¡Ay, mi gente! Así estamos, con el TSE llamando a filas para unas elecciones que prometen ser... interesantes, por decir lo menos. El 1 de febrero del 2026 vamos a escoger al próximo presidente, vicepresidentes y 57 diputados, pero a ver, ¿en qué onda llegamos? Digamos que no es precisamente con el pie derecho, diay.
Según los politólogos, y eso de los politólogos siempre da para reflexionar, parece que estamos empezando este proceso con un montón de varas pendientes. Seguridad que va pa' arriba en cosas que no deberíamos, educación arrastrando las patas después de tantas huelgas y broncas, y la salud, bueno, la salud está pa' dar lástima con esas listas de espera que parecen sacadas de otra época. Un retroceso generalizado, dicen ellos, y la verdad, mirando para atrás, no se les puede negar el dato.
Y ni hablar de la polarización, ¡qué carga! Parece que nos hemos dividido en dos bandos irreconciliables. Estatistas contra defensores del libre mercado, conservadores versus progresistas… uno no sabe ya a quién creerle. Y encima, la gente se pone bravucona en las redes sociales, tirando improperios y acusaciones como si no hubiera un mañana. ¡Qué despiche!, porque a veces dan ganas de apagar el celular y vivir en una cabaña en el Cerro de la Muerte.
Lo de la desinformación es otra vaina aparte. Ahora con la inteligencia artificial, cualquiera puede inventar noticias falsas y sembrar la confusión. Troles por doquier, de todos los colores políticos, buscando echarle tizna a la imagen de los demás. ¡Parece que nos quieren lavar el coco a toda costa! La Contraloría, la Fiscalía, el Congreso… todo sirve para crear polémica y confundir a la gente. Uno ya no sabe qué creer, diay.
Pero no todo está perdido, mi pana. A pesar de todo este embrollo, todavía hay esperanza. Los candidatos tienen la oportunidad de ofrecer propuestas reales que conecten con la gente, que trasciendan la confrontación y que realmente mejoren la vida de los costarricenses. Necesitamos líderes que tengan visión, compromiso y, sobre todo, humildad para escuchar a la gente y entender sus necesidades.
Tenemos que recordar que la democracia no es un juego de niños. Requiere esfuerzo, diálogo y respeto mutuo. Tenemos que aprender a convivir con ideas diferentes, a debatir con argumentos y a buscar soluciones juntos. Porque al final, todos queremos lo mismo: un país próspero, seguro y justo para todos.
Ahora, hablando de fechas importantes, el TSE tiene todo planeado. Ya fijaron el periodo para presentar las candidaturas, los plazos para rendir cuentas financieras, y hasta prohíben al gobierno hacer propaganda estatal antes de las elecciones. ¡Todo bien reguladito para evitar trampas y asegurar que el proceso sea lo más limpio posible!
Entonces, mi compa, después de analizar todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que los candidatos estarán a la altura del desafío, o seguiremos viendo más de lo mismo? ¿Y qué medidas debería tomar el TSE para combatir la desinformación y proteger la integridad del proceso electoral?
Según los politólogos, y eso de los politólogos siempre da para reflexionar, parece que estamos empezando este proceso con un montón de varas pendientes. Seguridad que va pa' arriba en cosas que no deberíamos, educación arrastrando las patas después de tantas huelgas y broncas, y la salud, bueno, la salud está pa' dar lástima con esas listas de espera que parecen sacadas de otra época. Un retroceso generalizado, dicen ellos, y la verdad, mirando para atrás, no se les puede negar el dato.
Y ni hablar de la polarización, ¡qué carga! Parece que nos hemos dividido en dos bandos irreconciliables. Estatistas contra defensores del libre mercado, conservadores versus progresistas… uno no sabe ya a quién creerle. Y encima, la gente se pone bravucona en las redes sociales, tirando improperios y acusaciones como si no hubiera un mañana. ¡Qué despiche!, porque a veces dan ganas de apagar el celular y vivir en una cabaña en el Cerro de la Muerte.
Lo de la desinformación es otra vaina aparte. Ahora con la inteligencia artificial, cualquiera puede inventar noticias falsas y sembrar la confusión. Troles por doquier, de todos los colores políticos, buscando echarle tizna a la imagen de los demás. ¡Parece que nos quieren lavar el coco a toda costa! La Contraloría, la Fiscalía, el Congreso… todo sirve para crear polémica y confundir a la gente. Uno ya no sabe qué creer, diay.
Pero no todo está perdido, mi pana. A pesar de todo este embrollo, todavía hay esperanza. Los candidatos tienen la oportunidad de ofrecer propuestas reales que conecten con la gente, que trasciendan la confrontación y que realmente mejoren la vida de los costarricenses. Necesitamos líderes que tengan visión, compromiso y, sobre todo, humildad para escuchar a la gente y entender sus necesidades.
Tenemos que recordar que la democracia no es un juego de niños. Requiere esfuerzo, diálogo y respeto mutuo. Tenemos que aprender a convivir con ideas diferentes, a debatir con argumentos y a buscar soluciones juntos. Porque al final, todos queremos lo mismo: un país próspero, seguro y justo para todos.
Ahora, hablando de fechas importantes, el TSE tiene todo planeado. Ya fijaron el periodo para presentar las candidaturas, los plazos para rendir cuentas financieras, y hasta prohíben al gobierno hacer propaganda estatal antes de las elecciones. ¡Todo bien reguladito para evitar trampas y asegurar que el proceso sea lo más limpio posible!
Entonces, mi compa, después de analizar todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que los candidatos estarán a la altura del desafío, o seguiremos viendo más de lo mismo? ¿Y qué medidas debería tomar el TSE para combatir la desinformación y proteger la integridad del proceso electoral?
