¡Ay, Dios mío, qué crack! Quién iba a decir que un mae paila como Carlos Lastres, salido directo de San José, iba a estar dando vueltas en Japón haciendo cosas increíbles en el mundo del diseño y la tecnología. La verdad, esta historia te levanta el ánimo porque demuestra que, aunque seas un grano de arena, puedes hacer olas si te echas ganas.
Lastres, un ingeniero de sistemas con un MBA y más de quince años de experiencia, no se conformó con lo típico de buscar chamba en alguna multinacional aquí en Costa Rica. No, él buscaba ir más allá, combinar la lógica de la programación con la belleza del diseño y entender cómo esos dos mundos podían resolver problemas reales para la gente. Ese era su brete, su pasión, su meta.
Imagínate, el tipo primero se fue a China, a meterle duro a esa cultura de trabajo intenso y siempre buscando nuevas ideas, como dicen ellos, “start-up mindset”. Después, dio el salto a Japón, un país conocido por su disciplina, su innovación y su amor por la tecnología. Ahí encontró su terreno fértil, mostrando que un tico puede competir –y ganar– en cualquier parte del mundo, diay.
No estamos hablando de un simple diseñador web, no señor. Este mae es Senior Product Designer y consultor global, trabajando con empresas de renombre como Toei Studios de Japón, creando identidades visuales impactantes, desarrollando páginas web intuitivas y ayudando a estas compañías a crecer. Sus proyectos no son solo bonitos; tienen un propósito, buscan solucionar necesidades específicas de los usuarios.
Y eso no es todo, porque Lastres también le pone mucho empeño a la accesibilidad, a que la tecnología sea inclusiva y empática. Se preocupa de que las personas con discapacidades puedan utilizar sus productos sin problemas, y busca crear soluciones que mejoren la vida de las personas, no solo generar ganancias. Eso sí que es tener conciencia social, mi pana.
Para nosotros, los costarricenses, la historia de Carlos Lastres es una inyección de motivación. Nos muestra que no importa el tamaño de nuestro país; podemos exportar talento y conocimiento a cualquier rincón del planeta. Demuestra que la combinación de ingeniería, diseño y marketing es una fórmula poderosa para generar valor y diferenciación en un mercado competitivo. Además, nos enseña que salir de nuestra zona de confort, aprender de otras culturas y adaptarnos a nuevos entornos puede abrirnos puertas inimaginables.
Actualmente, Lastres está metido de lleno en un proyecto llamado AnimaEcho, que suena súper futurista. Es una especie de asistente holográfica con inteligencia artificial inspirada en la cultura anime japonesa. El objetivo es combatir la soledad urbana y brindar compañía digital a las personas, especialmente en Latinoamérica. ¡Qué nivel!, ¿verdad?
En fin, Carlos Lastres es un ejemplo a seguir para todos aquellos que sueñan con trascender fronteras y dejar huella en el mundo. Es un orgullo nacional que nos demuestra que con esfuerzo, dedicación y una pizca de maña, podemos lograr metas que parecen imposibles. Ahora, dime tú: ¿crees que la clave para el éxito internacional de Carlos Lastres reside más en su talento individual o en su capacidad de adaptación a diferentes culturas?
Lastres, un ingeniero de sistemas con un MBA y más de quince años de experiencia, no se conformó con lo típico de buscar chamba en alguna multinacional aquí en Costa Rica. No, él buscaba ir más allá, combinar la lógica de la programación con la belleza del diseño y entender cómo esos dos mundos podían resolver problemas reales para la gente. Ese era su brete, su pasión, su meta.
Imagínate, el tipo primero se fue a China, a meterle duro a esa cultura de trabajo intenso y siempre buscando nuevas ideas, como dicen ellos, “start-up mindset”. Después, dio el salto a Japón, un país conocido por su disciplina, su innovación y su amor por la tecnología. Ahí encontró su terreno fértil, mostrando que un tico puede competir –y ganar– en cualquier parte del mundo, diay.
No estamos hablando de un simple diseñador web, no señor. Este mae es Senior Product Designer y consultor global, trabajando con empresas de renombre como Toei Studios de Japón, creando identidades visuales impactantes, desarrollando páginas web intuitivas y ayudando a estas compañías a crecer. Sus proyectos no son solo bonitos; tienen un propósito, buscan solucionar necesidades específicas de los usuarios.
Y eso no es todo, porque Lastres también le pone mucho empeño a la accesibilidad, a que la tecnología sea inclusiva y empática. Se preocupa de que las personas con discapacidades puedan utilizar sus productos sin problemas, y busca crear soluciones que mejoren la vida de las personas, no solo generar ganancias. Eso sí que es tener conciencia social, mi pana.
Para nosotros, los costarricenses, la historia de Carlos Lastres es una inyección de motivación. Nos muestra que no importa el tamaño de nuestro país; podemos exportar talento y conocimiento a cualquier rincón del planeta. Demuestra que la combinación de ingeniería, diseño y marketing es una fórmula poderosa para generar valor y diferenciación en un mercado competitivo. Además, nos enseña que salir de nuestra zona de confort, aprender de otras culturas y adaptarnos a nuevos entornos puede abrirnos puertas inimaginables.
Actualmente, Lastres está metido de lleno en un proyecto llamado AnimaEcho, que suena súper futurista. Es una especie de asistente holográfica con inteligencia artificial inspirada en la cultura anime japonesa. El objetivo es combatir la soledad urbana y brindar compañía digital a las personas, especialmente en Latinoamérica. ¡Qué nivel!, ¿verdad?
En fin, Carlos Lastres es un ejemplo a seguir para todos aquellos que sueñan con trascender fronteras y dejar huella en el mundo. Es un orgullo nacional que nos demuestra que con esfuerzo, dedicación y una pizca de maña, podemos lograr metas que parecen imposibles. Ahora, dime tú: ¿crees que la clave para el éxito internacional de Carlos Lastres reside más en su talento individual o en su capacidad de adaptación a diferentes culturas?