Miren, pues, la jugada que nos acaba de soltar Laura Fernández. La compañera del Pueblo Soberano, pa' que le entiendan, anda diciendo que si llega a la Presidencia, Rodrigo Chaves va a ser ministro de la Presidencia. ¡Diay!, esto sí que es movida, porque mientras algunos esperaban aires nuevos, parece que la idea es seguirle pisando los talones al Presidente actual.
Para darle un poco de contexto, resulta que Laura viene insistiendo desde hace rato en que hay que dar continuidad a las políticas que se han ido armando con Chaves al frente. Dice que hay unas cuantas reformas importantes que han quedado trabadas en la Asamblea, y que él sería la pieza clave para sacarlas adelante. Uno se queda pensando si realmente esto es bueno para el país, o si estamos simplemente reciclando gente en el poder.
En sus redes sociales, Laura fue clara: no van a "aflojar" y que van a trabajar con "firmeza y transparencia", igualito que el Presidente Chaves. Claro, eso suena lindo en teoría, pero sabemos cómo funcionan estas cosas. Promesas así salen a montones en campaña, y luego... ¡qué torta! Las cosas se complican y se olvidan rápido.
Pero la lista de promesas de Laura no termina ahí. Quiere eliminar las pensiones de lujo – una vara que muchos ticos llevamos tiempo reclamando – bajar el precio de la luz (¡qué alivio sería!), impulsar el turismo en Limón con una nueva marina y terminal de cruceros (eso sí podría mover la economía guanacasteca), construir Ciudad Gobierno y hasta reformar el Poder Judicial para acabar con esos cargos vitalicios de magistrados que dan risa ajena. Eso sí que es brete, mámon, ¿cómo piensa hacer todo eso?
Y aquí viene lo interesante: para lograr todo eso, Laura dice que necesita una mayoría legislativa afín. En otras palabras, necesita comprar votos o presionar a los diputados para que hagan lo que ella quiere. ¿Será que va a meter mano a los presupuestos cantonales? ¿Será que va a empezar a ofrecer chunches a cambio de apoyo? Porque si no, ni siquiera podrá conseguir que le pinten la casa, mucho menos aprobar todas esas reformas que tanto promete.
Fernández insiste en que su equipo se enfocará en la “continuidad”, diferenciándose de lo que considera “la casta política tradicional”. Pero, miren, la verdad es que esto huele raro. ¿Es posible que estén simplemente buscando mantener el control, sin importarles realmente qué pase con el país? Yo no sé ustedes, pero me da un frío terrible pensar que podríamos estar entrando en otro ciclo de corrupción e impunidad.
Ahora, mirando la situación desde una perspectiva más amplia, tenemos que recordar que Costa Rica enfrenta desafíos económicos enormes. El endeudamiento sigue siendo un problema grave, la inflación golpea duro a los hogares más humildes y la inseguridad ciudadana nos tiene a todos con el corazón en la boca. ¿De verdad creemos que mantener a Chaves en el gobierno, aunque sea en otra función, es la solución a estos problemas? O quizás, ya es hora de buscar alternativas más frescas y comprometidas con el bienestar de todos los ticos.
En fin, la cosa está que arde. Laura Fernández quiere a Chaves como ministro, y eso plantea muchas preguntas. ¿Creen que esta alianza traerá estabilidad y progreso al país, o será solo un nuevo capítulo de decepciones? ¿Y qué tan realista es que Laura pueda cumplir todas las promesas que está haciendo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer lo que piensan mis compas!
Para darle un poco de contexto, resulta que Laura viene insistiendo desde hace rato en que hay que dar continuidad a las políticas que se han ido armando con Chaves al frente. Dice que hay unas cuantas reformas importantes que han quedado trabadas en la Asamblea, y que él sería la pieza clave para sacarlas adelante. Uno se queda pensando si realmente esto es bueno para el país, o si estamos simplemente reciclando gente en el poder.
En sus redes sociales, Laura fue clara: no van a "aflojar" y que van a trabajar con "firmeza y transparencia", igualito que el Presidente Chaves. Claro, eso suena lindo en teoría, pero sabemos cómo funcionan estas cosas. Promesas así salen a montones en campaña, y luego... ¡qué torta! Las cosas se complican y se olvidan rápido.
Pero la lista de promesas de Laura no termina ahí. Quiere eliminar las pensiones de lujo – una vara que muchos ticos llevamos tiempo reclamando – bajar el precio de la luz (¡qué alivio sería!), impulsar el turismo en Limón con una nueva marina y terminal de cruceros (eso sí podría mover la economía guanacasteca), construir Ciudad Gobierno y hasta reformar el Poder Judicial para acabar con esos cargos vitalicios de magistrados que dan risa ajena. Eso sí que es brete, mámon, ¿cómo piensa hacer todo eso?
Y aquí viene lo interesante: para lograr todo eso, Laura dice que necesita una mayoría legislativa afín. En otras palabras, necesita comprar votos o presionar a los diputados para que hagan lo que ella quiere. ¿Será que va a meter mano a los presupuestos cantonales? ¿Será que va a empezar a ofrecer chunches a cambio de apoyo? Porque si no, ni siquiera podrá conseguir que le pinten la casa, mucho menos aprobar todas esas reformas que tanto promete.
Fernández insiste en que su equipo se enfocará en la “continuidad”, diferenciándose de lo que considera “la casta política tradicional”. Pero, miren, la verdad es que esto huele raro. ¿Es posible que estén simplemente buscando mantener el control, sin importarles realmente qué pase con el país? Yo no sé ustedes, pero me da un frío terrible pensar que podríamos estar entrando en otro ciclo de corrupción e impunidad.
Ahora, mirando la situación desde una perspectiva más amplia, tenemos que recordar que Costa Rica enfrenta desafíos económicos enormes. El endeudamiento sigue siendo un problema grave, la inflación golpea duro a los hogares más humildes y la inseguridad ciudadana nos tiene a todos con el corazón en la boca. ¿De verdad creemos que mantener a Chaves en el gobierno, aunque sea en otra función, es la solución a estos problemas? O quizás, ya es hora de buscar alternativas más frescas y comprometidas con el bienestar de todos los ticos.
En fin, la cosa está que arde. Laura Fernández quiere a Chaves como ministro, y eso plantea muchas preguntas. ¿Creen que esta alianza traerá estabilidad y progreso al país, o será solo un nuevo capítulo de decepciones? ¿Y qué tan realista es que Laura pueda cumplir todas las promesas que está haciendo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer lo que piensan mis compas!
