¿Se acuerdan cuando los búfalos eran casi desconocidos por acá? Pues parece que eso cambió drásticamente, mae. La pezuña bufalina está tomando Costa Rica con fuerza, y no precisamente porque andan causando desmadre en los semáforos. Al contrario, están dando que hablar por sus deliciosos quesos y su jugosa carne, y Corfoga lo confirmó: ¡el negocio va ‘a todo dar’!
La verdad, siempre me pareció raro que no le diéramos más bola a estos animales. Son unos guerreros, resistentes como chancla vieja. Mientras nuestras vacas se ponen depre por un charquito de lodo, los búfalos se rifan en los suamplands y caños que otros animales ni quieren ver. Esa es la clave, ¿eh? Se adaptan a terrenos donde otras especies sufren. Luis Diego Obando, el mero mero de Corfoga, nos explicó que “hay regiones que, por sus condiciones, son ideales para criar estos animales”. Pura verdá’.
Y hablando de números, la cifra es impresionante. El hato bufalino nacional llegó a unas 25 mil cabezas este año – ¡eso sí que es un bocado! – incluyendo toros, hembras, y toda la prole. De esos animales, sacamos unos 4 mil litros de leche diarios, que se convierten en una variedad de quesos que te dejan boquiabierto: mozzarellas, burratas, natillas, queso tierno… ¡Hasta yogurt estamos haciendo con leche de búfala! Ya se imaginan el sabor, crema pura.
Pero no todo es queso, claro. La carne de búfalo también está ganando terreno en los mercados locales. Sacrifican animales jóvenes y producen unas 36 toneladas mensuales. Lo bueno es que la carne de búfalo es diferente. Tiene poca grasa, mucha proteína, y encima anda llena de omega y minerales como el hierro. Para los que cuidamos la figura, es un verdadero regalo del cielo, diay.
Ahora, si pensaban que la leche de vaca era lo máximo, piénsenlo otra vez. La leche de búfala tiene más nutrientes, más calcio, más grasas saludables, y hasta más antioxidantes. Además, dicen que es más cremosa y sabrosa. Eso sí, huele un poquito distinta, pero una vez que le pescas el truco, ¡ya estás enganchao'! Además, según los expertos, produce más queso por litro gracias a sus sólidos totales, que rondan el 17.5%. Eso significa más quesito para nosotros, ¿quién se queja?
Esta fiebre por los búfalos se siente en varias zonas del país. El Caribe, específicamente Guápiles y Limón, son territorios estratégicos por esos caños y humedales que les encantan. También están rugiendo en Sarapiquí, Río Cuarto de Grecia, Los Chiles y Guatuso. Parece que vamos descubriendo nuevos rincones perfectos para criar estos animales toscos pero rendidores. Es un boom que beneficia tanto a los productores como a los consumidores, y eso siempre es motivo para celebrar.
La cosa pinta tan bien, que algunos analistas creen que la producción podría seguir creciendo entre un 18% y un 25% cada año. ¡Imagínense la cantidad de queso que vamos a estar produciendo en unos años! Lo único que me preocupa es si vamos a poder mantener la calidad con tanta demanda. Esperemos que los productores no se afanen y sigan cuidando esos animales como se debe. Porque al final, un buen queso de búfala vale oro, ¡y queremos seguir disfrutándolo por muchos años!
Con tantas opciones nuevas y deliciosas en nuestra mesa, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos empezar a ver más restaurantes ofreciendo platos elaborados con carne y leche de búfala? ¿O preferimos seguir con las costumbres tradicionales y esperar a que estas alternativas se consoliden como productos nicho? ¡Deje sus opiniones en el foro!
La verdad, siempre me pareció raro que no le diéramos más bola a estos animales. Son unos guerreros, resistentes como chancla vieja. Mientras nuestras vacas se ponen depre por un charquito de lodo, los búfalos se rifan en los suamplands y caños que otros animales ni quieren ver. Esa es la clave, ¿eh? Se adaptan a terrenos donde otras especies sufren. Luis Diego Obando, el mero mero de Corfoga, nos explicó que “hay regiones que, por sus condiciones, son ideales para criar estos animales”. Pura verdá’.
Y hablando de números, la cifra es impresionante. El hato bufalino nacional llegó a unas 25 mil cabezas este año – ¡eso sí que es un bocado! – incluyendo toros, hembras, y toda la prole. De esos animales, sacamos unos 4 mil litros de leche diarios, que se convierten en una variedad de quesos que te dejan boquiabierto: mozzarellas, burratas, natillas, queso tierno… ¡Hasta yogurt estamos haciendo con leche de búfala! Ya se imaginan el sabor, crema pura.
Pero no todo es queso, claro. La carne de búfalo también está ganando terreno en los mercados locales. Sacrifican animales jóvenes y producen unas 36 toneladas mensuales. Lo bueno es que la carne de búfalo es diferente. Tiene poca grasa, mucha proteína, y encima anda llena de omega y minerales como el hierro. Para los que cuidamos la figura, es un verdadero regalo del cielo, diay.
Ahora, si pensaban que la leche de vaca era lo máximo, piénsenlo otra vez. La leche de búfala tiene más nutrientes, más calcio, más grasas saludables, y hasta más antioxidantes. Además, dicen que es más cremosa y sabrosa. Eso sí, huele un poquito distinta, pero una vez que le pescas el truco, ¡ya estás enganchao'! Además, según los expertos, produce más queso por litro gracias a sus sólidos totales, que rondan el 17.5%. Eso significa más quesito para nosotros, ¿quién se queja?
Esta fiebre por los búfalos se siente en varias zonas del país. El Caribe, específicamente Guápiles y Limón, son territorios estratégicos por esos caños y humedales que les encantan. También están rugiendo en Sarapiquí, Río Cuarto de Grecia, Los Chiles y Guatuso. Parece que vamos descubriendo nuevos rincones perfectos para criar estos animales toscos pero rendidores. Es un boom que beneficia tanto a los productores como a los consumidores, y eso siempre es motivo para celebrar.
La cosa pinta tan bien, que algunos analistas creen que la producción podría seguir creciendo entre un 18% y un 25% cada año. ¡Imagínense la cantidad de queso que vamos a estar produciendo en unos años! Lo único que me preocupa es si vamos a poder mantener la calidad con tanta demanda. Esperemos que los productores no se afanen y sigan cuidando esos animales como se debe. Porque al final, un buen queso de búfala vale oro, ¡y queremos seguir disfrutándolo por muchos años!
Con tantas opciones nuevas y deliciosas en nuestra mesa, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos empezar a ver más restaurantes ofreciendo platos elaborados con carne y leche de búfala? ¿O preferimos seguir con las costumbres tradicionales y esperar a que estas alternativas se consoliden como productos nicho? ¡Deje sus opiniones en el foro!
