¡Dilemas de turista moderno! Quieres llevar a tu perro o gato de vacaciones contigo, imaginas las fotos en Instagram, el paseo por la playa... Pero espérate unito, parce, porque el SENASA te va a poner los pies en la tierra rápido. Parece que si no leches todo el papeleo en regla, tu michi o canino va directo de regreso al país de origen, y eso nadie quiere verlo.
Resulta que el Servicio Nacional de Salud Animal ha endurecido el paso para recibir mascotas extranjeras. No es bronca personal, dicen, sino pura prevención para que no nos lleguen bichos raros que pongan en peligro la salud animal acá en Costa Rica. Ya saben cómo son las cosas, un virus nuevo y ¡boom!, toca echarle salsa al problema.
Entonces, ¿qué necesitas exactamente? Pues prepárate porque la lista es más larga que un día de lluvia en el Pacífico Sur. Primero, tu mascotón tiene que pasar por una revisión clínica con un veterinario en su país, no más de quince días antes del viaje. ¿Y qué revisan? Todo, desde sus niveles de azúcar hasta si le suena la respiración. ¡No hay pierde!
Luego viene el certificado sanitario oficial, que no es cualquier papelito, ¡eh! Tiene que ser expedido por la autoridad veterinaria de allá y debe indicar que tu peludo cumple con todas las normas. Además, ¡ojo con el chip! Tiene que tener un microchip de identificación, sí señor, porque aquí no andamos jugando. Y claro, la vacuna antirrabica es obligatorio si tu amigo es mayor de tres meses; no queremos mordiscos sorpresa.
Pero eso no es todo, mi querido lector. También tienen que estar desparacitado, tanto adentro como afuera, unos quince días antes de llegar a nuestras tierras. Y ni se me asomen con vacunas vencidas, porque ahí sí que se van pa’ casa rapidito. Las fechas de aplicación, marcas comerciales, números de lote… todo tiene que estar perfecto, como el café colado de la abuela.
Si estás pensando en traer la mascota como parte de tu equipaje, osea declarándola como carga, tienes que tramitar un permiso previo de importación con una agencia aduanal. ¡Ya te estás complicando la vida, parcero! Pero bueno, así son las reglas del juego, ¿verdad? Y si eres de esos que les gusta viajar de un lado para otro entre países, ten a la mano el certificado de anticuerpos contra la rabia, por si acaso.
En resumen, si no cumples con toda esta burocracia, adiós nene. Te devolverán al país de origen, y ya sabes lo que implica: estrés, costos extra y un peludo decepcionado. Así que antes de planear esas vacaciones soñadas con tu compañero peludo, checa bien la página web del SENASA (https://t.ly/UPtur) y asegúrate de tener todo en orden. Mejor prevenir que lamentar, como dice el dicho, ¡y ahí no hay truco!
Con tanta normativa, uno se pregunta, ¿realmente vale la pena todo este esfuerzo para llevar a nuestra mascota de vacaciones? ¿Deberían simplificar los procesos para facilitar los viajes con nuestros compañeros animales, o creen que estas medidas son necesarias para proteger la salud pública y nuestro ecosistema?
Resulta que el Servicio Nacional de Salud Animal ha endurecido el paso para recibir mascotas extranjeras. No es bronca personal, dicen, sino pura prevención para que no nos lleguen bichos raros que pongan en peligro la salud animal acá en Costa Rica. Ya saben cómo son las cosas, un virus nuevo y ¡boom!, toca echarle salsa al problema.
Entonces, ¿qué necesitas exactamente? Pues prepárate porque la lista es más larga que un día de lluvia en el Pacífico Sur. Primero, tu mascotón tiene que pasar por una revisión clínica con un veterinario en su país, no más de quince días antes del viaje. ¿Y qué revisan? Todo, desde sus niveles de azúcar hasta si le suena la respiración. ¡No hay pierde!
Luego viene el certificado sanitario oficial, que no es cualquier papelito, ¡eh! Tiene que ser expedido por la autoridad veterinaria de allá y debe indicar que tu peludo cumple con todas las normas. Además, ¡ojo con el chip! Tiene que tener un microchip de identificación, sí señor, porque aquí no andamos jugando. Y claro, la vacuna antirrabica es obligatorio si tu amigo es mayor de tres meses; no queremos mordiscos sorpresa.
Pero eso no es todo, mi querido lector. También tienen que estar desparacitado, tanto adentro como afuera, unos quince días antes de llegar a nuestras tierras. Y ni se me asomen con vacunas vencidas, porque ahí sí que se van pa’ casa rapidito. Las fechas de aplicación, marcas comerciales, números de lote… todo tiene que estar perfecto, como el café colado de la abuela.
Si estás pensando en traer la mascota como parte de tu equipaje, osea declarándola como carga, tienes que tramitar un permiso previo de importación con una agencia aduanal. ¡Ya te estás complicando la vida, parcero! Pero bueno, así son las reglas del juego, ¿verdad? Y si eres de esos que les gusta viajar de un lado para otro entre países, ten a la mano el certificado de anticuerpos contra la rabia, por si acaso.
En resumen, si no cumples con toda esta burocracia, adiós nene. Te devolverán al país de origen, y ya sabes lo que implica: estrés, costos extra y un peludo decepcionado. Así que antes de planear esas vacaciones soñadas con tu compañero peludo, checa bien la página web del SENASA (https://t.ly/UPtur) y asegúrate de tener todo en orden. Mejor prevenir que lamentar, como dice el dicho, ¡y ahí no hay truco!
Con tanta normativa, uno se pregunta, ¿realmente vale la pena todo este esfuerzo para llevar a nuestra mascota de vacaciones? ¿Deberían simplificar los procesos para facilitar los viajes con nuestros compañeros animales, o creen que estas medidas son necesarias para proteger la salud pública y nuestro ecosistema?
