Mae, seamos honestos. Llega el 15 de setiembre y la pregunta del millón es: ¿qué hacemos? Para muchos, la tradición manda: ir al desfile del pueblo, ver a los chiquitos con los trajes típicos y cantar el himno con la mano en el pecho. ¡Y todo bien! Pero para otros, la idea de meterse entre un gentío no es precisamente el plan soñado. Diay, parece que el sector comercial se dio cuenta de esta vara y, en lugar de solo poner banderitas, decidieron tirarse al agua con una oferta de actividades que, la verdad, suena bastante tentadora. Desde desfiles de faroles en pasillos con aire acondicionado hasta bufés de comida tica que amenazan cualquier dieta, la celebración de la independencia se está reinventando en los lugares que ya forman parte de nuestra rutina.
La movida en los centros comerciales está interesante. Ya no es solo ir a vitrinear o al cine. Por ejemplo, en Lincoln Plaza se van a mandar con el clásico Desfile de Faroles y el canto del Himno, una opción perfecta para los que quieren vivir la tradición sin complicaciones. Pero la vara que más me llamó la atención es en Heredia, en el C3 Corporate Center, donde van a montar un Mercadito de Emprendimientos. ¡Qué chiva! O sea, además de celebrar, uno puede ir a apoyar el brete de gente que la está pulseando con negocios locales. Y para los que andan por San Pedro, el mall va a tener música en vivo nada más y nada menos que con la Banda de Acosta. Mae, recordemos que esa gente nos representó en el Desfile de las Rosas, ¡qué carga! Es tener un espectáculo de primer nivel mientras uno se come un helado. Hasta un spot para la foto patriótica con la Fuente de la Hispanidad de fondo tienen listo. El que no celebra es porque no quiere.
Ahora, si usted es de los míos, de los que piensa que patria también se hace con un buen tenedor, agárrese. Los hoteles se pusieron las pilas y armaron una ofensiva gastronómica que es casi un deber cívico explorar. La cadena Marriott, por ejemplo, sacó la artillería pesada con siete bufés diferentes con la consigna “all you can eat”. Estamos hablando de un recorrido culinario por las siete provincias sin salir de Alajuela, o de un “Power Lunch” en Belén con bistec encebollado, picadillos y tres leches de horchata. ¡Horchata! La oferta es tan variada que hay desde la clásica olla de carne y el chifrijo, hasta delicias caribeñas como el rondón y el rice and beans. La idea de tener estaciones en vivo de tortillas palmeadas y chorreadas con café y agua dulce es, simplemente, una genialidad. Una oferta que, sinceramente, está a cachete.
Pero más allá del negocio y de la comida, hay algo de fondo en todo esto. Como decía una vocera de Portafolio Inmobiliario, la idea es integrar actividades de valor cultural que unan a la gente. Y tiene sentido. No todo el mundo tiene la facilidad de ir a los actos cívicos centrales o a las celebraciones más tradicionales. Acercar estas experiencias a los lugares donde la gente ya pasa su tiempo libre es una forma de mantener vivas las costumbres y, de paso, fortalecer ese sentido de comunidad que a veces se nos pierde en la corredera del día a día. Es una versión moderna de la plaza del pueblo, donde en vez de una iglesia y una pulpería, hay un cine y un food court. La vara es que el sentimiento de orgullo y de pertenencia encuentre nuevos espacios para manifestarse.
Al final, ya sea con el farol hecho en casa o con un plato de arroz con pollo del bufé, lo importante es conectar con lo que significa ser tico. La paleta de opciones para celebrar estos 204 años de vida independiente es más amplia que nunca, y eso es una buena noticia. Hay para los puristas, para los foodies, para las familias con güilas pequeños y para los que solo buscan un buen plan para el feriado. Se demuestra que el patriotismo no tiene un solo uniforme; a veces lleva traje típico y a veces, simplemente, un buen apetito. Ahora la pregunta es para ustedes, maes: ¿Son del equipo tradicionalista que no cambia el desfile del pueblo por nada, o se animan a probar una de estas nuevas formas de celebrar? ¿O quizás tienen otro plan secreto para el 15? ¡Cuenten todo en los comentarios!
La movida en los centros comerciales está interesante. Ya no es solo ir a vitrinear o al cine. Por ejemplo, en Lincoln Plaza se van a mandar con el clásico Desfile de Faroles y el canto del Himno, una opción perfecta para los que quieren vivir la tradición sin complicaciones. Pero la vara que más me llamó la atención es en Heredia, en el C3 Corporate Center, donde van a montar un Mercadito de Emprendimientos. ¡Qué chiva! O sea, además de celebrar, uno puede ir a apoyar el brete de gente que la está pulseando con negocios locales. Y para los que andan por San Pedro, el mall va a tener música en vivo nada más y nada menos que con la Banda de Acosta. Mae, recordemos que esa gente nos representó en el Desfile de las Rosas, ¡qué carga! Es tener un espectáculo de primer nivel mientras uno se come un helado. Hasta un spot para la foto patriótica con la Fuente de la Hispanidad de fondo tienen listo. El que no celebra es porque no quiere.
Ahora, si usted es de los míos, de los que piensa que patria también se hace con un buen tenedor, agárrese. Los hoteles se pusieron las pilas y armaron una ofensiva gastronómica que es casi un deber cívico explorar. La cadena Marriott, por ejemplo, sacó la artillería pesada con siete bufés diferentes con la consigna “all you can eat”. Estamos hablando de un recorrido culinario por las siete provincias sin salir de Alajuela, o de un “Power Lunch” en Belén con bistec encebollado, picadillos y tres leches de horchata. ¡Horchata! La oferta es tan variada que hay desde la clásica olla de carne y el chifrijo, hasta delicias caribeñas como el rondón y el rice and beans. La idea de tener estaciones en vivo de tortillas palmeadas y chorreadas con café y agua dulce es, simplemente, una genialidad. Una oferta que, sinceramente, está a cachete.
Pero más allá del negocio y de la comida, hay algo de fondo en todo esto. Como decía una vocera de Portafolio Inmobiliario, la idea es integrar actividades de valor cultural que unan a la gente. Y tiene sentido. No todo el mundo tiene la facilidad de ir a los actos cívicos centrales o a las celebraciones más tradicionales. Acercar estas experiencias a los lugares donde la gente ya pasa su tiempo libre es una forma de mantener vivas las costumbres y, de paso, fortalecer ese sentido de comunidad que a veces se nos pierde en la corredera del día a día. Es una versión moderna de la plaza del pueblo, donde en vez de una iglesia y una pulpería, hay un cine y un food court. La vara es que el sentimiento de orgullo y de pertenencia encuentre nuevos espacios para manifestarse.
Al final, ya sea con el farol hecho en casa o con un plato de arroz con pollo del bufé, lo importante es conectar con lo que significa ser tico. La paleta de opciones para celebrar estos 204 años de vida independiente es más amplia que nunca, y eso es una buena noticia. Hay para los puristas, para los foodies, para las familias con güilas pequeños y para los que solo buscan un buen plan para el feriado. Se demuestra que el patriotismo no tiene un solo uniforme; a veces lleva traje típico y a veces, simplemente, un buen apetito. Ahora la pregunta es para ustedes, maes: ¿Son del equipo tradicionalista que no cambia el desfile del pueblo por nada, o se animan a probar una de estas nuevas formas de celebrar? ¿O quizás tienen otro plan secreto para el 15? ¡Cuenten todo en los comentarios!
