Mae, hay tortas y hay TORTAS en la política tica, y la que se acaba de jalar el Partido Pueblo Soberano está para enmarcarla y ponerle un lacito. Resulta que en medio de su fervor proselitista, a alguien se le ocurrió la brillante idea de usar la canción “Bandera”, del legendario Dionisio Cabal, como si fuera un jingle de turno. ¿El problema? Nadie pidió permiso. Ahora, la familia del fallecido cantautor les está pasando una factura que quita el hipo: nada más y nada menos que 60 millones de colones. ¡Qué sal la que se echaron encima!
La vara se puso seria el pasado 12 de septiembre, cuando Aurelia Trejos, viuda de Cabal y una tremenda cantante por derecho propio, junto a su hijo Antonio Cabal, presentaron la demanda formal. No andan con rodeos. El abogado de la familia, Walter Brenes, desglosó el cobro, y aquí es donde la cosa se pone interesante. No es solo un reclamo por no pagar la licencia, que eso ya sería un papelón. La demanda pide ₡25 millones por la violación de los derechos patrimoniales (la plata, para que nos entendamos). Pero además, están pidiendo otros ₡25 millones por el daño a los derechos morales del autor y ₡10 milloncitos más por el daño moral a la propia Aurelia como intérprete. O sea, el mensaje es claro: no solo usaron el chunche sin pagar, sino que manosearon un legado.
Y es que seamos honestos, “Bandera” no es cualquier pieza. Es una de esas canciones que se sienten en el ADN, que evocan un patriotismo puro, casi sagrado, muy lejos del circo político que a veces nos recetan. La familia argumenta exactamente eso: que el espíritu de la canción y los valores del Grupo Cantares, del que Cabal fue pilar, son la antítesis de un acto politiquero. Usar “Bandera” en un mitin es como usar la salsa Lizano para endulzar el café; simplemente no va, es un sacrilegio cultural. Es evidente que para los herederos de Cabal, esta vara va mucho más allá de la plata; se trata de respeto a la memoria y al propósito con el que fue creada una obra tan icónica.
Desde el punto de vista estratégico, esto es un autogolazo para Pueblo Soberano que podría costarles carísimo en imagen. Este despiche los pinta de cuerpo entero como descuidados, o peor aún, como oportunistas que creen que los símbolos nacionales son de uso libre para su beneficio. En plena era de la información, donde un correo o una llamada pueden aclarar los derechos de una obra en minutos, este tipo de error es casi imperdonable. La pregunta que muchos se harán es: si no pueden ni con el brete básico de revisar los derechos de autor de una canción tan famosa, ¿cómo pretenden manejar las complejidades de un país? Este tipo de errores son los que hacen que un proyecto político empiece a irse al traste antes de despegar.
Al final, este pleito legal nos deja una lección importante sobre el valor de nuestra cultura y el respeto que merece. No todo se vale en la guerra por los votos, y el legado de artistas como Dionisio Cabal es un tesoro que no debería ser utilizado como munición política barata. La demanda ya está en la mesa y ahora le tocará a Pueblo Soberano decidir si pagan para apagar el incendio o si se arriesgan a un juicio que, ganen o pierdan, ya les dejó una mancha gigante en su bandera. Diay, maes, ahora les pregunto a ustedes: ¿Fue pura negligencia del partido o es que de verdad creyeron que se podían salir con la suya? ¡Los leo en los comentarios!
La vara se puso seria el pasado 12 de septiembre, cuando Aurelia Trejos, viuda de Cabal y una tremenda cantante por derecho propio, junto a su hijo Antonio Cabal, presentaron la demanda formal. No andan con rodeos. El abogado de la familia, Walter Brenes, desglosó el cobro, y aquí es donde la cosa se pone interesante. No es solo un reclamo por no pagar la licencia, que eso ya sería un papelón. La demanda pide ₡25 millones por la violación de los derechos patrimoniales (la plata, para que nos entendamos). Pero además, están pidiendo otros ₡25 millones por el daño a los derechos morales del autor y ₡10 milloncitos más por el daño moral a la propia Aurelia como intérprete. O sea, el mensaje es claro: no solo usaron el chunche sin pagar, sino que manosearon un legado.
Y es que seamos honestos, “Bandera” no es cualquier pieza. Es una de esas canciones que se sienten en el ADN, que evocan un patriotismo puro, casi sagrado, muy lejos del circo político que a veces nos recetan. La familia argumenta exactamente eso: que el espíritu de la canción y los valores del Grupo Cantares, del que Cabal fue pilar, son la antítesis de un acto politiquero. Usar “Bandera” en un mitin es como usar la salsa Lizano para endulzar el café; simplemente no va, es un sacrilegio cultural. Es evidente que para los herederos de Cabal, esta vara va mucho más allá de la plata; se trata de respeto a la memoria y al propósito con el que fue creada una obra tan icónica.
Desde el punto de vista estratégico, esto es un autogolazo para Pueblo Soberano que podría costarles carísimo en imagen. Este despiche los pinta de cuerpo entero como descuidados, o peor aún, como oportunistas que creen que los símbolos nacionales son de uso libre para su beneficio. En plena era de la información, donde un correo o una llamada pueden aclarar los derechos de una obra en minutos, este tipo de error es casi imperdonable. La pregunta que muchos se harán es: si no pueden ni con el brete básico de revisar los derechos de autor de una canción tan famosa, ¿cómo pretenden manejar las complejidades de un país? Este tipo de errores son los que hacen que un proyecto político empiece a irse al traste antes de despegar.
Al final, este pleito legal nos deja una lección importante sobre el valor de nuestra cultura y el respeto que merece. No todo se vale en la guerra por los votos, y el legado de artistas como Dionisio Cabal es un tesoro que no debería ser utilizado como munición política barata. La demanda ya está en la mesa y ahora le tocará a Pueblo Soberano decidir si pagan para apagar el incendio o si se arriesgan a un juicio que, ganen o pierdan, ya les dejó una mancha gigante en su bandera. Diay, maes, ahora les pregunto a ustedes: ¿Fue pura negligencia del partido o es que de verdad creyeron que se podían salir con la suya? ¡Los leo en los comentarios!
