¡Ay, Dios mío! La cosa está dura en San Carlos, pura bronca. El Ministerio Público le dio luz verde a la jueza y mandaron a meterle seis meses de prisión preventiva al tipo que tienen preso por la muerte de doña Ligia Faerron. ¡Qué pesar, má!
Como ya saben, el caso ha sido catalogado como femicidio en otros contextos, y eso significa que la Fiscalía busca que le caigan hasta 35 años de cárcel al vándalo. Parece que esto no va a quedar así, ni regalado. Imagínense la pena de la familia, ¡pura tristeza!
Según la investigación, este personaje visitó a doña Ligia en su casita el 26 de septiembre, y ahí se le acabó todo para ella. Desde ese día, nadie la volvió a ver con vida. Después, el mae se fue a esconder el cuerpo en una finca en Javillos de Florencia. ¡No puede ser! ¿Cómo alguien hace esas cosas?
La Unidad de Género de la Fiscalía quería que le metieran un año entero de prisión, pero al final se conformaron con los seis meses mientras sigue la investigación. Ya vieron, no le aflojan. Y lo peor es que todavía hay otras dos mujeres involucradas, Linares Rodríguez y Monterrey Linares, que anduvieron escondiendo información. ¡Qué atrevidas!
Estas señoras fueron detenidas el martes pasado durante unos allanamientos, pero después las soltaron. Claro, les pusieron el proceso, pero siguen libres. Dicen que están acusadas de favorecimiento real, o sea, que ayudaron al asesino a tapar las huellas. Lo que me da qué pensar es cómo pudieron estar tan cerca de la escena y seguir jugando al gato y al ratón.
Y hablando de estadísticas, este caso agrava aún más la preocupante cifra de femicidios en nuestro país. Hasta finales de agosto, iban 53 mujeres asesinadas violentamente. De esas, 27 entran en alguna categoría de femicidio. Un dato triste es que siete casos corresponden al femicidio en otros contextos. ¡Qué barbaridad, pura tragedia!
El Observatorio de Género del Poder Judicial todavía está actualizando los datos, así que seguramente tendremos nuevas cifras en octubre. Pero lo cierto es que estos números nos demuestran que tenemos un problema serio con la violencia de género en Costa Rica. Hay que hacer algo, porque esta situación ya no puede seguir así. Las mujeres merecen vivir seguras y protegidas, sin miedo a sufrir a manos de hombres violentos.
En fin, este caso de Ligia Faerron es un duro recordatorio de la realidad que enfrentamos muchas mujeres en Costa Rica. Es lamentable y nos invita a reflexionar sobre las causas profundas de esta violencia y qué medidas podemos tomar para prevenirla. Ahora bien, ¿cree usted que las penas actuales son suficientes para disuadir a los agresores, o necesitamos leyes más severas para proteger a las víctimas y castigar a los culpables?
Como ya saben, el caso ha sido catalogado como femicidio en otros contextos, y eso significa que la Fiscalía busca que le caigan hasta 35 años de cárcel al vándalo. Parece que esto no va a quedar así, ni regalado. Imagínense la pena de la familia, ¡pura tristeza!
Según la investigación, este personaje visitó a doña Ligia en su casita el 26 de septiembre, y ahí se le acabó todo para ella. Desde ese día, nadie la volvió a ver con vida. Después, el mae se fue a esconder el cuerpo en una finca en Javillos de Florencia. ¡No puede ser! ¿Cómo alguien hace esas cosas?
La Unidad de Género de la Fiscalía quería que le metieran un año entero de prisión, pero al final se conformaron con los seis meses mientras sigue la investigación. Ya vieron, no le aflojan. Y lo peor es que todavía hay otras dos mujeres involucradas, Linares Rodríguez y Monterrey Linares, que anduvieron escondiendo información. ¡Qué atrevidas!
Estas señoras fueron detenidas el martes pasado durante unos allanamientos, pero después las soltaron. Claro, les pusieron el proceso, pero siguen libres. Dicen que están acusadas de favorecimiento real, o sea, que ayudaron al asesino a tapar las huellas. Lo que me da qué pensar es cómo pudieron estar tan cerca de la escena y seguir jugando al gato y al ratón.
Y hablando de estadísticas, este caso agrava aún más la preocupante cifra de femicidios en nuestro país. Hasta finales de agosto, iban 53 mujeres asesinadas violentamente. De esas, 27 entran en alguna categoría de femicidio. Un dato triste es que siete casos corresponden al femicidio en otros contextos. ¡Qué barbaridad, pura tragedia!
El Observatorio de Género del Poder Judicial todavía está actualizando los datos, así que seguramente tendremos nuevas cifras en octubre. Pero lo cierto es que estos números nos demuestran que tenemos un problema serio con la violencia de género en Costa Rica. Hay que hacer algo, porque esta situación ya no puede seguir así. Las mujeres merecen vivir seguras y protegidas, sin miedo a sufrir a manos de hombres violentos.
En fin, este caso de Ligia Faerron es un duro recordatorio de la realidad que enfrentamos muchas mujeres en Costa Rica. Es lamentable y nos invita a reflexionar sobre las causas profundas de esta violencia y qué medidas podemos tomar para prevenirla. Ahora bien, ¿cree usted que las penas actuales son suficientes para disuadir a los agresores, o necesitamos leyes más severas para proteger a las víctimas y castigar a los culpables?
