¡Ay, Dios mío! Resulta que el proyecto para darle una chinchorrada decente al Hospital de Guápiles lleva cuatro años atascado, y pa' colmo, ni siquiera han avanzado un poquito. Un informe de la Auditoría Interna de la CCSS nos cayó como balde de agua fría, demostrando que este brete está más complicado que un atasco en el Paso Monteverde un viernes.
La idea era tener listo el hospital renovado hace rato, pero según el Portafolio Institucional de Proyectos, todavía estamos en la etapa de preinversión. Eso significa que mientras tanto, los pacientes siguen aguantándose las pésimas condiciones y el personal médico trabajando con recursos limitadísimos. ¡Qué sal!
El plan original decía que la licitación iba a empezar en septiembre del 2025, pero al 31 de octubre ni rastro del concurso en el Sicop. La Auditoría dice que ahora la licitación podría arrancar dentro de un año... ¡Un año más de espera! Esto, amigos míos, afecta directamente la calidad de la atención médica que reciben nuestros vecinos de Guápiles y alrededores. Pa’ qué tantos discursos si al final todo sigue igual?
Este proyecto, que costaría unos 22 mil millones de colones, debía traer mejoras significativas: desde salas de emergencia más amplias hasta nuevas áreas de hospitalización y una lavandería digna. Pensé que con esa lana íbamos a tener un hospital a full, pero parece que la plata se va perdiendo en papeleos y trámites interminables. ¡Qué cargada!
Los responsables del proyecto, Luis Orias y William Rodríguez, justifican el retraso argumentando que el hospital actual está viejo y saturado, y que la ubicación dificulta la expansión. Han optado por una reconstrucción total en el mismo terreno, incluso contemplando expropiaciones futuras para ampliarlo. Pero bueno, explicar, explicar, pa’ eso sirve… ¿No sería mejor simplemente hacer las cosas bien desde el principio?
La verdad es que dividir el proyecto en tres etapas suena a receta para el desastre. La Auditoría señala que esto puede generar incertidumbre, duplicidad de estudios y un posible aumento de costos por reprocesos. Cada etapa requiere sus propios permisos, financiamiento y contrataciones, lo cual abre la puerta a más demoras y complicaciones. ¡Una vaina más encima!
Y no olvidemos el clamor de los trabajadores del área de emergencias que hicieron una huelga el año pasado precisamente por las malas condiciones del hospital. Pacientes esperando horas para ser atendidos, camas insuficientes, equipos averiados... historias que te ponen la piel de gallina. Una señora de Las Gardenias tuvo que esperar horas con su niña enferma. Esto es inadmisible, diay.
En fin, la situación del Hospital de Guápiles es un verdadero reflejo de lo que pasa con muchos proyectos públicos en nuestro país: promesas incumplidas, burocracia excesiva y una falta preocupante de eficiencia. Entonces, tengo que preguntarles a ustedes, compas del Foro: ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantándonos estas chinchorreadas y quién crees que realmente le importa mejorar la salud de la gente en Guápiles?
La idea era tener listo el hospital renovado hace rato, pero según el Portafolio Institucional de Proyectos, todavía estamos en la etapa de preinversión. Eso significa que mientras tanto, los pacientes siguen aguantándose las pésimas condiciones y el personal médico trabajando con recursos limitadísimos. ¡Qué sal!
El plan original decía que la licitación iba a empezar en septiembre del 2025, pero al 31 de octubre ni rastro del concurso en el Sicop. La Auditoría dice que ahora la licitación podría arrancar dentro de un año... ¡Un año más de espera! Esto, amigos míos, afecta directamente la calidad de la atención médica que reciben nuestros vecinos de Guápiles y alrededores. Pa’ qué tantos discursos si al final todo sigue igual?
Este proyecto, que costaría unos 22 mil millones de colones, debía traer mejoras significativas: desde salas de emergencia más amplias hasta nuevas áreas de hospitalización y una lavandería digna. Pensé que con esa lana íbamos a tener un hospital a full, pero parece que la plata se va perdiendo en papeleos y trámites interminables. ¡Qué cargada!
Los responsables del proyecto, Luis Orias y William Rodríguez, justifican el retraso argumentando que el hospital actual está viejo y saturado, y que la ubicación dificulta la expansión. Han optado por una reconstrucción total en el mismo terreno, incluso contemplando expropiaciones futuras para ampliarlo. Pero bueno, explicar, explicar, pa’ eso sirve… ¿No sería mejor simplemente hacer las cosas bien desde el principio?
La verdad es que dividir el proyecto en tres etapas suena a receta para el desastre. La Auditoría señala que esto puede generar incertidumbre, duplicidad de estudios y un posible aumento de costos por reprocesos. Cada etapa requiere sus propios permisos, financiamiento y contrataciones, lo cual abre la puerta a más demoras y complicaciones. ¡Una vaina más encima!
Y no olvidemos el clamor de los trabajadores del área de emergencias que hicieron una huelga el año pasado precisamente por las malas condiciones del hospital. Pacientes esperando horas para ser atendidos, camas insuficientes, equipos averiados... historias que te ponen la piel de gallina. Una señora de Las Gardenias tuvo que esperar horas con su niña enferma. Esto es inadmisible, diay.
En fin, la situación del Hospital de Guápiles es un verdadero reflejo de lo que pasa con muchos proyectos públicos en nuestro país: promesas incumplidas, burocracia excesiva y una falta preocupante de eficiencia. Entonces, tengo que preguntarles a ustedes, compas del Foro: ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantándonos estas chinchorreadas y quién crees que realmente le importa mejorar la salud de la gente en Guápiles?