¡Ay, mándale! Resulta que andaba investigando sobre esos lugares que le dan sabor a nuestros barrios, esos minimarkets que no son solo para comprar pan frío y galletas, sino que son puntos de encuentro, de cotilleo, de saber qué onda en el vecindario. Y me di cuenta de que estamos perdiendo un poquito de eso, ¿no?
Estos pequeños negocios, lejos de ser solo competidores de los gigantes del retail, son pilares fundamentales de nuestras comunidades. Son el lugar donde la doña te conoce por el nombre, el chico te guarda la leche baja, y el señor de la esquina siempre tiene un comentario listo sobre el partido de ayer. Estuve hablando con dueños de varios de estos lugares y me quedé boquiabierto con la dedicación que le ponen.
Tomamos como ejemplo el Supermercado Más y Más en San Diego de Cartago. Ya van más de 20 años ofreciendo productos variados, desde carnes hasta artículos de bazar. Pero lo que realmente los distingue es que mantienen la venta del Diario Extra; imagínate, ahí encuentras la info fresca justo al lado de las papayas. Dicen que tienen un personal súper amable, pa’ sentirte como en casa, y con precios que hacen que tu bolsillo respire un poco. Eso sí es trabajar duro, mae.
Otro caso bien bacán es el Super Getsemani en Dulce Nombre de Cartago, propiedad de Mauricio Arias Quesada. El nombre viene de la Biblia, significa tierra y abundancia, y vaya si lo cumplen. Desde 2008 ofrecen una variedad impresionante de productos: canasta básica, panes, repostería, bebidas... de todo. También venden periódicos, claro, porque saben que la gente quiere estar informada. El don Mauricio me contó que su sueño era crear un espacio de prosperidad para sus clientes, ¡y vaya si lo lograron!
Y ni hablar del Super Adrián en Paraíso, un negocio familiar con casi 30 años de historia. Adrián Solano Chávez, el dueño, puso su nombre al negocio porque quería que la gente supiera quién estaba detrás. Ofrecen frutas, verduras frescas y abarrotes de todo tipo, y siempre tienen 'La Extra' disponible, porque dicen que es el diario preferido de los costarricenses. La gente del barrio les da mucho cariño, y ellos responden con un servicio cercano y personalizado. Ese es el verdadero tesoro: la conexión con la comunidad.
Luego está el Minisúper La Familia N.º 2 en Alajuela centro, administrado por Laita Salas. Aunque lleva un par de años bajo su cargo, el lugar tiene más de 20 años de existencia, siendo un punto de referencia para los vecinos. Me contaron que los adultos mayores buscan allí el periódico, ¡qué importante mantenerse al tanto!, pero también ofrecen productos básicos, refrescos, licores… un poco de todo para hacer la vida más fácil. Este minisúper demuestra que la consistencia y la confianza son claves para sobrevivir en este brete competitivo.
Estos ejemplos nos muestran que los supermercados de barrio son mucho más que lugares para comprar comida. Son centros sociales, refugios familiares y guardianes de tradiciones. Son parte del tejido social costarricense, y vale la pena reconocerlo y apoyarlos. La verdad es que los grandes supermercados tienen sus cosas, pero nada se compara con la calidez y la cercanía de estos lugares.
¿Ustedes qué opinan? ¿Cuál es su supermercado de barrio favorito y por qué? ¿Creen que debemos hacer algo para proteger estos negocios ante la competencia de las grandes cadenas?
Estos pequeños negocios, lejos de ser solo competidores de los gigantes del retail, son pilares fundamentales de nuestras comunidades. Son el lugar donde la doña te conoce por el nombre, el chico te guarda la leche baja, y el señor de la esquina siempre tiene un comentario listo sobre el partido de ayer. Estuve hablando con dueños de varios de estos lugares y me quedé boquiabierto con la dedicación que le ponen.
Tomamos como ejemplo el Supermercado Más y Más en San Diego de Cartago. Ya van más de 20 años ofreciendo productos variados, desde carnes hasta artículos de bazar. Pero lo que realmente los distingue es que mantienen la venta del Diario Extra; imagínate, ahí encuentras la info fresca justo al lado de las papayas. Dicen que tienen un personal súper amable, pa’ sentirte como en casa, y con precios que hacen que tu bolsillo respire un poco. Eso sí es trabajar duro, mae.
Otro caso bien bacán es el Super Getsemani en Dulce Nombre de Cartago, propiedad de Mauricio Arias Quesada. El nombre viene de la Biblia, significa tierra y abundancia, y vaya si lo cumplen. Desde 2008 ofrecen una variedad impresionante de productos: canasta básica, panes, repostería, bebidas... de todo. También venden periódicos, claro, porque saben que la gente quiere estar informada. El don Mauricio me contó que su sueño era crear un espacio de prosperidad para sus clientes, ¡y vaya si lo lograron!
Y ni hablar del Super Adrián en Paraíso, un negocio familiar con casi 30 años de historia. Adrián Solano Chávez, el dueño, puso su nombre al negocio porque quería que la gente supiera quién estaba detrás. Ofrecen frutas, verduras frescas y abarrotes de todo tipo, y siempre tienen 'La Extra' disponible, porque dicen que es el diario preferido de los costarricenses. La gente del barrio les da mucho cariño, y ellos responden con un servicio cercano y personalizado. Ese es el verdadero tesoro: la conexión con la comunidad.
Luego está el Minisúper La Familia N.º 2 en Alajuela centro, administrado por Laita Salas. Aunque lleva un par de años bajo su cargo, el lugar tiene más de 20 años de existencia, siendo un punto de referencia para los vecinos. Me contaron que los adultos mayores buscan allí el periódico, ¡qué importante mantenerse al tanto!, pero también ofrecen productos básicos, refrescos, licores… un poco de todo para hacer la vida más fácil. Este minisúper demuestra que la consistencia y la confianza son claves para sobrevivir en este brete competitivo.
Estos ejemplos nos muestran que los supermercados de barrio son mucho más que lugares para comprar comida. Son centros sociales, refugios familiares y guardianes de tradiciones. Son parte del tejido social costarricense, y vale la pena reconocerlo y apoyarlos. La verdad es que los grandes supermercados tienen sus cosas, pero nada se compara con la calidez y la cercanía de estos lugares.
¿Ustedes qué opinan? ¿Cuál es su supermercado de barrio favorito y por qué? ¿Creen que debemos hacer algo para proteger estos negocios ante la competencia de las grandes cadenas?