¡Ay, Dios mío! Una bronca tremenda sacudió a San Francisco de Dos Ríos esta semana, dejando a todos boquiabiertos. Un muchacho de apenas 22 años, identificado como Kevin Salas, quedó acribillado en medio de lo que parece ser un ajuste de cuentas bien planeado, y su compañera, con varias balas pegándosele, luchando por su vida en un hospital. Qué pesar, mae.
La movida empezó anoche, dicen. Salas, que es vecino de Tejarcillos de Alajuelita, iba en carro con una dama cuando unos tipos en moto, repletos de malas intenciones, les empezaron a lanzar plomo. Según el OIJ, el pobre intentó huir, se metió en una callecita sin salida, y ahí fue donde los picôs le cerraron el paso y le descargaron toda la furia. Tragedia pura.
La rapidez con la que se desarrollaron los hechos es lo que más impacta. Parece que ya sabían dónde estaba la víctima, que tenían todo calculado. En serio, esto da mucho que pensar, porque demuestra que hay gente moviéndose detrás de esto, organizadamente. No es cualquier cosa que alguien te siga hasta una calle sin salida para acabar contigo así, ¿verdad?
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), como siempre, está trabajando a toda máquina para identificar a los responsables. Están recogiendo pruebas, entrevistando testigos, buscando pistas que puedan llevarlos a estos maleantes. Pero vaya, en casos así, encontrar a los culpables no es tarea fácil, especialmente si estamos hablando de profesionales.
Y ni hablar de la preocupación que esto está generando en la comunidad. Vecinos comentan que han visto un aumento en la presencia de gente extraña por la zona, y que sienten miedo por su seguridad. “Antes podíamos salir tranquilos, ahora uno camina con cuidado”, me comentó doña Marta, vecina de la zona. Es que, sinceramente, nadie quiere vivir con el corazón en la boca, diay.
Estos asesinatos violentos, tipo ajuste de cuentas, se están volviendo demasiado comunes en la Gran Área Metropolitana. Cada vez parece que sale una noticia peor que la anterior, y uno se pregunta: ¿cuándo vamos a poder respirar tranquilos? La escalada de violencia relacionada con las disputas entre grupos criminales es preocupante, y nos obliga a exigirle más a las autoridades.
El gobierno, por supuesto, dice estar haciendo todo lo posible para combatir el crimen organizado, pero la verdad es que los resultados no se ven. Invierten en tecnología, aumentan el número de policías, pero al final, los delincuentes siguen saliendo adelante. Uno se queda pensando si realmente tienen el control de la situación o si simplemente están dando vueltas.
Esta tragedia nos deja muchas preguntas en el aire. ¿Quiénes eran los sicarios? ¿Cuál era el motivo real del ataque? ¿Por qué Kevin Salas se vio envuelto en esto? ¿Estamos condenados a vivir en un país donde la violencia es la norma? Y ahora dime tú, ¿qué medidas crees que debería tomar el gobierno para frenar esta ola de violencia y devolverle la tranquilidad a nuestros barrios?
La movida empezó anoche, dicen. Salas, que es vecino de Tejarcillos de Alajuelita, iba en carro con una dama cuando unos tipos en moto, repletos de malas intenciones, les empezaron a lanzar plomo. Según el OIJ, el pobre intentó huir, se metió en una callecita sin salida, y ahí fue donde los picôs le cerraron el paso y le descargaron toda la furia. Tragedia pura.
La rapidez con la que se desarrollaron los hechos es lo que más impacta. Parece que ya sabían dónde estaba la víctima, que tenían todo calculado. En serio, esto da mucho que pensar, porque demuestra que hay gente moviéndose detrás de esto, organizadamente. No es cualquier cosa que alguien te siga hasta una calle sin salida para acabar contigo así, ¿verdad?
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), como siempre, está trabajando a toda máquina para identificar a los responsables. Están recogiendo pruebas, entrevistando testigos, buscando pistas que puedan llevarlos a estos maleantes. Pero vaya, en casos así, encontrar a los culpables no es tarea fácil, especialmente si estamos hablando de profesionales.
Y ni hablar de la preocupación que esto está generando en la comunidad. Vecinos comentan que han visto un aumento en la presencia de gente extraña por la zona, y que sienten miedo por su seguridad. “Antes podíamos salir tranquilos, ahora uno camina con cuidado”, me comentó doña Marta, vecina de la zona. Es que, sinceramente, nadie quiere vivir con el corazón en la boca, diay.
Estos asesinatos violentos, tipo ajuste de cuentas, se están volviendo demasiado comunes en la Gran Área Metropolitana. Cada vez parece que sale una noticia peor que la anterior, y uno se pregunta: ¿cuándo vamos a poder respirar tranquilos? La escalada de violencia relacionada con las disputas entre grupos criminales es preocupante, y nos obliga a exigirle más a las autoridades.
El gobierno, por supuesto, dice estar haciendo todo lo posible para combatir el crimen organizado, pero la verdad es que los resultados no se ven. Invierten en tecnología, aumentan el número de policías, pero al final, los delincuentes siguen saliendo adelante. Uno se queda pensando si realmente tienen el control de la situación o si simplemente están dando vueltas.
Esta tragedia nos deja muchas preguntas en el aire. ¿Quiénes eran los sicarios? ¿Cuál era el motivo real del ataque? ¿Por qué Kevin Salas se vio envuelto en esto? ¿Estamos condenados a vivir en un país donde la violencia es la norma? Y ahora dime tú, ¿qué medidas crees que debería tomar el gobierno para frenar esta ola de violencia y devolverle la tranquilidad a nuestros barrios?