¡Ay, Dios mío! Ya estábamos batallando con el changüí y ahora esto… Los bolsillos de muchos costarricenses van a temblar porque, oficialmente, los peajes de la Ruta 27, esa que nos salva la vida para ir al Pacífico, van a subir a partir del primero de enero del año que viene. Sí, justo cuando pensábamos empezar a ahorrar pa’ las fiestas, ¡nos echan encima este brete!
Según la concesionaria Autopistas del Pacífico, este ajuste es “inevitable” debido a la inflación global y, claro, al dichoso tipo de cambio del dólar. Dicen que le echaron ojo a la variación del dólar y al índice de precios al consumidor de Estados Unidos, esos números que siempre nos complican la existencia. Lo que quieren decir, en cristiano, es que nos cobrarán más por pasar por Escazú, San Rafael, Atenas y Pozón.
Lo peor es que, aunque digan que es un ajuste “moderado”, para el vehículo liviano, que es lo que la mayoría de nosotros manejamos, son ¢10 más en cada peaje. Puede parecer poco, pero si vas y vuelves todos los días, eso se acumula, mae. Imagínate si trabajas en Alajuela y vives en el sur... ¡te va a salir más caro el brete que la gasolina! Y ni hablemos de los camiones, que ya andaban apretados, ahora les toca pagar aún más.
Y no crean que es solo para los que vamos a la playa. Esta carretera es vital para el comercio y el turismo, así que el impacto se sentirá en toda la economía. Los productos que llegan al país, seguramente, también subirán de precio. Así que prepárense para ver tortillas y arroz más caros, porque el costo del transporte se traslada al consumidor final. ¡Qué pena, diay!
La concesionaria asegura que este aumento está justificado y que buscan mantener la calidad de la vía. Dicen que invierten en mantenimiento, seguridad y mejoras constantes. Pero muchos se preguntan si realmente vale la pena pagar más por una carretera que, a veces, parece estar llena de baches y con poca señalización. Una cosa es mantenerla bien, otra diferente es sacarle hasta la última gota a los usuarios.
Claro que hay quienes argumentan que es necesario invertir en infraestructura y que los peajes son una fuente importante de financiamiento. Y tienen razón, necesitamos carreteras en buen estado. Pero también es cierto que los costos están afectando a la gente común, a aquellos que apenas dan abasto para llegar a fin de mes. Uno piensa en los trabajadores que se rompen la espalda para ganarse el sustento y luego tienen que enfrentar este tipo de aumentos.
Algunos expertos sugieren que el Estado debería regular más de cerca los contratos de concesión y exigir mayor transparencia en el uso de los fondos recaudados. También proponen buscar alternativas para reducir la dependencia de los peajes, como explorar otras fuentes de financiamiento para la infraestructura vial. Pero mientras tanto, toca aguantarnos los dientes y preparar la cartera.
Definitivamente, este aumento de los peajes es otro golpe para el bolsillo de los costarricenses. Nos toca buscar alternativas, compartir viajes o, simplemente, apretarle al gasto. ¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Creen que el gobierno debería intervenir para controlar los precios de los peajes o deberían dejarlos libres para que el mercado determine los valores?
Según la concesionaria Autopistas del Pacífico, este ajuste es “inevitable” debido a la inflación global y, claro, al dichoso tipo de cambio del dólar. Dicen que le echaron ojo a la variación del dólar y al índice de precios al consumidor de Estados Unidos, esos números que siempre nos complican la existencia. Lo que quieren decir, en cristiano, es que nos cobrarán más por pasar por Escazú, San Rafael, Atenas y Pozón.
Lo peor es que, aunque digan que es un ajuste “moderado”, para el vehículo liviano, que es lo que la mayoría de nosotros manejamos, son ¢10 más en cada peaje. Puede parecer poco, pero si vas y vuelves todos los días, eso se acumula, mae. Imagínate si trabajas en Alajuela y vives en el sur... ¡te va a salir más caro el brete que la gasolina! Y ni hablemos de los camiones, que ya andaban apretados, ahora les toca pagar aún más.
Y no crean que es solo para los que vamos a la playa. Esta carretera es vital para el comercio y el turismo, así que el impacto se sentirá en toda la economía. Los productos que llegan al país, seguramente, también subirán de precio. Así que prepárense para ver tortillas y arroz más caros, porque el costo del transporte se traslada al consumidor final. ¡Qué pena, diay!
La concesionaria asegura que este aumento está justificado y que buscan mantener la calidad de la vía. Dicen que invierten en mantenimiento, seguridad y mejoras constantes. Pero muchos se preguntan si realmente vale la pena pagar más por una carretera que, a veces, parece estar llena de baches y con poca señalización. Una cosa es mantenerla bien, otra diferente es sacarle hasta la última gota a los usuarios.
Claro que hay quienes argumentan que es necesario invertir en infraestructura y que los peajes son una fuente importante de financiamiento. Y tienen razón, necesitamos carreteras en buen estado. Pero también es cierto que los costos están afectando a la gente común, a aquellos que apenas dan abasto para llegar a fin de mes. Uno piensa en los trabajadores que se rompen la espalda para ganarse el sustento y luego tienen que enfrentar este tipo de aumentos.
Algunos expertos sugieren que el Estado debería regular más de cerca los contratos de concesión y exigir mayor transparencia en el uso de los fondos recaudados. También proponen buscar alternativas para reducir la dependencia de los peajes, como explorar otras fuentes de financiamiento para la infraestructura vial. Pero mientras tanto, toca aguantarnos los dientes y preparar la cartera.
Definitivamente, este aumento de los peajes es otro golpe para el bolsillo de los costarricenses. Nos toca buscar alternativas, compartir viajes o, simplemente, apretarle al gasto. ¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Creen que el gobierno debería intervenir para controlar los precios de los peajes o deberían dejarlos libres para que el mercado determine los valores?
