¡Aguante!, parece que tenemos un problemón de frente. El Ministerio de Salud mandó un comunicado este fin de semana confirmando un caso sospechoso de fiebre amarilla acá en Costa Rica. No es broma, la bichota anda suelta y hay que estar ojo avizor.
La historia es así: resulta que un turista gringo, de unos 29 añitos, llegó al país el 8 de octubre pasado, directamente de la Amazonia, esa zona donde la selva es más espesa que el café chorreado. Según cuentan, el pobre mael se sintió chungo desde el 7 de octubre y tuvo que buscar ayuda en un hospital privado. De ahí, directo a la Caja para que los doctores le ponganle la lupa.
Lo más preocupante es que, según la información que tenemos, este señor no estaba vacunado contra la fiebre amarilla. ¡Qué descuido!, pensarán algunos. Pero eso nos demuestra lo importante que es informarse bien antes de irnos de viaje a esos lugares donde la bichota corre solta. A veces, por ahorrar unos cuantos billetes, terminamos pagando caro, diay.
Ahora mismo, nuestros expertos están haciendo todas las pruebas necesarias para confirmar si efectivamente se trata de fiebre amarilla. Ya saben, el laboratorio Inciensa está trabajando a toda marcha para darnos una respuesta clara. Mientras tanto, el mae está bajo observación en un hospital de la Caja, recibiendo la atención médica que necesita. Esperemos que se recupere pronto, aunque esto nos pone a todos en alerta.
Y ojo, porque el Ministerio de Salud no andaba jugando con nosotros. Enseguida empezaron a recordarles a to’los que piensan visitar zonas como Bolivia, Brasil, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Panamá o Perú, que es fundamental ponerse la vacuna. ¡No joda! Eso es lo primero que tienen que hacer. Y también les mandan un saludo especial a los que van a Colombia: allá la vacuna es obligatoria, así que ni se les ocurra olvidarla.
Para los que no estén familiarizados, la fiebre amarilla es una enfermedad bastante seria. Empieza con fiebres, dolor de cabeza, escalofríos, dolores musculares, cansancio y náuseas. Pero si la cosa se complica, puede causar ictericia – esa coloración amarillenta en la piel y los ojos –, sangrados, dolor de estómago y hasta problemas en el hígado o los riñones. ¡Uy!, qué susto, ¿verdad?
Así que, fíjate tú, mejor prevenir que lamentar. El Ministerio de Salud nos da algunas recomendaciones básicas: ¡vacúnate al menos 10 días antes de viajar!, usa repelente como si no hubiera un mañana, ponte ropa de manga larga y mosquiteros, y consulta a un doctor antes de irte y tan pronto regreses si te sientes medio pachucho. No hay que andar confiado, brete. Estos mosquitos son sigilosos y no perdonan.
En fin, la situación es delicada, pero tampoco hay que alarmarse demasiado. Las autoridades están vigilando la situación de cerca y trabajando para proteger a la población. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno debería invertir más en campañas de concientización sobre enfermedades transmitidas por vectores como la fiebre amarilla, especialmente ahora que la temporada de lluvias está a la vuelta de la esquina y los mosquitos se reproducen a mil por hora?
La historia es así: resulta que un turista gringo, de unos 29 añitos, llegó al país el 8 de octubre pasado, directamente de la Amazonia, esa zona donde la selva es más espesa que el café chorreado. Según cuentan, el pobre mael se sintió chungo desde el 7 de octubre y tuvo que buscar ayuda en un hospital privado. De ahí, directo a la Caja para que los doctores le ponganle la lupa.
Lo más preocupante es que, según la información que tenemos, este señor no estaba vacunado contra la fiebre amarilla. ¡Qué descuido!, pensarán algunos. Pero eso nos demuestra lo importante que es informarse bien antes de irnos de viaje a esos lugares donde la bichota corre solta. A veces, por ahorrar unos cuantos billetes, terminamos pagando caro, diay.
Ahora mismo, nuestros expertos están haciendo todas las pruebas necesarias para confirmar si efectivamente se trata de fiebre amarilla. Ya saben, el laboratorio Inciensa está trabajando a toda marcha para darnos una respuesta clara. Mientras tanto, el mae está bajo observación en un hospital de la Caja, recibiendo la atención médica que necesita. Esperemos que se recupere pronto, aunque esto nos pone a todos en alerta.
Y ojo, porque el Ministerio de Salud no andaba jugando con nosotros. Enseguida empezaron a recordarles a to’los que piensan visitar zonas como Bolivia, Brasil, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Panamá o Perú, que es fundamental ponerse la vacuna. ¡No joda! Eso es lo primero que tienen que hacer. Y también les mandan un saludo especial a los que van a Colombia: allá la vacuna es obligatoria, así que ni se les ocurra olvidarla.
Para los que no estén familiarizados, la fiebre amarilla es una enfermedad bastante seria. Empieza con fiebres, dolor de cabeza, escalofríos, dolores musculares, cansancio y náuseas. Pero si la cosa se complica, puede causar ictericia – esa coloración amarillenta en la piel y los ojos –, sangrados, dolor de estómago y hasta problemas en el hígado o los riñones. ¡Uy!, qué susto, ¿verdad?
Así que, fíjate tú, mejor prevenir que lamentar. El Ministerio de Salud nos da algunas recomendaciones básicas: ¡vacúnate al menos 10 días antes de viajar!, usa repelente como si no hubiera un mañana, ponte ropa de manga larga y mosquiteros, y consulta a un doctor antes de irte y tan pronto regreses si te sientes medio pachucho. No hay que andar confiado, brete. Estos mosquitos son sigilosos y no perdonan.
En fin, la situación es delicada, pero tampoco hay que alarmarse demasiado. Las autoridades están vigilando la situación de cerca y trabajando para proteger a la población. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno debería invertir más en campañas de concientización sobre enfermedades transmitidas por vectores como la fiebre amarilla, especialmente ahora que la temporada de lluvias está a la vuelta de la esquina y los mosquitos se reproducen a mil por hora?