¡Qué bronca!, amigos. Las lluvias de este fin de semana nos dieron una patada en el trasero, dejando a cientos de familias desplazadas y propiedades dañadas en el Pacífico y Guanacaste. La CNE tuvo que activar los albergues porque la cosa se puso fea, y ahora estamos viendo las consecuencias. Según datos oficiales, más de 331 personas tuvieron que dejar sus casas corriendo, buscando refugio en escuelas y salones comunitarios. ¡Imagínate el susto!
Alejandro Picado, el jefe de la CNE, nos contó que la zona más afectada es el Cantón Central de Puntarenas, específicamente el sector del Roble. Ahí, en la escuela Río Jalandía, se resguardan alrededor de 318 personas, todas buscando un poco de calma después de la tormenta. Se llevaron lo poquito que pudieron, diay, qué pena verlos así, pero bueno, lo importante es que están a salvo.
La Cruz Roja no se quedó atrás; movilizaron equipos especiales para ayudar a las familias de Bellavista, en el distrito de Roble. Más de 50 familias tuvieron que evacuar sus hogares porque el agua entró con ganas, anegando todo. Los voluntarios trabajaron contra reloj, usando vehículos 4x4, ambulancias y hasta unidades acuáticas para rescatar a quienes estaban atrapados. ¡Un esfuerzo tremendo, digno de aplaudir!
Y ni hablar de los Bomberos, que desplegaron su Unidad de Rescate Acuática. Estos mae’s anduvieron salvando gente en comunidades como Bella Vista, Valle Azul y Valle Verde. Dicen que rescataron a más de 100 personas, metiéndose en medio del agua para llevarlas a lugares seguros. ¡Son unos héroes, sin lugar a dudas! La verdad, da respeto ver cómo arriesgan sus vidas para ayudar a los demás.
Pero la cosa no acabó ahí. En Guanacaste, las lluvias también dejaron estragos. El río Rillito se desbordó en Ostional, afectando el paso de vehículos temporalmente. Pero lo más grave ocurrió en Paraíso de Santa Cruz, donde unas 45 casas sufrieron daños severos en barrios como Perro Loco y La Lucha. ¡Qué sal! La combinación del desborde de alcantarillas y del río Paraíso dejó a muchos sin techo, aunque afortunadamente, se habilitó un albergue en el salón comunal, donde encontraron cobijo unas 10 personas de tres familias.
Incluso en la capital, San José, tocar abrir un albergue en San Juan de Pavas, donde tres personas se refugiaron después de que sus viviendas fueran afectadas. Parece que nadie escapó de esta ola de lluvias. Y ojo, que esto es solo el principio, porque el IMN (Instituto Meteorológico Nacional) advierte que octubre va a seguir siendo un mes lluvioso. Dicen que la época lluviosa llegó para quedarse, así que hay que prepararse mentalmente para aguantar un buen rato.
Por supuesto, las autoridades están haciendo lo que pueden. Los comités municipales de emergencia están limpiando alcantarillas, arreglando caminos y evaluando los daños. Picado nos recalcó que debemos prestar atención a las alertas y recomendaciones de las instituciones, especialmente porque la tierra está super saturada, eso quiere decir que cualquier lluvia extra puede provocar inundaciones o deslizamientos. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice mi abuela!
Ahora bien, con toda esta situación, me pregunto: ¿Estamos realmente preparados como país para enfrentar estos fenómenos climáticos extremos que parecen estar volviéndose más frecuentes? ¿Qué medidas podemos tomar a nivel individual y comunitario para protegernos mejor y reducir los riesgos en nuestras propias áreas?
Alejandro Picado, el jefe de la CNE, nos contó que la zona más afectada es el Cantón Central de Puntarenas, específicamente el sector del Roble. Ahí, en la escuela Río Jalandía, se resguardan alrededor de 318 personas, todas buscando un poco de calma después de la tormenta. Se llevaron lo poquito que pudieron, diay, qué pena verlos así, pero bueno, lo importante es que están a salvo.
La Cruz Roja no se quedó atrás; movilizaron equipos especiales para ayudar a las familias de Bellavista, en el distrito de Roble. Más de 50 familias tuvieron que evacuar sus hogares porque el agua entró con ganas, anegando todo. Los voluntarios trabajaron contra reloj, usando vehículos 4x4, ambulancias y hasta unidades acuáticas para rescatar a quienes estaban atrapados. ¡Un esfuerzo tremendo, digno de aplaudir!
Y ni hablar de los Bomberos, que desplegaron su Unidad de Rescate Acuática. Estos mae’s anduvieron salvando gente en comunidades como Bella Vista, Valle Azul y Valle Verde. Dicen que rescataron a más de 100 personas, metiéndose en medio del agua para llevarlas a lugares seguros. ¡Son unos héroes, sin lugar a dudas! La verdad, da respeto ver cómo arriesgan sus vidas para ayudar a los demás.
Pero la cosa no acabó ahí. En Guanacaste, las lluvias también dejaron estragos. El río Rillito se desbordó en Ostional, afectando el paso de vehículos temporalmente. Pero lo más grave ocurrió en Paraíso de Santa Cruz, donde unas 45 casas sufrieron daños severos en barrios como Perro Loco y La Lucha. ¡Qué sal! La combinación del desborde de alcantarillas y del río Paraíso dejó a muchos sin techo, aunque afortunadamente, se habilitó un albergue en el salón comunal, donde encontraron cobijo unas 10 personas de tres familias.
Incluso en la capital, San José, tocar abrir un albergue en San Juan de Pavas, donde tres personas se refugiaron después de que sus viviendas fueran afectadas. Parece que nadie escapó de esta ola de lluvias. Y ojo, que esto es solo el principio, porque el IMN (Instituto Meteorológico Nacional) advierte que octubre va a seguir siendo un mes lluvioso. Dicen que la época lluviosa llegó para quedarse, así que hay que prepararse mentalmente para aguantar un buen rato.
Por supuesto, las autoridades están haciendo lo que pueden. Los comités municipales de emergencia están limpiando alcantarillas, arreglando caminos y evaluando los daños. Picado nos recalcó que debemos prestar atención a las alertas y recomendaciones de las instituciones, especialmente porque la tierra está super saturada, eso quiere decir que cualquier lluvia extra puede provocar inundaciones o deslizamientos. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice mi abuela!
Ahora bien, con toda esta situación, me pregunto: ¿Estamos realmente preparados como país para enfrentar estos fenómenos climáticos extremos que parecen estar volviéndose más frecuentes? ¿Qué medidas podemos tomar a nivel individual y comunitario para protegernos mejor y reducir los riesgos en nuestras propias áreas?