¡Ay, pata! El ambiente en el TEC anda tenso, ¿eh? Después de esas amenazas que anduvieron dando vueltas en redes sociales, los estudiantes no están precisamente agüevanes. Resulta que el protocolo para enfrentar un ataque armado, ese que dicen que te ayuda a salvar la vida si alguien decide hacer lío con unas armas, no le pega ni chirriando a la comunidad estudiantil. Dicen que parece sacado de un libro de caricaturas, ¡qué torta!
Todo esto salió a relucir luego del retorno a clases presenciales el lunes pasado. Los estudiantes, liderados por Wagner Fabricio Segura Porras, representante estudiantil, lanzaron un comunicado bien duro donde critican la respuesta de la universidad. No se andan con rodeos: dicen que las decisiones fueron lentas, incompletas y, encima, ¡hasta insuficientes! Imagínate, regresar a clases con miedo… eso nadie quiere.
Y es que el protocolo, según ellos, da consejos que rayan en lo ridículo. Que corras, que te escondas, que te defiendas... ¡Con qué, con la calculadora! Señalan que las aulas tienen ventanales enormes y pupitre tipo sillas, ideal para tener una vista panorámica, pero no precisamente para enfrentarse a un sicario. Incluso hicieron notar que la propia rectoría tiene escolta, ¿y esperan que un estudiante promedio, que apenas sabe resolver integrales, pueda defenderse de un tipo armado?
Pero la bronca no es solo por el protocolo en sí, sino también por cómo la administración ha manejado la situación. Dicen que la comunicación ha sido un verdadero brete, llena de contradicciones y demoras. La incertidumbre está creciendo como espuma, y el miedo, pues vaya que está presente entre los estudiantes. El mae, que ya no sabe en quién confiar, ¿entiendes?
Lo que piden ahora es claro: quieren un protocolo que tenga sentido, que sea realista y, sobre todo, que funcione. Un protocolo diseñado por gente que entiende la realidad del TEC, no por burócratas encerrados en oficinas. Además, exigen mejorar la seguridad en todos los campus, adaptar las instalaciones para protegerse en caso de ataque, establecer rutas claras y públicas para evaluar cursos online, un plan específico para las residencias estudiantiles y, por supuesto, ¡más plata para todo esto!
El TEC, por su lado, responde diciendo que han reforzado la seguridad, actualizado los lineamientos y mantenido reuniones con la comunidad. Afirman que sus protocolos se basan en estándares internacionales, pero los estudiantes no se quedan conformes con eso. Dicen que esas son excusas baratas y que necesitan ver resultados tangibles, no promesas vacías. Vaya, ¡qué sal! Parece que van a tener que apretarle un poquito para que se muevan, ¿no crees?
Recordemos que, además del TEC, otras universidades como la UCR y la UNA también han recibido amenazas similares. Esto demuestra que el problema es más grande de lo que parece, y que requiere soluciones urgentes y coordinadas. Las autoridades deberían tomar cartas en el asunto, porque la seguridad de los estudiantes no es un juego. Necesitamos medidas concretas y rápidas, antes de que ocurra una tragedia. Porque, díganlo conmigo, ¡nadie quiere ir a clase temiendo por su pellejo!
Así que, compañeros y compañeras, la pregunta del millón es: ¿crees que las medidas que está tomando el TEC son suficientes para garantizar la seguridad de los estudiantes, o necesitamos exigir mucho más? ¿Y tú, qué sugerencias tienes para mejorar la seguridad en nuestras universidades y evitar que la situación se vaya al traste?
Todo esto salió a relucir luego del retorno a clases presenciales el lunes pasado. Los estudiantes, liderados por Wagner Fabricio Segura Porras, representante estudiantil, lanzaron un comunicado bien duro donde critican la respuesta de la universidad. No se andan con rodeos: dicen que las decisiones fueron lentas, incompletas y, encima, ¡hasta insuficientes! Imagínate, regresar a clases con miedo… eso nadie quiere.
Y es que el protocolo, según ellos, da consejos que rayan en lo ridículo. Que corras, que te escondas, que te defiendas... ¡Con qué, con la calculadora! Señalan que las aulas tienen ventanales enormes y pupitre tipo sillas, ideal para tener una vista panorámica, pero no precisamente para enfrentarse a un sicario. Incluso hicieron notar que la propia rectoría tiene escolta, ¿y esperan que un estudiante promedio, que apenas sabe resolver integrales, pueda defenderse de un tipo armado?
Pero la bronca no es solo por el protocolo en sí, sino también por cómo la administración ha manejado la situación. Dicen que la comunicación ha sido un verdadero brete, llena de contradicciones y demoras. La incertidumbre está creciendo como espuma, y el miedo, pues vaya que está presente entre los estudiantes. El mae, que ya no sabe en quién confiar, ¿entiendes?
Lo que piden ahora es claro: quieren un protocolo que tenga sentido, que sea realista y, sobre todo, que funcione. Un protocolo diseñado por gente que entiende la realidad del TEC, no por burócratas encerrados en oficinas. Además, exigen mejorar la seguridad en todos los campus, adaptar las instalaciones para protegerse en caso de ataque, establecer rutas claras y públicas para evaluar cursos online, un plan específico para las residencias estudiantiles y, por supuesto, ¡más plata para todo esto!
El TEC, por su lado, responde diciendo que han reforzado la seguridad, actualizado los lineamientos y mantenido reuniones con la comunidad. Afirman que sus protocolos se basan en estándares internacionales, pero los estudiantes no se quedan conformes con eso. Dicen que esas son excusas baratas y que necesitan ver resultados tangibles, no promesas vacías. Vaya, ¡qué sal! Parece que van a tener que apretarle un poquito para que se muevan, ¿no crees?
Recordemos que, además del TEC, otras universidades como la UCR y la UNA también han recibido amenazas similares. Esto demuestra que el problema es más grande de lo que parece, y que requiere soluciones urgentes y coordinadas. Las autoridades deberían tomar cartas en el asunto, porque la seguridad de los estudiantes no es un juego. Necesitamos medidas concretas y rápidas, antes de que ocurra una tragedia. Porque, díganlo conmigo, ¡nadie quiere ir a clase temiendo por su pellejo!
Así que, compañeros y compañeras, la pregunta del millón es: ¿crees que las medidas que está tomando el TEC son suficientes para garantizar la seguridad de los estudiantes, o necesitamos exigir mucho más? ¿Y tú, qué sugerencias tienes para mejorar la seguridad en nuestras universidades y evitar que la situación se vaya al traste?