¡Aguante, pura vida! Parece mentira, pero nos estamos convirtiendo en el lugar soñado para esos eventos grandotes que dan vuelta por el mundo. El Buró de Convenciones anda chambeando a marchas forzadas para poner a Costa Rica en el mapa mundial como un destino de reuniones y conferencias, y no precisamente porque tenemos playas bonitas (aunque esas también ayudan, díganlo).
La movida ahora es apostarle duro a la sostenibilidad, la innovación y esa hospitalidad tica que nos caracteriza. Ya saben, recibir a la gente como si fueran familia, ofrecerles café chorrero y platanitos maduros, eso sí conquista corazones. Según dicen, hemos mejorado bastante en la organización de estos eventos, así que ya podemos competir con los países más chaparrones de la región.
Según la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones, este año andamos ubicados en el puesto ocho de Latinoamérica dentro del top ten de destinos con más reuniones. No es pa’ presumir, pero tampoco es pa’ darle coscorronas a nadie. Estamos dando pasos firmes, y eso es lo que importa. Pura voluntad y ganas de demostrarle al mundo que somos capaces de organizar eventos de primer nivel.
Lo interesante es cómo han hecho el rediseño de la marca. Se dice que buscaron inspiración en la naturaleza rica que tenemos. Le pusieron hojas, pajaritos, texturas tropicales... ¡parece salido del Parque Nacional Manuel Antonio! Además, usaron colores que te recuerdan los paisajes de Costa Rica. ¡Qué chiva! Lo que buscan es transmitir esa frescura, vitalidad y autenticidad que nos define como país.
Y no solo eso, sino que también le dieron un toque moderno y vanguardista a la imagen. Con diseños limpios y una paleta de colores fresca, quieren mostrar que estamos a la altura de cualquier otro destino turístico importante. La idea es dejar claro que no solamente somos arena y sol, sino también tecnología, innovación y compromiso con el medio ambiente. ¡Un brete!
Ahora bien, ¿qué significa esto para nosotros como costarricenses? Pues, mijo, implica una inyección económica para el país. Más turismo, más empleos, más oportunidades para nuestros emprendedores. Pero también implica una responsabilidad mayor: asegurar que todo se haga de forma sostenible y respetuosa con nuestro entorno. No queremos acabar como otros destinos que se vendieron al turismo masivo y perdieron su esencia. Ese sería un tremendo despiche.
Algunos expertos dicen que la clave está en diferenciarnos de otros destinos. Ellos creen que nuestra propuesta de valor pasa por combinar la belleza natural con la tecnología punta y la calidez humana. En otras palabras, ofrecer experiencias únicas que los asistentes no puedan encontrar en ningún otro lugar. ¿Se imaginan una conferencia de inteligencia artificial rodeada de selva tropical? ¡Eso sí es impactante!
En fin, parece que Costa Rica va por buen camino en cuanto al turismo de reuniones y eventos. Pero me pregunto, ¿será suficiente con cambiar la imagen de marca para atraer a los grandes organizadores de eventos? ¿O necesitamos invertir aún más en infraestructura y capacitación para estar a la altura de las circunstancias? ¡Dígame vos, qué piensa usted sobre este tema? Comparta sus ideas en el foro – a ver qué sale de ahí!
La movida ahora es apostarle duro a la sostenibilidad, la innovación y esa hospitalidad tica que nos caracteriza. Ya saben, recibir a la gente como si fueran familia, ofrecerles café chorrero y platanitos maduros, eso sí conquista corazones. Según dicen, hemos mejorado bastante en la organización de estos eventos, así que ya podemos competir con los países más chaparrones de la región.
Según la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones, este año andamos ubicados en el puesto ocho de Latinoamérica dentro del top ten de destinos con más reuniones. No es pa’ presumir, pero tampoco es pa’ darle coscorronas a nadie. Estamos dando pasos firmes, y eso es lo que importa. Pura voluntad y ganas de demostrarle al mundo que somos capaces de organizar eventos de primer nivel.
Lo interesante es cómo han hecho el rediseño de la marca. Se dice que buscaron inspiración en la naturaleza rica que tenemos. Le pusieron hojas, pajaritos, texturas tropicales... ¡parece salido del Parque Nacional Manuel Antonio! Además, usaron colores que te recuerdan los paisajes de Costa Rica. ¡Qué chiva! Lo que buscan es transmitir esa frescura, vitalidad y autenticidad que nos define como país.
Y no solo eso, sino que también le dieron un toque moderno y vanguardista a la imagen. Con diseños limpios y una paleta de colores fresca, quieren mostrar que estamos a la altura de cualquier otro destino turístico importante. La idea es dejar claro que no solamente somos arena y sol, sino también tecnología, innovación y compromiso con el medio ambiente. ¡Un brete!
Ahora bien, ¿qué significa esto para nosotros como costarricenses? Pues, mijo, implica una inyección económica para el país. Más turismo, más empleos, más oportunidades para nuestros emprendedores. Pero también implica una responsabilidad mayor: asegurar que todo se haga de forma sostenible y respetuosa con nuestro entorno. No queremos acabar como otros destinos que se vendieron al turismo masivo y perdieron su esencia. Ese sería un tremendo despiche.
Algunos expertos dicen que la clave está en diferenciarnos de otros destinos. Ellos creen que nuestra propuesta de valor pasa por combinar la belleza natural con la tecnología punta y la calidez humana. En otras palabras, ofrecer experiencias únicas que los asistentes no puedan encontrar en ningún otro lugar. ¿Se imaginan una conferencia de inteligencia artificial rodeada de selva tropical? ¡Eso sí es impactante!
En fin, parece que Costa Rica va por buen camino en cuanto al turismo de reuniones y eventos. Pero me pregunto, ¿será suficiente con cambiar la imagen de marca para atraer a los grandes organizadores de eventos? ¿O necesitamos invertir aún más en infraestructura y capacitación para estar a la altura de las circunstancias? ¡Dígame vos, qué piensa usted sobre este tema? Comparta sus ideas en el foro – a ver qué sale de ahí!