¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos, viendo cómo nuestro presidente Rodrigo Chaves se anda juntando con gente que no precisamente es conocida por defender las libertades. La visita a El Salvador ya levantó ampollas, y ahora el secretario general del PLN, Miguel Guillén, soltó la bomba, diciendo que esto no es cuestión de diplomacia, sino de apoyar un modelo que va en contra de todo lo que hemos construido como país.
Para ponerle pausa, resulta que Chaves se va a reunir con Nayib Bukele este jueves. Ya saben, el tipo que ha hecho de El Salvador un experimento social bastante controversial. Algunos dicen que bajó la delincuencia, otros que pisoteó todos los contrapesos institucionales para lograrlo. Lo cierto es que ahí está, mandando y haciendo lo que se le antoja, y parece que a nuestro presidente le gusta eso. Casa Presidencial dice que es un encuentro bilateral, pero bueno, a estas alturas nadie se cree mucho lo que sale de Cocorí.
Guillén, en su publicación, no anduvo con rodeos: dijo que esta cercanía es señal de que Chaves y compañía están abrazando el miedo a la libertad, porque un gobernante que se junta con otro que hace lo que quiera es porque no le importa la ley ni el respeto a los derechos humanos. Puso el dedo en la llaga: mencionó a Laura Fernández y al supuesto ‘chavismo’ que estaría infiltrándose en nuestra política, intentando callar voces y atacando la inversión social y la educación pública. ¡Qué brete nos estamos metiendo!
Y ojo, que no es solamente la opinión del PLN. Muchos analistas políticos han advertido sobre este acercamiento, señalando que Bukele ha erosionado las bases de la democracia en El Salvador. No es simplemente admiración por la eficiencia, como pretenden vender desde el Gobierno. Es fascinación por tener poder absoluto, sin importar si se aplastan los derechos de la gente o se desmantelan las instituciones. Un poco como cuando uno se fascina con un chunche brillante, sin darse cuenta de que quizás no vale tanto la pena.
Recordemos que Costa Rica siempre se ha considerado un faro de democracia en América Latina, un ejemplo de paz y estabilidad. Pero con este tipo de movimientos, corremos el riesgo de perder esa imagen. Ya hemos visto cómo se intenta dividir a la ciudadanía, cómo se atacan los medios de comunicación y cómo se crea un ambiente de confrontación constante. ¡Parece sacado de una novela!
Sin embargo, Guillén también lanzó un mensaje de esperanza: recordó que el pueblo costarricense es fuerte y sabe distinguir entre firmeza democrática y autoritarismo. Somos capaces de levantar la voz cuando vemos que algo va mal, y no permitiremos que ningún líder mesiánico nos imponga su voluntad. Liberación Nacional, según él, estará ahí para defender esos valores, con votos, con decencia y con la fuerza tranquila de la democracia. ¡Eso espero, mae!
Y hablando de fuerza tranquila, es importante recordar nuestra propia historia, llena de momentos difíciles donde supimos defendernos de regímenes autoritarios. Tenemos la memoria viva de luchas por la libertad, y sabemos que el camino hacia la democracia no es fácil, pero tampoco imposible. Es como intentar subir una colina empinada: te cansas, resbalas, pero sigues adelante porque sabes que al final hay una vista espectacular.
En fin, la cosa está servida. Esta visita de Chaves a El Salvador abre muchas preguntas y pone en alerta a la sociedad costarricense. ¿Estamos dispuestos a permitir que nuestros líderes se acerquen a modelos antidemocráticos? ¿Cómo podemos proteger nuestras instituciones y defender nuestros derechos frente a quienes buscan concentrar el poder? ¿Ustedes qué piensan, compas? ¡Déjenme sus opiniones abajo!
Para ponerle pausa, resulta que Chaves se va a reunir con Nayib Bukele este jueves. Ya saben, el tipo que ha hecho de El Salvador un experimento social bastante controversial. Algunos dicen que bajó la delincuencia, otros que pisoteó todos los contrapesos institucionales para lograrlo. Lo cierto es que ahí está, mandando y haciendo lo que se le antoja, y parece que a nuestro presidente le gusta eso. Casa Presidencial dice que es un encuentro bilateral, pero bueno, a estas alturas nadie se cree mucho lo que sale de Cocorí.
Guillén, en su publicación, no anduvo con rodeos: dijo que esta cercanía es señal de que Chaves y compañía están abrazando el miedo a la libertad, porque un gobernante que se junta con otro que hace lo que quiera es porque no le importa la ley ni el respeto a los derechos humanos. Puso el dedo en la llaga: mencionó a Laura Fernández y al supuesto ‘chavismo’ que estaría infiltrándose en nuestra política, intentando callar voces y atacando la inversión social y la educación pública. ¡Qué brete nos estamos metiendo!
Y ojo, que no es solamente la opinión del PLN. Muchos analistas políticos han advertido sobre este acercamiento, señalando que Bukele ha erosionado las bases de la democracia en El Salvador. No es simplemente admiración por la eficiencia, como pretenden vender desde el Gobierno. Es fascinación por tener poder absoluto, sin importar si se aplastan los derechos de la gente o se desmantelan las instituciones. Un poco como cuando uno se fascina con un chunche brillante, sin darse cuenta de que quizás no vale tanto la pena.
Recordemos que Costa Rica siempre se ha considerado un faro de democracia en América Latina, un ejemplo de paz y estabilidad. Pero con este tipo de movimientos, corremos el riesgo de perder esa imagen. Ya hemos visto cómo se intenta dividir a la ciudadanía, cómo se atacan los medios de comunicación y cómo se crea un ambiente de confrontación constante. ¡Parece sacado de una novela!
Sin embargo, Guillén también lanzó un mensaje de esperanza: recordó que el pueblo costarricense es fuerte y sabe distinguir entre firmeza democrática y autoritarismo. Somos capaces de levantar la voz cuando vemos que algo va mal, y no permitiremos que ningún líder mesiánico nos imponga su voluntad. Liberación Nacional, según él, estará ahí para defender esos valores, con votos, con decencia y con la fuerza tranquila de la democracia. ¡Eso espero, mae!
Y hablando de fuerza tranquila, es importante recordar nuestra propia historia, llena de momentos difíciles donde supimos defendernos de regímenes autoritarios. Tenemos la memoria viva de luchas por la libertad, y sabemos que el camino hacia la democracia no es fácil, pero tampoco imposible. Es como intentar subir una colina empinada: te cansas, resbalas, pero sigues adelante porque sabes que al final hay una vista espectacular.
En fin, la cosa está servida. Esta visita de Chaves a El Salvador abre muchas preguntas y pone en alerta a la sociedad costarricense. ¿Estamos dispuestos a permitir que nuestros líderes se acerquen a modelos antidemocráticos? ¿Cómo podemos proteger nuestras instituciones y defender nuestros derechos frente a quienes buscan concentrar el poder? ¿Ustedes qué piensan, compas? ¡Déjenme sus opiniones abajo!
