¡Ay, pata negra! El fin de semana pasado nos tocó sudar la gota gorda con esos aguaceros que sacudieron al país. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ya hizo cuentas y dio a conocer que fueron 431 incidentes distribuidos en 30 cantones. Un buen susto, vamos.
Parece que Punarenas se llevó el peor gato, siendo el cantón más afectado. Ahí, en lugares como Bello Horizonte, Pueblo Redondo, Sardinal, Acapulco, Chómes, Judas y Orokú, unas 30 casas sufrieron daños considerables. Imagínate el panorama, compa… gente perdiendo hasta dónde vivir. Es una vara bien dura para esas familias.
Y ni hablar de las carreteras. Según la CNE, la ruta entre Puriscal y Parrita quedó castigada, igual que la que conecta Monteverde con Sardinal, y la de Santa Eulalia de Atenas hacia el Puente de Piedra en Grecia. Movilidad cero, pura bronca para quienes necesitaban moverse. Uno se queda pensando qué le harán a estas infraestructuras, porque así no podemos avanzar, diay.
Pero bueno, hay luz al final del túnel. Después de varios días en albergues, unas 380 personas ya están regresando a sus hogares de forma gradual. Eso sí, con toda la precaución del mundo. Los comités municipales de emergencia siguen trabajando a marchas forzadas para atender las necesidades de los damnificados en cada cantón, brindando apoyo y buscando soluciones rápidas. Se nota que la gente está echándole ganas, tratando de salir adelante pese a todo.
En el Valle Central, Zaragoza de Palmares, en Alajuela, también recibió unos golpes fuertes. Varias casas quedaron afectadas por las lluvias intensas. Además, en Desamparados, San José, los ríos Tiribí y Montecarlo decidieron desbordarse, generando problemas tanto en viviendas como en carreteras. ¡Qué chimba de problema! Ahora toca limpiar el desastre y recuperar la normalidad.
La CNE ha recordado a to’os que estamos en alerta amarilla, así que hay que mantener los ojos abiertos. No vaya a ser que la cosa empeore y tengamos que lidiar con nuevas inundaciones o deslizamientos. Alejandro Picado, el jefe de la CNE, nos aconsejó que estemos atentos a cualquier señal de peligro, especialmente si vemos crecer los ríos o quebradas, o si los sistemas de alcantarillado empiezan a colapsar. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad?
Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), todavía quedan aguaceros por venir, sobre todo en las tardes. Así que, aunque el sol esté brillando, no hay que bajar la guardia. Tenemos que estar preparados para lo que pueda pasar y actuar con responsabilidad para proteger nuestras vidas y las de nuestros vecinos. Que nadie se confíe, porque la naturaleza puede mandar, y con ganas. Aquí somos tranquilos pero siempre listos para lo que venga, chunches.
En fin, la recuperación avanza lentamente, pero ahí vamos. Todavía hay mucho por hacer, pero el espíritu tico sigue intacto: solidaridad, resiliencia y ganas de superarnos. Pero me pregunto, ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos para evitar que situaciones como esta se repitan con tanta frecuencia y afecten a tantas familias?
Parece que Punarenas se llevó el peor gato, siendo el cantón más afectado. Ahí, en lugares como Bello Horizonte, Pueblo Redondo, Sardinal, Acapulco, Chómes, Judas y Orokú, unas 30 casas sufrieron daños considerables. Imagínate el panorama, compa… gente perdiendo hasta dónde vivir. Es una vara bien dura para esas familias.
Y ni hablar de las carreteras. Según la CNE, la ruta entre Puriscal y Parrita quedó castigada, igual que la que conecta Monteverde con Sardinal, y la de Santa Eulalia de Atenas hacia el Puente de Piedra en Grecia. Movilidad cero, pura bronca para quienes necesitaban moverse. Uno se queda pensando qué le harán a estas infraestructuras, porque así no podemos avanzar, diay.
Pero bueno, hay luz al final del túnel. Después de varios días en albergues, unas 380 personas ya están regresando a sus hogares de forma gradual. Eso sí, con toda la precaución del mundo. Los comités municipales de emergencia siguen trabajando a marchas forzadas para atender las necesidades de los damnificados en cada cantón, brindando apoyo y buscando soluciones rápidas. Se nota que la gente está echándole ganas, tratando de salir adelante pese a todo.
En el Valle Central, Zaragoza de Palmares, en Alajuela, también recibió unos golpes fuertes. Varias casas quedaron afectadas por las lluvias intensas. Además, en Desamparados, San José, los ríos Tiribí y Montecarlo decidieron desbordarse, generando problemas tanto en viviendas como en carreteras. ¡Qué chimba de problema! Ahora toca limpiar el desastre y recuperar la normalidad.
La CNE ha recordado a to’os que estamos en alerta amarilla, así que hay que mantener los ojos abiertos. No vaya a ser que la cosa empeore y tengamos que lidiar con nuevas inundaciones o deslizamientos. Alejandro Picado, el jefe de la CNE, nos aconsejó que estemos atentos a cualquier señal de peligro, especialmente si vemos crecer los ríos o quebradas, o si los sistemas de alcantarillado empiezan a colapsar. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad?
Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), todavía quedan aguaceros por venir, sobre todo en las tardes. Así que, aunque el sol esté brillando, no hay que bajar la guardia. Tenemos que estar preparados para lo que pueda pasar y actuar con responsabilidad para proteger nuestras vidas y las de nuestros vecinos. Que nadie se confíe, porque la naturaleza puede mandar, y con ganas. Aquí somos tranquilos pero siempre listos para lo que venga, chunches.
En fin, la recuperación avanza lentamente, pero ahí vamos. Todavía hay mucho por hacer, pero el espíritu tico sigue intacto: solidaridad, resiliencia y ganas de superarnos. Pero me pregunto, ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos para evitar que situaciones como esta se repitan con tanta frecuencia y afecten a tantas familias?