¡Ay, Dios mío! Wall Street anda más nerviosa que gato en carretera, porque parece que nos vamos a un paro gubernamental en Estados Unidos. Esto no es cualquier bronca, pues la cosa puede afectar hasta cómo nos llega la información económica. Ya saben, cuando las cosas se ponen feas allá, acá también sentimos el temblor, diay.
La cosa es que, faltando apenas unas horitas para que el gobierno de Joe Biden empiece a cerrar algunas oficinas, los inversionistas están viendo las señales rojas. No es para volverse locos, claro, pero sí para estar pendientes. El Dow Jones, el Nasdaq y el S&P 500 bajaron un poquito al abrir el mercado este martes, nada catastrófico todavía, pero suficiente para poner a todos en alerta máxima. Este tipo de situaciones siempre generan incertidumbre, y eso a los mercados no les gusta ni un pelo.
Lo que más preocupa ahora es el informe de empleos de Estados Unidos, que es como el termómetro de la economía. Con el paro, existe el riesgo de que este dato clave se retrase, o peor aún, que salga con datos incorrectos por culpa del papeleo atrasado. Imagínense la bronca si salen datos erróneos y la gente toma decisiones basadas en eso... ¡Qué torta! Por eso mismo, los analistas están tratando de predecir qué pasará, aunque nadie tiene la bola de cristal, ay.
Para entender mejor la situación, hay que recordar que el Congreso de Estados Unidos no ha logrado ponerse de acuerdo sobre el presupuesto. De no llegar a un acuerdo antes de medianoche, varias agencias gubernamentales tendrán que suspender sus actividades, dejando a miles de empleados sin trabajar y afectando servicios esenciales. Aunque estos paros ya son casi moneda corriente en la política estadounidense, siempre terminan generando volatilidad en los mercados financieros a nivel global.
Aquí en Costa Rica, la repercusión directa quizás no sea tan grande como para algunos países más ligados económicamente a Estados Unidos, pero tampoco podemos ignorarla. Nuestros bancos y empresas que tienen inversiones en Wall Street podrían verse afectados. Además, la incertidumbre global siempre termina afectando el turismo, que es nuestra gallina de los huevos de oro, ¿quién quiere venir de vacaciones a un país si no sabe qué va a pasar con la economía mundial?
Algunos expertos sugieren que el impacto podría ser temporal, especialmente si ambos partidos políticos logran llegar a un acuerdo pronto. Otros, más pesimistas, advierten que la polarización política en Estados Unidos podría llevar a un conflicto más prolongado, con consecuencias negativas para la economía mundial. Lo cierto es que nadie sabe con seguridad qué va a ocurrir, y ahí radica la esencia de la incertidumbre que está moviendo los mercados en este momento.
Mientras tanto, en Washington, las negociaciones siguen abiertas, aunque no precisamente con mucho brío. El presidente Biden y el líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, han mantenido conversaciones telefónicas, pero las diferencias parecen insalvables por ahora. La presión aumenta, porque cada hora que pasa, la posibilidad de un cierre gubernamental se hace más real, y con ella, las preocupaciones de los mercados financieros… y de nosotros, los ticos, que también estamos conectados a esta olla a presión.
Ahora bien, considerando toda esta situación, me pregunto: ¿Cree usted que un cierre gubernamental prolongado en Estados Unidos podría desencadenar una crisis económica global o es simplemente un bache más en el camino? ¿Y qué medidas debería tomar nuestro gobierno para mitigar posibles efectos negativos en la economía nacional?
La cosa es que, faltando apenas unas horitas para que el gobierno de Joe Biden empiece a cerrar algunas oficinas, los inversionistas están viendo las señales rojas. No es para volverse locos, claro, pero sí para estar pendientes. El Dow Jones, el Nasdaq y el S&P 500 bajaron un poquito al abrir el mercado este martes, nada catastrófico todavía, pero suficiente para poner a todos en alerta máxima. Este tipo de situaciones siempre generan incertidumbre, y eso a los mercados no les gusta ni un pelo.
Lo que más preocupa ahora es el informe de empleos de Estados Unidos, que es como el termómetro de la economía. Con el paro, existe el riesgo de que este dato clave se retrase, o peor aún, que salga con datos incorrectos por culpa del papeleo atrasado. Imagínense la bronca si salen datos erróneos y la gente toma decisiones basadas en eso... ¡Qué torta! Por eso mismo, los analistas están tratando de predecir qué pasará, aunque nadie tiene la bola de cristal, ay.
Para entender mejor la situación, hay que recordar que el Congreso de Estados Unidos no ha logrado ponerse de acuerdo sobre el presupuesto. De no llegar a un acuerdo antes de medianoche, varias agencias gubernamentales tendrán que suspender sus actividades, dejando a miles de empleados sin trabajar y afectando servicios esenciales. Aunque estos paros ya son casi moneda corriente en la política estadounidense, siempre terminan generando volatilidad en los mercados financieros a nivel global.
Aquí en Costa Rica, la repercusión directa quizás no sea tan grande como para algunos países más ligados económicamente a Estados Unidos, pero tampoco podemos ignorarla. Nuestros bancos y empresas que tienen inversiones en Wall Street podrían verse afectados. Además, la incertidumbre global siempre termina afectando el turismo, que es nuestra gallina de los huevos de oro, ¿quién quiere venir de vacaciones a un país si no sabe qué va a pasar con la economía mundial?
Algunos expertos sugieren que el impacto podría ser temporal, especialmente si ambos partidos políticos logran llegar a un acuerdo pronto. Otros, más pesimistas, advierten que la polarización política en Estados Unidos podría llevar a un conflicto más prolongado, con consecuencias negativas para la economía mundial. Lo cierto es que nadie sabe con seguridad qué va a ocurrir, y ahí radica la esencia de la incertidumbre que está moviendo los mercados en este momento.
Mientras tanto, en Washington, las negociaciones siguen abiertas, aunque no precisamente con mucho brío. El presidente Biden y el líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, han mantenido conversaciones telefónicas, pero las diferencias parecen insalvables por ahora. La presión aumenta, porque cada hora que pasa, la posibilidad de un cierre gubernamental se hace más real, y con ella, las preocupaciones de los mercados financieros… y de nosotros, los ticos, que también estamos conectados a esta olla a presión.
Ahora bien, considerando toda esta situación, me pregunto: ¿Cree usted que un cierre gubernamental prolongado en Estados Unidos podría desencadenar una crisis económica global o es simplemente un bache más en el camino? ¿Y qué medidas debería tomar nuestro gobierno para mitigar posibles efectos negativos en la economía nacional?
