Bueno, mi gente del Foro, prepárense porque esto no pinta lindo para el bolsillo. El Seguro Obligatorio de Vehículos Automotores (SOA), ese componente del marchamo que tanto nos duele, va a subir. Sí, otra vez. Y ni les cuento si andan en moto, porque ahí sí que se van a llevar una ‘torta’ considerable. El INS y la Sugese lo confirmaron, y la explicación es simple: demasiados accidentes en nuestras carreteras.
La cosa es así: el incremento en las tarifas del SOA no es una novedad que esté cayendo del cielo. Ya llevamos tiempo viendo cómo la siniestralidad va en aumento, y los mandamases del INS han estado avisando hace meses. Resulta que entre accidentes y lesiones, se fueron casi 52 billones colones en 2024, ¡una diferencia brutal con respecto al año anterior! Ahí te das cuenta que la imprudencia en la carretera le está costando caro a todos nosotros, aunque no estemos involucrados directamente.
Y ojo, que Tomás Soley, el superintendente de seguros, no se anda con rodeos: dice que el cálculo de la prima tiene que asegurar que el seguro siga funcionando, que no se vaya al traste por falta de recursos. Tiene toda la razón, parce. Pero claro, eso quiere decir que alguien tiene que pagar la factura, y lamentablemente, parece que ese papel recae sobre nuestros bolsillos. No podemos andar ignorando que el exceso de velocidad y la falta de precaución siguen siendo las principales causas de fatalidades en nuestras rutas.
Ahora, vayamos a los números, porque eso es lo que le preocupa a la mayoría. Para los motociclistas, que representan el 62% de los accidentes, el ajuste va a ser de ¢5.114, elevando el SOA a un total de ¢99.623. ¡Eso sí que duele! Si tienes carro particular, vas a sentir el pincho también, aunque un poquito menos: sube ¢4.426, quedándote en ¢30.238. Y para los autobuses, que siempre llevan la peor parte, el aumento es aún mayor, con ¢8.069 adicionales.
Es importante aclarar, mi gente, que estos aumentos en el SOA no significan que el marchamo completo vaya a subir para todos. El marchamo es un paquete de cosas, y esto es solo una parte. Pero bueh, digamos que el golpe lo vamos a sentir igual. En cualquier caso, tendremos la información oficial y consolidada antes del 1 de noviembre, cuando oficialmente comience el cobro del derecho de circulación. Así que estén atentos y preparen sus bolsillos.
Vamos a ser honestos, la situación es bastante preocupante. No solo afecta nuestro bolsillo, sino que también refleja una problemática mucho más profunda: la falta de cultura vial y el irrespeto por las normas de tránsito. Parece que muchos conductores todavía creen que la calle es su patio trasero, y eso tiene consecuencias trágicas. Ya estamos cansados de ver noticias sobre accidentes que podrían haberse evitado, y esto solo reafirma la necesidad de tomar medidas más drásticas.
Y claro, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿qué vamos a hacer ahora? ¿Seguiremos esperando que las autoridades tomen cartas en el asunto o nos toca a nosotros cambiar nuestra forma de conducir? Porque a este ritmo, si no hacemos nada, el marchamo va a seguir subiendo y los accidentes tampoco van a disminuir. Se necesita más educación vial, más control y, sobre todo, más conciencia por parte de todos los usuarios de la vía pública. Este brete del marchamo nos debería servir de sacudida para reflexionar sobre cómo nos comportamos en la carretera.
Entonces, mi gente, díganme: ¿creen que los aumentos en el SOA son suficientes para frenar la ola de accidentes en Costa Rica, o deberíamos estar buscando otras soluciones más contundentes? ¿Cuál creen que sería la medida más efectiva para mejorar la seguridad vial en nuestro país?
La cosa es así: el incremento en las tarifas del SOA no es una novedad que esté cayendo del cielo. Ya llevamos tiempo viendo cómo la siniestralidad va en aumento, y los mandamases del INS han estado avisando hace meses. Resulta que entre accidentes y lesiones, se fueron casi 52 billones colones en 2024, ¡una diferencia brutal con respecto al año anterior! Ahí te das cuenta que la imprudencia en la carretera le está costando caro a todos nosotros, aunque no estemos involucrados directamente.
Y ojo, que Tomás Soley, el superintendente de seguros, no se anda con rodeos: dice que el cálculo de la prima tiene que asegurar que el seguro siga funcionando, que no se vaya al traste por falta de recursos. Tiene toda la razón, parce. Pero claro, eso quiere decir que alguien tiene que pagar la factura, y lamentablemente, parece que ese papel recae sobre nuestros bolsillos. No podemos andar ignorando que el exceso de velocidad y la falta de precaución siguen siendo las principales causas de fatalidades en nuestras rutas.
Ahora, vayamos a los números, porque eso es lo que le preocupa a la mayoría. Para los motociclistas, que representan el 62% de los accidentes, el ajuste va a ser de ¢5.114, elevando el SOA a un total de ¢99.623. ¡Eso sí que duele! Si tienes carro particular, vas a sentir el pincho también, aunque un poquito menos: sube ¢4.426, quedándote en ¢30.238. Y para los autobuses, que siempre llevan la peor parte, el aumento es aún mayor, con ¢8.069 adicionales.
Es importante aclarar, mi gente, que estos aumentos en el SOA no significan que el marchamo completo vaya a subir para todos. El marchamo es un paquete de cosas, y esto es solo una parte. Pero bueh, digamos que el golpe lo vamos a sentir igual. En cualquier caso, tendremos la información oficial y consolidada antes del 1 de noviembre, cuando oficialmente comience el cobro del derecho de circulación. Así que estén atentos y preparen sus bolsillos.
Vamos a ser honestos, la situación es bastante preocupante. No solo afecta nuestro bolsillo, sino que también refleja una problemática mucho más profunda: la falta de cultura vial y el irrespeto por las normas de tránsito. Parece que muchos conductores todavía creen que la calle es su patio trasero, y eso tiene consecuencias trágicas. Ya estamos cansados de ver noticias sobre accidentes que podrían haberse evitado, y esto solo reafirma la necesidad de tomar medidas más drásticas.
Y claro, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿qué vamos a hacer ahora? ¿Seguiremos esperando que las autoridades tomen cartas en el asunto o nos toca a nosotros cambiar nuestra forma de conducir? Porque a este ritmo, si no hacemos nada, el marchamo va a seguir subiendo y los accidentes tampoco van a disminuir. Se necesita más educación vial, más control y, sobre todo, más conciencia por parte de todos los usuarios de la vía pública. Este brete del marchamo nos debería servir de sacudida para reflexionar sobre cómo nos comportamos en la carretera.
Entonces, mi gente, díganme: ¿creen que los aumentos en el SOA son suficientes para frenar la ola de accidentes en Costa Rica, o deberíamos estar buscando otras soluciones más contundentes? ¿Cuál creen que sería la medida más efectiva para mejorar la seguridad vial en nuestro país?
