¡Aguante! Lo que les pasó a estos tipos es de película. En medio de la fiesta patronal de San Rafael de Alajuela, intentaron hacerle una jugarreta a un pobre tipo, pero la cosa se les fue torcida desde el principio. Un intento de asesinato que terminó en vergüenza y persecución policial, todo porque se les trabó el brete.
La cosa ocurrió anoche, cuando, según testigos, dos mae llegaron al campo ferial con malas intenciones. Se pusieron a dispararle al muchacho, echándole bala a diestra y siniestra, creando un tremendo alboroto y haciendo correr a la gente como ratones. Por suerte, el muchacho aguantó como campeón y salió ileso, aunque con unos buenos raspazos y susto, claro. Imagínense la torta que tuvo que pasar la gente inocente ahí presente, viendo semejante panorama.
Pero aquí viene lo bueno, lo que le dio más sabor a la vaina. Resulta que los asesinos, en su afán por huir, tenían una moto que parecía sacada de un chícharo. La encendieron, la aceleraron... ¡y nada! La máquina no quiso arrancar, dejándolos varados como idiotas en medio del jaleo. ¡Qué despiche! Tendrían que haberle pedido prestado la moto al vecino, porque esa iba salada.
Y ni hablar de la policía, que llegó rapidísimo al llamado. Enseguida empezaron a recabar evidencias, buscando casquillos y revisando las cámaras de seguridad para ver cómo estaban las cositas. Además, agarraron la moto, que además resultó ser robada, lo cual facilita mucho el trabajo de los investigadores para identificar a estos delincuentes. ¡Qué carga tener que andar robando motos pa’ eso!
Ahora, el OIJ está investigando a fondo qué onda con todo esto. No saben todavía si fue un ajuste de cuentas, una venganza personal o simplemente alguien que estaba de malas y decidió descargarla con el muchacho. Pero, vaya, la forma en que lo hicieron dejó mucho que desear. Uno esperaría más creatividad de estos mae.
La comunidad de San Rafael está consternada por lo sucedido. Que te pase esto justo en las fiestas patronales, que son para celebrar y estar tranquilos, ¡es una verdadera pena! Dicen que ya no se puede confiar en nadie, que hasta el vecino te puede estar tramando algo. Esta vara se puso difícil, mae.
Este caso nos hace reflexionar sobre la creciente inseguridad que estamos viviendo en nuestro país. Ya no es seguro ni en las fiestas patronales, ni en los lugares más concurridos. Tenemos que tomar cartas en el asunto y exigir a las autoridades que hagan algo al respecto, porque así no podemos seguir viviendo así, con miedo constante. ¿Será que las soluciones pasan por reforzar la presencia policial o hay que buscar alternativas más profundas?
En fin, esta historia nos deja con varios interrogantes. ¿Creen ustedes que la respuesta a la violencia en Costa Rica está en aumentar las penas para los delincuentes, invertir más en programas sociales o fortalecer la educación? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Dejen que la conversación fluya, compas.
La cosa ocurrió anoche, cuando, según testigos, dos mae llegaron al campo ferial con malas intenciones. Se pusieron a dispararle al muchacho, echándole bala a diestra y siniestra, creando un tremendo alboroto y haciendo correr a la gente como ratones. Por suerte, el muchacho aguantó como campeón y salió ileso, aunque con unos buenos raspazos y susto, claro. Imagínense la torta que tuvo que pasar la gente inocente ahí presente, viendo semejante panorama.
Pero aquí viene lo bueno, lo que le dio más sabor a la vaina. Resulta que los asesinos, en su afán por huir, tenían una moto que parecía sacada de un chícharo. La encendieron, la aceleraron... ¡y nada! La máquina no quiso arrancar, dejándolos varados como idiotas en medio del jaleo. ¡Qué despiche! Tendrían que haberle pedido prestado la moto al vecino, porque esa iba salada.
Y ni hablar de la policía, que llegó rapidísimo al llamado. Enseguida empezaron a recabar evidencias, buscando casquillos y revisando las cámaras de seguridad para ver cómo estaban las cositas. Además, agarraron la moto, que además resultó ser robada, lo cual facilita mucho el trabajo de los investigadores para identificar a estos delincuentes. ¡Qué carga tener que andar robando motos pa’ eso!
Ahora, el OIJ está investigando a fondo qué onda con todo esto. No saben todavía si fue un ajuste de cuentas, una venganza personal o simplemente alguien que estaba de malas y decidió descargarla con el muchacho. Pero, vaya, la forma en que lo hicieron dejó mucho que desear. Uno esperaría más creatividad de estos mae.
La comunidad de San Rafael está consternada por lo sucedido. Que te pase esto justo en las fiestas patronales, que son para celebrar y estar tranquilos, ¡es una verdadera pena! Dicen que ya no se puede confiar en nadie, que hasta el vecino te puede estar tramando algo. Esta vara se puso difícil, mae.
Este caso nos hace reflexionar sobre la creciente inseguridad que estamos viviendo en nuestro país. Ya no es seguro ni en las fiestas patronales, ni en los lugares más concurridos. Tenemos que tomar cartas en el asunto y exigir a las autoridades que hagan algo al respecto, porque así no podemos seguir viviendo así, con miedo constante. ¿Será que las soluciones pasan por reforzar la presencia policial o hay que buscar alternativas más profundas?
En fin, esta historia nos deja con varios interrogantes. ¿Creen ustedes que la respuesta a la violencia en Costa Rica está en aumentar las penas para los delincuentes, invertir más en programas sociales o fortalecer la educación? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Dejen que la conversación fluya, compas.