¡Ay, pata! Se armó un buen relajo en el Banco Nacional, ¿eh? Después de toda la movida con la Sala Cuarta, los directores Marvin Arias, Maricela Alpízar y compañía volvieron a ocupar sus sillas. Esto luego de que la justicia le pusiera freno a la decisión del Presidente Chaves de sacarlos del brete, justo cuando parecía que la cosa iba a ir tranquila.
Como bien saben nuestros lectores más atentos, todo esto comenzó hace unos meses con el nombramiento de Rosaysella Ulloa como gerente general. Stephan Brunner, que para allá andaba en la Vicepresidencia, abrió un proceso disciplinario que terminó siendo declarado ilegal por la Sala Constitucional. De ahí salió la purga de directores, lo cual generó un debate nacional sobre la autonomía del Banco y hasta dónde llega el poder ejecutivo para meterle mano a instituciones públicas. ¡Un verdadero chinchorreo!
Ahora, con la reinstalación oficial, la junta directiva encabezada por Marvin Arias ha anunciado que van a revisar a fondo todas las acciones y acuerdos que se tomaron durante el tiempo que ellos no estaban. Parece que quieren asegurarse de que todo esté pulcro y dentro de la ley. Arias mismo comentó que necesitan “informarse sobre qué acuerdos se tomaron, para saber si todos son legales”. Vamos, que van a ver si alguien se jaló una torta.
Y ojo, porque según lo que han dicho, no descartan revocar algunas decisiones. Arias fue claro: “Dependiendo del análisis jurídico, existe la posibilidad de que algunas decisiones sean revertidas.” Eso sí que es mover perillas, mi pana. Habrá que esperar a ver qué sale del análisis jurídico para saber si alguna medida tomada por la administración anterior va a quedar varada.
Maricela Alpízar, la vicepresidenta, también dio su punto de vista. Aseguró que la reinstalación es efectiva inmediatamente y enfatizó que, de acuerdo con consultas a abogados constitucionalistas, todos los actos realizados desde que los sacaron son nulos. Así que parece que tienen luz verde para deshacer algunos entuertos, aunque ella matizó que primero tendrán que reunirse y evaluar la situación a fondo. Claro que sí, nadie quiere meter la pata ahora que volvieron a tener el control.
Lo que queda claro es que el ambiente no es precisamente de celebración. Hay mucho trabajo por delante para limpiar todo el mugroso que pudo haber quedado atrás. Con todo el asunto del nombramiento de Ulloa y la posterior destitución de los directores, la credibilidad del Banco Nacional quedó bastante golpeada. Ahora toca reconstruirla y demostrar que pueden manejar la vara con responsabilidad y transparencia. Esa es la expectativa de muchos ticos, ¿eh?
Para empezar, ya programaron reuniones de coordinación intensas a partir del lunes. Van a ponerse al día con todo lo que pasó mientras estuvieron fuera y definir cómo van a abordar la revisión de los acuerdos anteriores. Ya se nota que no se andan jugando, quieren llegar al grano rápido para ver qué tan complicado está el panorama. ¡Que no les lleve años resolver este tinglado!
En fin, este nuevo capítulo en la historia del Banco Nacional promete ser interesante. La pelota está en el techo de los directores reinstalados: ¿Serán capaces de recuperar la confianza pública y poner al banco en el camino correcto, o caeremos nuevamente en el mismo chinchorro político? ¿Creen que deberían publicar públicamente el análisis jurídico de cada acuerdo revisado para garantizar la transparencia o es suficiente con mantener informado al Congreso?
Como bien saben nuestros lectores más atentos, todo esto comenzó hace unos meses con el nombramiento de Rosaysella Ulloa como gerente general. Stephan Brunner, que para allá andaba en la Vicepresidencia, abrió un proceso disciplinario que terminó siendo declarado ilegal por la Sala Constitucional. De ahí salió la purga de directores, lo cual generó un debate nacional sobre la autonomía del Banco y hasta dónde llega el poder ejecutivo para meterle mano a instituciones públicas. ¡Un verdadero chinchorreo!
Ahora, con la reinstalación oficial, la junta directiva encabezada por Marvin Arias ha anunciado que van a revisar a fondo todas las acciones y acuerdos que se tomaron durante el tiempo que ellos no estaban. Parece que quieren asegurarse de que todo esté pulcro y dentro de la ley. Arias mismo comentó que necesitan “informarse sobre qué acuerdos se tomaron, para saber si todos son legales”. Vamos, que van a ver si alguien se jaló una torta.
Y ojo, porque según lo que han dicho, no descartan revocar algunas decisiones. Arias fue claro: “Dependiendo del análisis jurídico, existe la posibilidad de que algunas decisiones sean revertidas.” Eso sí que es mover perillas, mi pana. Habrá que esperar a ver qué sale del análisis jurídico para saber si alguna medida tomada por la administración anterior va a quedar varada.
Maricela Alpízar, la vicepresidenta, también dio su punto de vista. Aseguró que la reinstalación es efectiva inmediatamente y enfatizó que, de acuerdo con consultas a abogados constitucionalistas, todos los actos realizados desde que los sacaron son nulos. Así que parece que tienen luz verde para deshacer algunos entuertos, aunque ella matizó que primero tendrán que reunirse y evaluar la situación a fondo. Claro que sí, nadie quiere meter la pata ahora que volvieron a tener el control.
Lo que queda claro es que el ambiente no es precisamente de celebración. Hay mucho trabajo por delante para limpiar todo el mugroso que pudo haber quedado atrás. Con todo el asunto del nombramiento de Ulloa y la posterior destitución de los directores, la credibilidad del Banco Nacional quedó bastante golpeada. Ahora toca reconstruirla y demostrar que pueden manejar la vara con responsabilidad y transparencia. Esa es la expectativa de muchos ticos, ¿eh?
Para empezar, ya programaron reuniones de coordinación intensas a partir del lunes. Van a ponerse al día con todo lo que pasó mientras estuvieron fuera y definir cómo van a abordar la revisión de los acuerdos anteriores. Ya se nota que no se andan jugando, quieren llegar al grano rápido para ver qué tan complicado está el panorama. ¡Que no les lleve años resolver este tinglado!
En fin, este nuevo capítulo en la historia del Banco Nacional promete ser interesante. La pelota está en el techo de los directores reinstalados: ¿Serán capaces de recuperar la confianza pública y poner al banco en el camino correcto, o caeremos nuevamente en el mismo chinchorro político? ¿Creen que deberían publicar públicamente el análisis jurídico de cada acuerdo revisado para garantizar la transparencia o es suficiente con mantener informado al Congreso?