Diay, maes, cuando uno cree que el ajedrez político está tranquilo, siempre sale una ficha que se mueve y le da vuelta al tablero. Esta vez la noticia viene desde Barva, y el protagonista es su alcalde, Jorge Acuña. Resulta que el mae decidió que la camiseta del Partido Republicano Social Cristiano ya no le quedaba tan bien y, así de la nada, anunció en redes sociales que se jala para el partido de gobierno, Pueblo Soberano. Un movimiento que, para ser sinceros, a pocos nos sorprende, pero que dice muchísimo del brete que se está cocinando de cara a las próximas elecciones.
Lo más interesante de toda esta vara es la justificación. Acuña no se anduvo por las ramas y soltó el cassette que ya nos empezamos a aprender de memoria: "Laura Fernández representa la continuidad de la ruta que ha marcado el presidente Rodrigo Chaves". La famosa "continuidad". Es la palabra mágica, el abracadabra de la política actual. Según él, el país necesita seguir por esa "senda" y él, muy convenientemente, está listo para aportar su "preparación y experiencia". O sea, en buen tico, vio una oportunidad, un campito en el equipo que está ganando y no lo pensó dos veces para pedir pase. No es por ser malpensada, pero cuando un político empieza a hablar de "proyectos que miran hacia adelante" justo cuando cambia de partido, uno no puede evitar levantar una ceja.
Ahora, pensemos en el otro lado de la moneda. ¡Qué torta para el Republicano! Se deben sentir como en una mejenga de barrio cuando el mejor jugador se va para el equipo contrario a media partido. Perder un alcalde nunca es una buena noticia, y menos uno que ya tiene una base de votantes y una estructura montada. Quedaron saladísimos. Este tipo de movidas debilita, crea desconfianza interna y los deja viendo para el ciprés. Mientras Pueblo Soberano suma una ficha con experiencia territorial, el Republicano resta una y se queda con la pregunta de cuántos más podrían seguir ese camino. Es un golpe directo a la moral y a la estrategia del partido, que ahora tiene que ver cómo reacomoda sus chereques.
Pero más allá del drama local en Barva o el despiche interno en el Republicano, este movimiento es un síntoma de algo más grande. Estamos viendo en tiempo real la consolidación de la maquinaria oficialista. No se trata de un caso aislado; es una estrategia clara de ir "pescando" figuras con capital político en diferentes cantones para fortalecer la base de Pueblo Soberano. El partido de gobierno sabe que necesita rostros conocidos y con experiencia en gestión municipal para no depender únicamente de la figura presidencial. La oferta para Acuña de unirse al "equipo programático de plan de Gobierno" es el cebo perfecto. Es una manera elegante de decir: "véngase para acá, que aquí hay futuro y espacio para usted".
Al final, esta historia es el banderazo de salida para la temporada de caza política que se intensificará conforme se acerquen las elecciones. Veremos más "cambios de camiseta", más discursos sobre "continuidad" y más alianzas que hoy nos parecerían impensables. La lealtad partidaria parece ser un chunche del pasado; ahora lo que importa es el pragmatismo y, sobre todo, estar del lado que parece tener más opciones de ganar. Jorge Acuña simplemente fue uno de los primeros en hacer su jugada a la vista de todos. Ahora la pregunta queda en el aire para nosotros los votantes. Ustedes qué dicen, maes, ¿es una jugada válida y estratégica de Acuña para el bien de su cantón, o simple y puro chapulineo oportunista? ¿Y qué les dice esto del panorama que se nos viene? Los leo.
Lo más interesante de toda esta vara es la justificación. Acuña no se anduvo por las ramas y soltó el cassette que ya nos empezamos a aprender de memoria: "Laura Fernández representa la continuidad de la ruta que ha marcado el presidente Rodrigo Chaves". La famosa "continuidad". Es la palabra mágica, el abracadabra de la política actual. Según él, el país necesita seguir por esa "senda" y él, muy convenientemente, está listo para aportar su "preparación y experiencia". O sea, en buen tico, vio una oportunidad, un campito en el equipo que está ganando y no lo pensó dos veces para pedir pase. No es por ser malpensada, pero cuando un político empieza a hablar de "proyectos que miran hacia adelante" justo cuando cambia de partido, uno no puede evitar levantar una ceja.
Ahora, pensemos en el otro lado de la moneda. ¡Qué torta para el Republicano! Se deben sentir como en una mejenga de barrio cuando el mejor jugador se va para el equipo contrario a media partido. Perder un alcalde nunca es una buena noticia, y menos uno que ya tiene una base de votantes y una estructura montada. Quedaron saladísimos. Este tipo de movidas debilita, crea desconfianza interna y los deja viendo para el ciprés. Mientras Pueblo Soberano suma una ficha con experiencia territorial, el Republicano resta una y se queda con la pregunta de cuántos más podrían seguir ese camino. Es un golpe directo a la moral y a la estrategia del partido, que ahora tiene que ver cómo reacomoda sus chereques.
Pero más allá del drama local en Barva o el despiche interno en el Republicano, este movimiento es un síntoma de algo más grande. Estamos viendo en tiempo real la consolidación de la maquinaria oficialista. No se trata de un caso aislado; es una estrategia clara de ir "pescando" figuras con capital político en diferentes cantones para fortalecer la base de Pueblo Soberano. El partido de gobierno sabe que necesita rostros conocidos y con experiencia en gestión municipal para no depender únicamente de la figura presidencial. La oferta para Acuña de unirse al "equipo programático de plan de Gobierno" es el cebo perfecto. Es una manera elegante de decir: "véngase para acá, que aquí hay futuro y espacio para usted".
Al final, esta historia es el banderazo de salida para la temporada de caza política que se intensificará conforme se acerquen las elecciones. Veremos más "cambios de camiseta", más discursos sobre "continuidad" y más alianzas que hoy nos parecerían impensables. La lealtad partidaria parece ser un chunche del pasado; ahora lo que importa es el pragmatismo y, sobre todo, estar del lado que parece tener más opciones de ganar. Jorge Acuña simplemente fue uno de los primeros en hacer su jugada a la vista de todos. Ahora la pregunta queda en el aire para nosotros los votantes. Ustedes qué dicen, maes, ¿es una jugada válida y estratégica de Acuña para el bien de su cantón, o simple y puro chapulineo oportunista? ¿Y qué les dice esto del panorama que se nos viene? Los leo.