lo importante es recordar que la democracia no es un regalo. Se construye día a día, con esfuerzo, compromiso y respeto por las instituciones. Y si queremos que siga siendo sólida y duradera, tenemos que cuidarla como el huevo de serpiente. Ya hemos visto cómo se derrumban democracias en otros países, y no queremos que nos pase lo mismo aquí, ¿verdad?
Y aquí termina mi reporte, ¡diay! Con toda esta incertidumbre y tensiones políticas, me queda una pregunta para darle vuelta al asunto: ¿Creen que el presidente Chaves está actuando de manera responsable, o estamos presenciando los primeros movimientos hacia una crisis política mayor en Costa Rica?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		