¡Ay, Dios mío! Esto del Westcol se puso más caliente que gallina pochada. El streamer colombiano llegó a Costa Rica creyendo que sabía nuestro idioma, y terminó causando un buen chin de revuelo con una expresión que, aparentemente, nadie entiende por acá. Entre presentaciones como DJ y encuentros con fanáticos, dejó caer un 'sico ah' que prendió las alarmas en redes sociales y puso a varios nacionales a cuestionar hasta dónde llega la apropiación cultural.
Resulta que el Westcol, al parecer convencido por algún listo, empezó a lanzar la frase como si fuera parte de nuestro vocabulario cotidiano. Él mismo confesó que le pidieron que dijera la “palabra mágica” del país, sin siquiera entender qué significaba. Así, confundiendo la pura intención de celebrar nuestra cultura con una metedura de pata monumental, el tipo salió a recomendar a otros extranjeros que utilizaran ese dichoso “sico ah”. ¡Imagínate la bronca!
Las redes explotaron como piñata en cumpleaños. Usuarios de todas partes del país salieron a defender su identidad lingüística, preguntándose abiertamente: “¿De dónde sacó eso?”, “¿Qué es ese churrismo?” y “¿Quién le enseñó esa vara?”. Incluso algunos bromeaban diciendo que Westcol necesitaba urgente tomar clases de español costarricense. La realidad es que la situación evidenció una vez más la importancia de investigar antes de intentar imitar costumbres ajenas, porque así te terminas viendo como un turista despistado tratando de bailar salsa con dos pies izquierdos.
“Después de Costa Rica me di cuenta de que pasaron muchas cosas, hubo mucha polémica,” admitió Westcol en un video posterior, mostrando cierta incomodidad ante la reacción generalizada. Agregó que tuvo dificultades para identificar un “acento verdadero costarricense”, comentario que tampoco cayó muy bien entre los locales. Se nota que el pobre quedó medio aturdido con tanto revuelo y probablemente pensando: ‘¿Qué demonios hice?’
La respuesta de la gente fue inmediata y contundente. Memes, videos y comentarios sarcásticos inundaron las plataformas digitales. Un video compartido por Demclips_v, recopiló algunas de las reacciones más divertidas y furiosas, incluyendo mensajes como “¿Qué es eso? Soy tica y no sé qué es”, “Mae, ahora mucho extranjero nos va a decir esa vara” y “No amigo, solo fuiste atendido por puro artista”. Parecía una clase magistral improvisada sobre respeto cultural, impartida por el mismísimo pueblo tico.
Ante tanta presión, Westcol, aunque no ha emitido una disculpa formal, parece haber tomado cartas en el asunto. Ha intentado explicar su confusión y aclarar que no tenía intención de ofender a nadie, pero la polémica sigue latente. Esto nos recuerda que la globalización trae consigo desafíos interesantes, especialmente cuando hablamos de preservar nuestras raíces culturales e idiomáticas. No es malo querer integrarse, pero hay que hacerlo con conocimiento y humildad, claro.
Más allá del incidente con el Westcol, este episodio abre una reflexión importante: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a tolerar que otros se apropien de elementos de nuestra cultura sin comprenderlos? ¿Cómo podemos promover un turismo responsable que respete las tradiciones locales y evite banalizarlas? Definitivamente, esto nos invita a valorar y proteger nuestro patrimonio lingüístico, porque es una parte fundamental de nuestra identidad nacional y refleja la riqueza de nuestro acento y modismos únicos.
Y hablando de eso, ¿ustedes qué opinan? Después de toda esta movida, ¿creen que Westcol debería pedir disculpas públicas por sus comentarios o simplemente aprendió una valiosa lección sobre cómo interactuar con otras culturas? ¡Déjennos sus opiniones en los comentarios y acompáñennos a seguir debatiendo este tema tan tico!
Resulta que el Westcol, al parecer convencido por algún listo, empezó a lanzar la frase como si fuera parte de nuestro vocabulario cotidiano. Él mismo confesó que le pidieron que dijera la “palabra mágica” del país, sin siquiera entender qué significaba. Así, confundiendo la pura intención de celebrar nuestra cultura con una metedura de pata monumental, el tipo salió a recomendar a otros extranjeros que utilizaran ese dichoso “sico ah”. ¡Imagínate la bronca!
Las redes explotaron como piñata en cumpleaños. Usuarios de todas partes del país salieron a defender su identidad lingüística, preguntándose abiertamente: “¿De dónde sacó eso?”, “¿Qué es ese churrismo?” y “¿Quién le enseñó esa vara?”. Incluso algunos bromeaban diciendo que Westcol necesitaba urgente tomar clases de español costarricense. La realidad es que la situación evidenció una vez más la importancia de investigar antes de intentar imitar costumbres ajenas, porque así te terminas viendo como un turista despistado tratando de bailar salsa con dos pies izquierdos.
“Después de Costa Rica me di cuenta de que pasaron muchas cosas, hubo mucha polémica,” admitió Westcol en un video posterior, mostrando cierta incomodidad ante la reacción generalizada. Agregó que tuvo dificultades para identificar un “acento verdadero costarricense”, comentario que tampoco cayó muy bien entre los locales. Se nota que el pobre quedó medio aturdido con tanto revuelo y probablemente pensando: ‘¿Qué demonios hice?’
La respuesta de la gente fue inmediata y contundente. Memes, videos y comentarios sarcásticos inundaron las plataformas digitales. Un video compartido por Demclips_v, recopiló algunas de las reacciones más divertidas y furiosas, incluyendo mensajes como “¿Qué es eso? Soy tica y no sé qué es”, “Mae, ahora mucho extranjero nos va a decir esa vara” y “No amigo, solo fuiste atendido por puro artista”. Parecía una clase magistral improvisada sobre respeto cultural, impartida por el mismísimo pueblo tico.
Ante tanta presión, Westcol, aunque no ha emitido una disculpa formal, parece haber tomado cartas en el asunto. Ha intentado explicar su confusión y aclarar que no tenía intención de ofender a nadie, pero la polémica sigue latente. Esto nos recuerda que la globalización trae consigo desafíos interesantes, especialmente cuando hablamos de preservar nuestras raíces culturales e idiomáticas. No es malo querer integrarse, pero hay que hacerlo con conocimiento y humildad, claro.
Más allá del incidente con el Westcol, este episodio abre una reflexión importante: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a tolerar que otros se apropien de elementos de nuestra cultura sin comprenderlos? ¿Cómo podemos promover un turismo responsable que respete las tradiciones locales y evite banalizarlas? Definitivamente, esto nos invita a valorar y proteger nuestro patrimonio lingüístico, porque es una parte fundamental de nuestra identidad nacional y refleja la riqueza de nuestro acento y modismos únicos.
Y hablando de eso, ¿ustedes qué opinan? Después de toda esta movida, ¿creen que Westcol debería pedir disculpas públicas por sus comentarios o simplemente aprendió una valiosa lección sobre cómo interactuar con otras culturas? ¡Déjennos sus opiniones en los comentarios y acompáñennos a seguir debatiendo este tema tan tico!
